martes, 26 de marzo de 2013

'La herencia de Eszter' de Sándor Márai

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Título: La herencia de Eszter (Eszter Hagyateka)
Autor: Sándor Márai
Traducción: Judit Xantus Szarvas
Editorial: Salamandra (junio 2011)
Año de publicación: 1939
Páginas: 160
Precio: 6 euros


Sándor Márai ha sido mi gran descubrimiento de este año, tal y como lo fueron en su momento autores que ahora me encantan como Houellebecq, Modiano o Don DeLillo. Sin saber muy bien por qué, de repente conectas de una manera brutal con un autor, sus novelas te absorben de tal manera que consigues meterme muy dentro de ellas. A ello contribuye, está claro, que se trata de autores muy buenos, tanto en estilo como por las historias que cuentan, diferentes, originales y únicas. Tengo claro que cuando haga a final del año el tradicional resumen de mis mejores lecturas del año, ahí estará Márai, y que repetiré una y otra vez con él. Descubrir a un autor de esta talla, un autor con mayúsculas, es siempre un gran placer, y sin duda, uno de los motivos por los que me parece tan interesante el mundo de los blogs literarios, ya que no lo conocía y lo he descubierto tras verlo en varios blogs, ya que, por desgracia, no es un autor muy masivo, aunque lo merezca.

Estatua de Márai en Kassa

La herencia de Eszter es una novela muy breve, apenas un centenar de páginas, que, sin embargo, contiene varios temas de una gran profundidad, así como una historia intensa difícil de olvidar. La traición, la soledad, la oscuridad tanto exterior como interior, que ahoga a los personajes, que les arrastra a comportamientos erróneos que les pasarán factura de una manera definitiva y dolorosa. Eszter es una mujer madura que ha perdido ya a todos sus familiares directos, su hermana y padres ya fallecidos, y que vive sola en lo único que le queda, la casa familiar, junto a la vieja Nunu, una mujer que llegó un día a la casa y se quedó en ella para cuidar de esta y de Eszter. La casa no tiene electricidad, y ese ambiente oscuro y opresor, a la luz de las velas, en una casa en silencio, se mantiene a lo largo de la historia como un manto que ahoga a las protagonistas y las entierra en ese mundo opresor. Eszter no se ha casado nunca, sin embargo vive con el dolor de haberse enamorado de Lajos, un sinvergüenza que la traicionó casándose finalmente con su hermana y que poco a poco ha ido quedándose con todas las posesiones de la familia, como un ave de rapiña. Ahora, Lajos vuelve una vez más con la intención de, con sus artes de seducción, despojar a Eszter de lo único que le queda ya, el hogar familiar, y con él sus últimas esperanzas, su paz y sus últimos años de vida con tranquilidad.


Casa de Márai en Kassa

No solo la historia atrapa por su gran cantidad de emociones y sentimientos encontrados, por la contradicción de los sentimientos de Eszter y sus reacciones que, aunque en parte podemos comprender, no compartimos, sino también por la atmósfera que el autor logra crear y que impregna toda la novela. Esa sensación de impotencia, de pérdida antes de que la pérdida misma llegue, de inevitabilidad. La historia nos la cuenta la propia Eszter a cuyo lado nos posicionamos inmediatamente, con la que sentimos el peso de esa soledad, de esa herencia familiar que poco a poco se le va escapando entre los dedos, ese amor no consumado, esos años perdidos en soledad, en esa casa opresiva de la que se nos cuenta poco pero que podemos imaginar en tinieblas, con el sonido repetitivo de un reloj, muebles pesados y una capa de polvo que envuelve también a las protagonistas, dos mujeres que son ya pasado, que no cuentan para nadie, frente a la vitalidad de Lajos, un vividor, estafador y manipulador, que no duda en usar toda su palabrería cuando se trata de conseguir lo que quiere.

Kassa, ciudad natal de escritor


A pesar de que la prosa de la novela es magnífica, no es nada compleja, al contrario, directa, sencilla que no simple, la lectura de esta breve novela se desliza ante nosotros y sin darnos cuenta llegamos al tremendo desenlace de la novela. Sándor Márai, como comentaba al comienzo de esta reseña, es un autor con mayúsculas, que auna lo que para mí es fundamental en una novela: una prosa muy cuidada con historias que atrapan desde la primera a la última página.

