lunes, 28 de febrero de 2011

'Un tranvía llamado deseo' de Tennessee Williams, dirigida por Mario Gas en el Teatro Español


Lo malo de ir a ver una obra de teatro de la que se hizo en su momento una película tan excepcional e inolvidable como Un tranvía llamado deseo es que es inevitable que decepcione, y eso que fui con todas las ganas del mundo, dispuesta a que me gustara, sin prejuicios, sin volver a ver la peli antes, intentando no pensar en el maravilloso Marlon Brando, aún con todo, dio igual. Brando viene a la mente todo el rato, especialmente porque el actor que encarna el papel de Stanley Kowalski no está a la altura de la situación. Pero vayamos por partes. La obra original, escrita por Tennessee Williams y por la que logró el Pulitzer en 1948, cuenta la trágica historia de Blanche DuBois, egocéntrica, presumida, alcohólica y algo desequilibrada, quien llega a casa de su hermana pequeña Stella tras haber perdido la gran mansión sureña de la familia. Además, Blanche huye de algo oscuro y se queda a vivir unos días en el pequeño apartamento de su hermana donde apenas hay sitio para ellas dos y el marido de Stella, Stanley Kowalsky, un obrero de origen polaco. La tensión entre los tres será inevitable, y acabará degenerando en un final imprevisto. El brutal choque entre el viejo mundo encarnado por las dos hermanas sureñas, y el nuevo, en manos de los hijos de los inmigrantes que están construyendo el país con sus manos, la sexualidad reprimida, la homosexualidad totalmente vetada o la hipocresía, son algunos de los temas de la obra. Quienes aún no hayáis visto la genial película dirigida por Elia Kazan, protagonizada por Marlon Brando y Vivien Leigh, no podéis perdérosla, es una de esas películas que no se olvidan nunca. 


Pero volviendo a la obra teatral, he de decir que el director, Mario Gas, es uno de mis favoritos, del que disfruté mucho obras como Las Troyanas o Muerte de un viajante, y que su trabajo en esta obra sigue siendo excelente. La escenografía, consistente únicamente en la casa de los Kowalski perfectamente amueblada, una utilización de la música y de una pantalla donde se proyectan imágenes de la época, nos trasladan a la perfección a ese barrio de familias humildes, al que irónicamente se llega con un tranvía de nombre Deseo. El problema es que la obra es muy fiel a la película, no he leído la obra de Williams, pero algunos gestos están calcados del film. De los actores tan sólo destacaría a Vicky Peña, a la altura de una Blanche desquiciada. Sin embargo, Ariadna Gil me ha supuesto una gran decepción, siempre me ha parecido una actriz muy seca y carente de expresión, y es cierto que no puede decirse que lo haga mal, está correcta, sin más. Lo malo es que el papel no le pega nada, Stella es joven, un poco gordita, nada agraciada físicamente, débil de carácter y está totalmente subyugada por su marido. La pareja que hacen Ariadna Gil y Roberto Álamo está totalmente descompensada, ni ella es una jovencita ni podemos creernos que sea apocada o acomplejada. Ni que decir tiene que Roberto Álamo no da el perfil de Stanley ni de lejos. La idea es la de un hombre primario y brutal, que a pesar de comportarse como un auténtico animal, posee un atractivo sexual del que no pueden sustraerse ni Stella ni Blanche, ni siquiera las espectadoras por muy repugnante que resulte en otros momentos. Álamo resulta apocado, incluso un poco aburrido a veces, físicamente no da la talla y cuando grita no asusta a nadie, no resulta creíble en ningún momento. Brando asustaba, estremecía, le odiabas y le deseabas con la misma intensidad que las protagonistas. Eso, tan importante para el desarrollo de la historia, no se da en ningún momento en la obra. Personalmente ha supuesto una decepción, aunque es cierto que  la obra es entretenida y que se pasa un buen rato, pero como digo, las comparaciones, y más en este caso, sin odiosas. La obra puede verse en el Teatro Español de Madrid (calle Príncipe, 25) hasta el 10 de abril. A partir de esa fecha iniciará una gira por toda España que incluye: el 14 de abril el Teatro Palacio Valdés de Avilés; del 29 de abril al 1 de mayo el Teatro Arriaga de Bilbao; y del 3 al 5 de junio la Sala Cuyás en Las Palmas de Gran Canaria; además, seguro que se confirman más fechas y ciudades, así que si os interesa no dejéis de estar atentos.

A tod@s muchísimas gracias por vuestras palabras en la entrada anterior, no podéis imaginar el apoyo que suponen en momentos en los que estoy más cansada, aburrida de todo, desanimada y sin ganas de nada. La semana pasada cuando escribí esa entrada tenía ganas de cerrar el blog, comenzar con otros proyectos, qué se yo. Pero vuelvo con las pilas cargadas y solo puedo daros las gracias por ello.

viernes, 25 de febrero de 2011

'127 horas', otra genial película de Danny Boyle



Si sufrísteis mucho con la película Buried (Enterrado) no os recomiendo el último film de Danny Boyle, 127 horas, pero si sois como yo, de los que pensáis que por una buena película bien vale pasar un poco de mal rato,  no lo dudéis. Como dijo uno de los espectadores al salir del cine: "hemos sufrido, pero ha valido la pena". Totalmente de acuerdo, no apta para estómagos delicados, os aviso que hay una intensa y larga escena en la que el protagonista se corta y arranca el brazo para sobrevivir, y que el director no escatima detalles ni aparta la cámara en ningún momento. Hice de tripas corazón y me tragué enterita la escena, salí un poco mareada y con nauseas, pero me alegro de haber tenido el valor de verlo (y eso que soy de las que se desmaya con un poco de sangre), porque le añadió intensidad a la película. Eso sí, hubo mucha gente que no miró y no pasa nada. De hecho, si quitamos esa espeluznante escena, el resto de la película puede dar cierta angustia, pero es perfectamente asumible. El film está basado en hechos reales y cuenta cómo el alpinista Aron Ralston se va de excursión al precioso Parque Nacional de Canyonlands de Utah (EE.UU.), sin comentarle a nadie a dónde va, sin dejar ni un solo mensaje, sin comida y con tan solo un termo de agua. Aron sufre un accidente y queda atrapado en una grieta por una roca que le aprisiona el brazo. Durante los cinco días que pasa allí, con hambre, sed, alucinaciones y frio, recuerda a su familia, a su ex novia y a sus amigos, y lucha por sobrevivir. Al final, su única esperanza será cortarse el brazo, algo para lo que el Aron Ralston real necesitó unos cuarenta minutos, y que en la película dura unos angustiosos y eternos 20 minutos. Sin embargo, no creo que se trate de una escena gratuita, a pesar de que sí que pienso que se podría haber ahorrado algo de realismo, con esta escena comprendemos mejor lo difícil que debió ser para él tomar esta decisión y llevarla a cabo. Me gustaría que nadie se desanimara a ir a ver la película por esta escena, pero entiendo que a mucha gente le puede resultar superior a sus fuerzas. De todos modos, mirad este simpático vídeo en el que la abuelita del protagonista, James Franco, nos argumenta por qué debemos verla. A mí me ha hecho muchísima gracia.

 
Reconozco que soy una incondicional de Danny Boyle, películas como Trainspotting, 28 días después, Sunshine o Slumdog Millionaire, se encuentran entre esas que nunca me canso de ver, y como ya sabréis, cuando soy incondicional de un director, lo soy de verdad. Es cierto que tiene un estilo muy cercano al videoclip, y que especialmente en esta película llega a abusar de la partición de pantalla y de otros recursos, sin embargo a mí me gusta cómo los ha utilizado en esta ocasión. Ese estilo tan videoclipero y esa manipulación de las imágenes hacen que el film sea tremendamente vibrante y lleno de acción, a pesar de que la mayor parte del mismo se desarrolle en un único espacio y con un solo personaje. Los escenarios son preciosos, y Boyle sabe llevarnos por donde quiere, transmitiéndonos a la perfección sensaciones como la sed y haciéndonos así empatizar mucho más con el personaje. Hay que destacar el increíble trabajo de James Franco, una cara bonita hasta ahora, que soporta todo el peso de la película y demuestra su increíble madera de actor. Lo mejor del film sin duda son sus monólogos llenos de miedo y desesperación, y su constante lucha por la supervivencia. Este domingo lo más seguro es que 127 horas no se lleve ningún Oscar, hay otros pesos pesados en juego, sin embargo, James Franco ha conseguido abrirse un hueco importante con esta interpretación para futuras candidaturas.
El verdadero Aron Ralston