Sándor Márai


Sándor Márai, nació en la localidad de Kassa (actualmente en Eslovaquia y en aquel entonces perteneciente al Reino de Hungría). A pesar de que fue un autor de gran prestigio, con la ocupación soviética de Hungría tuvo que abandonar su país y emigrar a Estados Unidos al ser tachado de "burgués". Su obra fue prohibida en Hungría, haciéndole caer en el olvido, y no sería hasta el fin del comunismo en su país natal cuando su obra fue redescubierta en todo el mundo. En 1989 Márai se suicidó con un arma de fuego, cuando tan solo faltaban unos meses para la caída del Muro de Berlín

miércoles, 20 de marzo de 2013

'La librería ambulante' de Christopher Morley

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Título: La librería ambulante (Parnassus on Wheels)
Autor: Chistopher Morley
Traducción: Juan Sebastián Cárdenas
Editorial: Periférica (enero 2012)
Año de publicación: 1917
Páginas: 182
Precio: 16,75 euros

"¡Dios!", dijo, "cuando le vendes un libro a alguien no solamente le estás vendiendo doce onzas de papel, tinta y pegamento. Le estás vendiendo una vida totalmente nueva. Amor, amistad y humor y barcos que navegan en la noche. En un libro cabe todo, el cielo y la tierra, en un libro de verdad, quiero decir". 

Creo que leer un buen libro te hace modesto. Cuando uno logra ver con lucidez el interior de la naturaleza humana, cosa que te proporcionan los grandes libros, uno siente la necesidad de hacerse pequeño. Es como mirar la Osa Mayor en una noche clara o como ver el amanecer en invierno cuando uno va a recoger los huevos de la mañana. Y cualquier cosa que te haga sentir pequeño es maravillosamente buena.

Pese a los bonitos fragmentos de La librería ambulante con los que abro esta entrada, me temo que esta lectura no ha estado a la altura de las expectativas que tenía de ella tras leer críticas muy favorables en otros blogs. No es que esperara una gran novela, pero sí un libro que hablara con entusiasmo del placer de la lectura y, aunque se citan algunos autores y obras famosas, y tiene fragmentos como los anteriores, realmente la historia va por otros derroteros muy diferentes, centrándose en la aventura de una mujer en la cuarentena, la señorita Helen McGill, quien se ha dedicado en los últimos años al cuidado de la granja en la que vive con su hermano Andrew y a sus labores de ama de casa. Cansada de esta vida sedentaria y de los continuos viajes de su hermano, toma una decisión inesperada cuando un día aparece por la granja Roger Mifflin con su Parnaso Ambulante, un carromato lleno de libros con el que va de un lado para otro vendiendo en granjas y pequeñas poblaciones libros. Helen compra al señor Mifflin el Parnaso con todas sus pertenencias y se lanza a la carretera para vivir su propia aventura.

Erich Hartmann, Granjero descansando, Centralia, Kansas (1956) 

Empiezo a darme cuenta de que los libros cuyo argumento gira en torno a los libros o el placer de la lectura en sí no terminan de convencerme, ya me pasó con Firmin de Fred Savage que me decepcionó y aburrió muchísimo, y con este me ha sucedido algo similar. Buscaba un libro sencillo, sin complicaciones, un entretenimiento fácil y lo único que ha logrado ha sido descentrarme totalmente de la historia, perder el interés por él desde la primera página y tener que volver continuamente atrás porque me ponía a pensar en otras cosas. Esto, como veis, ha sido una apreciación más que personal, ya que ahora mismo, en contra de la recomendación que me ha hecho mucha gente, lo que necesito no son libros ligeros, sino libros que me exijan prestar atención, meterme de lleno en la historia. Si esta es demasiado insustancial, me disperso, me pongo a pensar en otras cosas y pierdo el hilo de la lectura. 

Erich Hartmann, Mujer preparando la masa para el panCentralia, Kansas (1956) 