Y ahora llega el momento de las disculpas, las primeras, una minucia, siento poneros en tráiler doblado cuando ya sabéis que soy una incondicional de la versión original, en esta ocasión todos los vídeos oficiales con subtítulos no permitían la inserción del código, así que el vídeo es la versión doblada. Como siempre, y aún a costa de ser repetitiva y pesada, si podéis id a verla en versión original, y quien no pueda, pues nada, por supuesto. La otra disculpa es un poquito más seria y es que quiero pediros perdón por lo abandonados que tengo estos días vuestros blogs y el mío propio. He llegado a pensar incluso en dejarlo una temporada, pero finalmente no creo que vaya a ser necesario llegar a tanto. Estos días estoy con una mezcla de nervios-bajón-rareza, nada serio y sé que pronto pasará todo. Por fin me están saliendo varias entrevistas de trabajo y espero que este año se acabe la crisis para mí, por lo menos la laboral, porque justo dentro de una semana es mi cumpleaños, y como viene pasando desde que pasé la barrera de los 30, me pone un poco melancólica. Intentaré pasarme lo antes posible por todos los blogs amigos, muchas gracias a todos por seguir visitándome y comentando, no sabéis lo importante que es para mí y lo mucho que significa. ¡Feliz fin de semana!

miércoles, 23 de febrero de 2011

'La amaba' de Anna Gavalda


La amaba es la segunda obra que leo de la autora francesa Anna Gavalda, tras el libro de relatos Quisiera que alguien me esperara en algún lugar. Este librito, de apenas 189 páginas, nos cuenta cómo Chloé, madre de dos niñas pequeñas, acaba de ser abandonada por su marido, quien se ha ido con una mujer más joven. Su suegro las lleva a ella y a las niñas a pasar el fin de semana a la casa de campo familiar. Allí, Pierre, su suegro, dejará de ser el viejo huraño e introvertido que ha conocido siempre, y le contará la historia de su vida y del gran amor que no pudo ser, en un intento por convencer a Chloé de que el mundo no acaba con el fin de un matrimonio y que, a veces, incluso es mejor que termine por el bien de todos. La novela es un continuo diálogo entre suegro y nuera, dinámico, fresco y ágil, como suele ser la escritura de Gavalda. Aunque el libro me ha entretenido y la historia de amor de Pierre me ha enganchado, no puedo decir que la historia me haya conmovido mucho. Supongo que para eso tendría que haber empatizado más con los personajes principales. Y sí, Chloé me ha dado bastante lástima, y especialmente Pierre también me ha dado pena, pero ambos personajes me han parecido personas demasiado inmovilistas y tradicionales, apegados a las apariencias y a una vida monótona con la que no están a gusto pero con la que no quieren romper por no ser valientes, y a mí ese tipo de personajes no me llegan. Supongo que es cuestión también de la edad y de la mentalidad, a saber lo que pensaré de aquí a 10 ó 20 años, pero no he conseguido meterme en su piel ni empatizar con ellos. Soy de las que piensa que si se quiere algo hay que luchar a muerte por ello, y que esa lucha no es algo que se haga cuando todo está perdido sino que tiene que ser algo diario. Que dejarse mecer por la monotonía y acomodarse en el desencanto es lo peor que puede hacerse en esta vida. Que son dos días y que la vida hay que vivirla y disfrutarla al máximo. Además, no he vivido por suerte de cerca nunca un divorcio, así que me ha sido difícil comprender a la protagonista. Por otro lado, me ha resultado poco creíble que Chloé y Pierre apenas hayan hablado nunca, que él sea una persona tremendamente reservada, y que de repente sean uña y carne, ella se vaya sola con él y las niñas a la casa de campo, y que éste le cuente cosas tan íntimas y personales como si nada. Con esto no quiero desanimar a leer la novela, al contrario, es entretenida y la historia de Pierre tiene momentos muy intensos, es simplemente que los libros afectan o gustan muchas veces según el carácter que tengamos, el momento en que los leamos o según nuestras ideas. Sin duda, seguiré leyendo más novelas de Anna Gavalda, pues su estilo tan directo me gusta mucho, es realmente como si oyeras hablar a los personajes, domina a la perfección los diálogos y sabe crear a seres humanos muy reales, con problemas también muy reales. Eso sí, espero que en el próximo libro que lea de ella trate un tema me llegue más.

lunes, 21 de febrero de 2011

Un paseo por Arco 2011


Como ya os comenté el viernes, este fin de semana se ha celebrado ARCO en Madrid, una feria mucho más 'seria' que otros años y con muchísimas más piezas de artistas consagrados como Pablo Gargallo, Juan Gris, Antoni Tàpies, Fernando Botero, Eduardo Chillida, Joan Miró, Pablo Picasso, Antonio Saura, Andy Warhol, Le Corbusier, y un largo etcétera. ¿A qué se ha debido esto? Seguramente a la crisis, ya que muchos galeristas han preferido apostar sobre seguro y presentar obras más conocidas o menos extravagantes para poder vender con más facilidad y abrirse a un público mayor. Sin duda, si yo pudiese permitírmelo, me hubiese quedado con esta preciosa escultura de Fernando Botero que os pongo a continuación, aunque cualquiera de las demás obras que he seleccionado, daban ganas de llevárselas a casa.