Pero no es solo eso, de nuevo me temo que se trata de una novela sobrevalorada, con una historia bastante aburrida, en la que apenas pasa nada interesante (algo que en un libro cuyo único fin es el entretenimiento es bastante grave) y con unos personajes con los que me ha sido muy difícil llegar a conectar. La protagonista, por ejemplo, Helen McGill, no para de llamarse a sí misma vieja, gorda o simple, algo que no me ha gustado nada, un personaje que no deja de descalificarse a sí mismo solo porque sí, pierde todo el atractivo para mí. Además, un gran fallo del libro es que comienza con una carta que destripa totalmente el desenlace de la novela, así que avisados quedáis de que os saltéis la carta y no la leáis hasta el final si queréis conservar la poca intriga que tiene la novela. Por otro lado, toda la historia me ha parecido de una inverosimilitud que me desesperaba, desde lo poco creíble que es que un ama de casa tan "aburrida" y "casera" como se nos pinta a Helen McGill decida de repente comprar un carromato lleno de libros y lanzarse a la carretera, pasando por granjeros que piden a gritos leer a Shakespeare o la facilidad con la que el señor Mifflin vende libros a diestro y siniestro como si el mundo estuviera lleno de lectores empedernidos, cuando por desgracia todos sabemos que no es así. Que sería bonito, si, pero que es totalmente irreal, también. Un mundo edulcorado, lleno de personajes de buenos sentimientos, devoradores de libros, incluso unos ladrones que aparecen en la novela terminan siendo los típicos torpes y tontorrones que podrían aparecer en cualquier historia infantil.

Erich Hartmann, Calabazas apiladas en una granja, New Hampshire (1954) 

Me ha resultado demasiado ñoño, con una historia casi inexistente y sin fuerza, personajes con los que no he conectado y por lo tanto, de los que me importaba bien poco qué pudiera sucederles y, sinceramente, muy pocas menciones realmente interesantes sobre la lectura o los libros, salvo algunas menciones a autores o frases bonitas como las que he incluido, pero sin mucho fondo. Tiene sin embargo sus puntos positivos (que en mi caso no han conseguido rebajar mi valoración negativa) como una prosa muy sencilla, capítulos cortos y una extensión bastante breve. Pero eso no basta para que una lectura sea entretenida, y para mi, La librería ambulante no lo es.

Erich Hartmann, En ruta (1959) 

Tengo claro que a muchos os ha gustado bastante esta novela, y que quizá haya sido demasiado dura con ella, algo a lo que ha contribuido el haber elegido varias lecturas seguidas que no me decían nada. Ahora, con perspectiva y después de haber encauzado mis lecturas hacia libros más de mi estilo, pienso que es un libro que puede hacer pasar un buen rato, aunque está claro que en mi caso no ha sido así. Me faltó ese algo que nos hace conectar con un libro, además de que las historias tan fabuladas, tan amables, no suelen gustarme, prefiero otro tipo de literatura más pegada a la realidad o incluso más oscura. Aunque eso, como siempre, ya es una cuestión de gustos.

lunes, 11 de marzo de 2013

'Tortilla Flat' de John Steinbeck

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Título: Tortilla Flat
Autor: John Steinbeck
Traducción: José Luis Piquero
Editorial: Navona (febrero 2008)
Año de publicación: 1935
Páginas: 248
Precio: 12,50 euros

Esta es la historia de Danny y de los amigos de Danny y de la casa de Danny. Es la historia de cómo estos tres llegan a convertirse en una sola cosa, de manera que si en Tortilla Flat mencionas la casa de Danny no te estás refiriendo a una estructura de madera cubierta con una capa de cal descascarillada y adornada con un viejo y descuidado rosal de Castilla. No, cuando hablas de la casa de Danny se entiende que te refieres a una unidad cuyas partes son hombres y de la que emanó dulzura y felicidad, filantropía y, al final, un dolor místico. Porque la casa de Danny no era muy distinta de la Tabla Redonda y los amigos de Danny no muy diferentes de sus caballeros. Y esta es la historia de cómo ese grupo llegó a formarse, de cómo floreció y creció hasta ser una organización hermosa y sabia.

Os traigo de nuevo a uno de mis autores favoritos, y es que en mi caso se trata de una apuesta segura, sé que sus libros son un acierto siempre. Además, en este caso, la novela tiene un significado especial para mí y es que de pequeña era uno de mis favoritos. No puedo explicaros por qué, ni siquiera yo misma, después de haber vuelto a leerlo ahora de adulta me explico por qué me gustaba tanto esta historia de borrachines pendencieros pero de buen corazón. Este libro estaba en casa de mis padres y un día decidí intentar leerlo, lógicamente hubo varios intentos que terminaron en fracaso, no podía continuar, no entendía muchas cosas y la lectura se me hacía muy difícil, poco a poco fui avanzando en la lectura y aunque seguía sin entenderlo todo, llegó un día en que pude terminarlo. Y así empezó mi enamoramiento con este autor, a través de este libro que me costó tanto leer, una de mis primeras lecturas adultas, pero que me produjo la satisfacción de haber conseguido leer un "libro de mayores" con una historia además que me había encantado. Volví a leerlo muchas veces más, disfrutando con él cada vez más y más. Ahora, pasados muchos años, he vuelto a leerlo para ver qué sensaciones me producía y, aunque ha habido otras novelas de Steinbeck que me han gustado más (Las uvas de la ira, Al Este del Edén o De ratones y hombres), este libro sigue teniendo una magia especial, he vuelto a vivir las aventuras de Danny y sus amigos como si en vez de personajes fueran personas reales, viejos amigos míos, y, por supuesto, he sacado mucho más de la lectura que en aquellos primeros y torpes intentos infantiles por comprender un libro que, me doy perfecta cuenta ahora, me venía un poco grande.

Pescadores en Monterrey (1935)
Tortilla Flat se encuentra en Monterrey (California), en las colinas donde aún no ha llegado el asfalto ni las farolas a las calles, allí viven los llamados "paisanos" (en castellano en el original), una mezcla de hispano, indio, mexicano y caucásico. Nos encontramos en los años inmediatamente posteriores a la I Guerra Mundial, y Danny, uno de los paisanos, hereda dos casas y decide invitar a sus amigos a vivir con él. La vida del grupo, de pendencieros que entran y salen continuamente de la cárcel, durmiendo al aire libre con el cielo como único techo, metiéndose en peleas, buscando contactos fugaces con mujeres y emborrachándose cada vez que cae alguna moneda en sus manos, parece que toma un nuevo giro, aunque solo en lo superficial, ya que las borracheras siguen siendo continuas y el espíritu libre también. Eso sí, entre los habitantes de la casa se forja una camadería y una amistad que hace aflorar lo mejor de cada uno de ellos, comprometiéndose por ejemplo a que Danny no pase jamás hambre (aunque luego el dinero se gaste siempre en vino) o que el viejo Pirata y su montón de perros callejeros se vayan a vivir con ellos para paliar su soledad y para ayudarle a cumplir su sueño de comprar un candelabro de plata a San Francisco por haber oído sus plegarias y haber curado a uno de sus perros.
Vista del muelle de pescadores de Monterrey (1935)

El estilo es muy dinámico y ágil, plagado de diálogos, y con una narración llena de aventuras que recuerdan un poco a las novelas picarescas, de hecho, cada capítulo comienza con un título que repite la fórmula "De cómo...", por ejemplo, el primer capítulo es "De cómo Danny, de vuelta de la guerra, se vio convertido en heredero y cómo juró proteger a los desamparados". De este modo se nos anticipa lo que se nos va a contar en cada capítulo, a veces de una manera más descriptiva, otras, utilizando los dobles sentidos y el humor, muy en la línea de las novelas picarescas. Danny y sus amigos no son ningún dechado de virtudes, más bien al contrario, siempre buscando la manera de conseguir dinero sin trabajar para poder comprar algo de vino, pero, como suele suceder en las novelas de Steinbeck, un gran protector de sus personajes, todos ellos tienen un buen fondo y un gran corazón que hace que olvidemos esos "pequeños defectillos". Steinbeck es amable con todos ellos, aunque sabemos que su vida no es ejemplar, no podemos dejar de quererles y de ponernos de su lado, son espíritus libres, hombres solitarios, sin trabajo, familia, ni casa, que, por azar acaban teniendo un techo y un grupo de amigos que les hace ser mejores personas.


Bahía de Monterrey (1943)

Aunque puede hacerse una lectura sencilla, con las aventuras de este grupo de vagabundos como eje central, llenas de humor y muy entretenidas, la novela tiene una segunda lectura, llena de simbolismo y de referencias tanto a la biblia como a la saga del Rey Arturo (un tema que apasionaba al autor quien de hecho tiene una novela titulada Los hechos del Rey Arturo y sus nobles caballeros). El misticismo tanto religioso como pagano está presente en toda la novela, siendo estos vagabundos una especie de caballeros en torno a su Arturo particular, en este caso, Danny, y con continuas referencias a una religiosidad temerosa y bienintencionada de los paisanos, fruto de su ignorancia, pero que solo aflora en ellos cuando necesitan algo o cuando tienen algún temor supersticioso.


Vista panorámica de Monterrey (1907)


Tortilla Flat, una de las primeras novelas publicadas por Steinbeck y por la que recibió su primer premio literario, la Medalla de Oro del Commonwealth Club of California a la mejor novela escrita por un californiano, es una novela divertida y amable, en la que una serie de capítulos van narrando aventuras, algunas de ellas disparatadas, otras muy gamberras y algunas muy tiernas, en las que la amistad es ensalzada por encima de todo, aunque también la libertad, no solo física del individuo, sino también espiritual, el sentirse libre de ataduras económicas, de trabajo, de familia, y aún así, encontrar un lugar en el mundo e incluso una cierta ética, muy personal, eso es cierto, pero ética al fin y al cabo que rige a este grupo de amigos que os animo a conocer.

martes, 5 de marzo de 2013

En febrero...




Como no ando precisamente sobrada de tiempo para contaros todo lo que he ido haciendo a lo largo del mes, y después de haber visto cómo muchos blogs hacen un resumen mensual de este tipo, he decidido incluir esta sección mensual para poder recomendar lo que leo, veo o escucho sin la presión de tener que preparar una entrada para cada uno de ellos. Algunos libros tendrán su reseña y por eso no me extiendo mucho con ellos, otros no, quizá los reseñe o quizá no. De hecho, estoy planteándome comenzar a reseñar solo aquellos libros que me hayan gustado y que por tanto recomiende ignorando aquellos que no me hayan gustado que tan solo mencionaría aquí ¿qué os parece la idea? ¿O pensáis que tan útil es una reseña que recomienda como la que no?  Para ilustrar la entrada os dejo una foto que saqué el miércoles pasado de la nevada que cayó en Madrid, después de los problemas que tuve con las imágenes en la anterior entrada voy a intentar utilizar más fotos propias a pesar de que me guste mostrar el trabajo de grandes fotógrafos y del problema de siempre, la falta de tiempo. Comenzamos...

He leído...

Rebeca de Daphne de Maurier: una gran decepción, especialmente después de haber oído hablar tan bien de ella. Sin ser una de mis películas favoritas de Alfred Hitchcock si que es un film que me gusta y por el que me decidí a leer la novela. Demasiadas páginas y descripciones interminables para no contar nada, solo al final parece que la acción avanza, pero la historia se reduce a dar vueltas y más vueltas al enamoramiento de la protagonista. Demasiado novela rosa para mi gusto. Eso sí, me sorprendió para bien final, mucho más auténtico y creíble que el de la película, demasiado políticamente correcto.

El último magnate de Scott Fitzgerald: me da pena tener que decir esto, porque es un autor que me gusta mucho y del que me encantó El gran Gatsby, pero este libro es bastante aburrido, no por sí mismo, sino  porque se trata de una obra incompleta del autor por lo que no tiene una coherencia ni un argumento finalizado. Es como leer un borrador con muchas anotaciones, una novela inconclusa que me temo gustará solo a los muy incondicionales del escritor. Aunque a pesar de la falta de continuidad, tiene pasajes memorables, y el retrato que hace de Hollywood y los personajes que pululan por él es soberbio, es una pena que Fitzgerald no pudiera terminarlo porque hubiera sido una gran novela.

La librería ambulante de Chistopher Morley: otro que tampoco me ha entusiasmado, ya os contaré en detalle el por qué en una reseña que tengo preparada. Me temo que la fábula no me terminó de convencer, demasiada idealización de un mundo lleno de lectores empedernidos y de gente de buen corazón. Se ve que estoy para otro tipo de historias y personajes más oscuros, como ha demostrado lo mucho que me ha gustado el siguiente libro del que os hablo aquí.

La herencia de Eszter de Sandor Marai:  Acabo de terminarlo hace poco y estoy deseando escribir una entrada sobre él, ya que me ha parecido excepcional y estoy deseando recomendarlo a todo el mundo. Después de haber fallado tanto este mes con los libros que he escogido este ha sido el gran acierto que compensa a todos los demás. Una novela oscura, una atmósfera opresiva y unos personajes difíciles de olvidar. Mi primer Sandor Marai, un autor que me da va a ser de esos a los que vuelvo una y otra vez.

He visitado...


Maestros del Caos artistas y chamanes en Caixaforum: Una muestra de lo más original, completa y variada, en la que bajo el denominador común de la lucha del orden y el caos en distintas culturas, se nos presenta el mundo de los espíritus, los mitos, ritos y creencias que a lo largo de la historia de la humanidad se han ido poniendo en práctica. Para ello podemos ver desde máscaras rituales, pinturas, esculturas, pequeños y grandes objetos rituales, fotografías, instalaciones audiovisuales y obras de artistas de la talla de Goya, Miró, Picasso, Barceló o Tàpies. Una muestra, como digo, muy original y variada que vale la pena visitar hasta el 29 de abril de 10 a 20 horas de lunes a domingo en Caixaforum (paseo del prado, 38).


He visto...

A Roma con Amor de Woody Allen: iba sobre aviso con las críticas que había leído y tenían razón. Sin duda, la peor película de Allen, incluso peor que Vicky, Cristina, Barcelona (que ya es decir). Una película llena de topicazos sobre Italia y los italianos, que trata de imitar films del tipo Manuale d'amore pero sin gracia alguna, con personajes muy flojos, ausencia de tramas sólidas (más bien una sucesión de anécdotas preparadas para el chiste fácil) y con situaciones absurdas y bromas tan trasnochadas que sonrojan un poco. Aún así, tiene su parte buena, principalmente ver la preciosa Roma (en un paseo turístico con tomas de algunos de los lugares más espectaculares de la ciudad), pero también es cierto que de lo mala que es, de lo simples y chabacanos que son los momentos de humor, personalmente me reí muchísimo precisamente de lo mala que es. Atención también a la banda sonora con una canción muy en la onda Rafaella Carrá que suena continuamente a lo largo de la película y con la que no podía evitar echar unas carcajadas. Para ver sabiendo que es de lo peor de Allen si podemos reírnos de una peli mala.

Django desencadenado de Quentin Tarantino: la vi más bien en enero, mi última película en el cine. Para amantes de Tarantino con ganas de una buena juerga de tiros, sangre y descontrol. Además, soberbia actuación de Christoph Waltz (más que merecido Oscar) y muy buenos también Leonardo DiCaprioJamie Foxx y un sobreactuado pero hilarante Samuel L. Jackson. Y algo que no se está comentando mucho, cómo Tarantino saca los colores a la sociedad norteamericana hablando del racismo sin tapujos y riéndose hasta del mismísimo Ku Klux Klan. Divertidisima y muy loca, salí encantada del cine especialmente después de la decepción que me supuso Malditos Bastardos. Eso sí, aviso que adoro el cine de Tarantino.

Mátalos suavemente de Andrew Dominik: decir que es buenísima es quedarse corto. Muy en la línea de las películas de los hermanos Cohen. Dos heroinómanos muy estúpidos asaltan una timba de poker, tenemos claro desde el principio que la jugada no puede salirles bien, más aún cuando aparece en escena Brad Pitt dispuesto a echarles el guante. La historia es muy buena, pero además, algo que aprecio mucho en una película y que no suele verse por desgracia muy a menudo en el cine actual, tiene una fotografía muy cuidada con planos originales y creativos. Recomendadísima.

Frankenweenie de Tim Burton: una decepción total, especialmente porque me gusta mucho el cine de Burton y en especial sus películas de animación como Pesadilla antes de navidad (dirigida por Henry Selick, pero producida y basada en dibujos de Tim Burton) o La novia cadáver. Aburrida es poco decir, se nota que el germen era un corto y que este se ha alargado innecesariamente. Totalmente prescindible.

La delicadeza de Stéphane y David Foenkinos: Otra que me aburrió hasta decir basta. Lo que se supone una historia romántica e incluso trágica no me conmovió lo más mínimo. Los personajes caen mal y es imposible empatizar con ellos, por no decir que la historia supuestamente romántica ni es romántica ni es creíble. Me imaginaba que no me iba a gustar pero no que me fuera a decepcionar tanto. Lo positivo de todo esto es que ahora sí que tengo muy claro que no voy a leer la novela.

Ruby Sparks de Jonathan Dayton y Valerie Faris: Una de las películas más bonitas y que más me han gustado de las que he visto este mes. Esto sí que es una peli romántica, sin ser una peli romántica al uso. Cine indie americano hecho con mucho gusto, gotas de humor y fantasía, con un argumento muy original, de la mano de los creadores de la también encantadora Pequeña Miss Sunshine. La vida de un escritor solitario da un giro cuando el personaje que ha creado, Ruby Sparks y de la que se ha enamorado, salta de su novela a la realidad. Muy buen trabajo el de Paul Dano (que ya aparecía en Pequeña Miss Sunshine), un actor del que os recomiendo también la intimista y preciosa The Good Heart de Dagur Kári. Una curiosidad: la escritora del guión es la jovencísima Zoe Kazan, protagonista junto a Paul Dano de la película, y nieta del genial director Elia Kazan.

La pesca de salmón en Yemen de Lasse Hallström: Es entretenida e Ewan McGregor está muy bien en el papel que interpreta pero esperaba mucho más. La película pasa volando pero al terminar queda una sensación de vacío, de ni fu ni fa. No es buena, no es mala, está bien, pero le falta algo.