Pero, sin duda, la estrella de esta edición, ha sido el cuadro Madrid desde las Torres Blancas del pintor Antonio López. Se trata del cuadro más caro de un pintor español vivo a la venta en ARCO, ya que fue subastado en Christie´s en 2008 por 1,74 millones de euros. El cuadro centraba la atención de numeroso público, a pesar de ello, he de decir que a mí personalmente no me dice nada  la obra de Antonio López, es un pintor demasiado realista para mi gusto, que creo explota fórmulas un poco anticuadas ya para encontrarnos en pleno siglo XXI, me gustan las obras y los artistas más arriesgados.

 

A pesar de todas estas 'obras serias', la nota extravagante sigue presente, aunque me he querido centrar más en lo que me ha gustado personalmente o lo que me ha llamado la atención. Ha sido un poco complicado, pasé allí seis horas e hice más de cien fotografías. Este año, en el que la feria cumple 30 años, han participado 197 galerías de 26 países diferentes repartidas a lo largo de dos pabellones, por lo que la cantidad de obras expuestas, aunque menor que otros años, sigue siendo apabullante. Si tuviera que destacar la obra más extravagante de todas, me quedaría sin pensarlo dos veces con la divertida Carnalitos de Kasper Kovitz, quien ha esculpido a Unamuno y a Sabino Arana en jamón ibérico, pero hay muchos más.

 
 
 
 
 
 

Como no podía ser de otra manera se me han ido mucho los ojos hacia obras orientales, en especial japonesas y chinas. Mi galería favorita ha sido Cais Gallery de Seúl con propuestas muy originales, tanto las figuras inquietantes de Xooang Coi, como especialmente los delicados y preciosos cuadros de vivos colores que han sido de lo que más me ha gustado de toda la feria, y sí, me los llevaría a casa. Aunque las propuestas no acaban ahí.


Este año el país invitado ha sido Rusia, de quienes también hemos podido ver cosas bastante interesantes y muy 'ponibles'. De aquí me quedaría con el precioso y a la vez brutal cuadro de los esquimales desollando a un hombre de Jury Alexandrov, que podéis ver al fondo de la fotografía.


Una obra que me ha cautivado ha sido la expuesta por el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), una instalación de Ramón de Soto llamada La elipse del tiempo, una escultura en forma de laberinto realizada en acero, de seis metros de diámetro.


La propuesta del diario El País también me ha llamado la atención, se trata de la instalación Sala de juntas, creada por el colectivo cubano Los carpinteros, donde un huracán invisible parece llevarse por los aires una oficina. Se dice que podría ser una metáfora de la actual crisis financiera, aunque los artistas no han querido confirmar esta idea.

 

En cuanto a fotografía, han sido muchas las obras destacadas, con grandes fotógrafos, presentes en la feria, pero yo me quedo con el surrealismo  y el mundo onírico de la fotógrafa Grete Stern, que he podido ver en la galería de Buenos Aires, Jorge Mara-La Ruche.


Y aunque os he dicho que me llevaría muchas cosas a casa si pudiera, esta obra en cuanto la vi quise quedármela. Es un original juego de espejos que provoca el efecto visual de un pozo sin fondo, cuando en realidad se trata de una pequeña mesa circular de hormigón con una luz y unos espejos en su interior. En un salón como mesita no tendría precio, aunque imagino que su precio real será algo desorbitado.


En general, y a modo de conclusión para no aburriros más, diré que esta ha sido la edición de ARCO que más me ha gustado de todas las que llevo viendo desde hace unos años. Las obras me han parecido de mucha más calidad que otros años en los que el objetivo parecía ser única y exclusivamente llamar la atención y sorprender al visitante. Aunque más seria que nunca, ha sido una visita que ha merecido la pena. Os dejo una última selección de imágenes, con otras obras que me han gustado mucho.

viernes, 18 de febrero de 2011

Mi rincón favorito de Madrid: el Templo de Debod


Tengo un montón de exposiciones, a las que he ido, de las que hablar, de hecho, este fin de semana se avecina ARCO, una cita a la que voy desde hace años, y que no creo que me pierda este tampoco. Sin embargo, hoy me apetece enseñaros estas fotos que hice una mañana helada de mi rincón favorito de Madrid: el Templo de Debod.


Situado cerca de plaza de España, junto al paseo de Pintor Rosales, es una oportunidad única para poder contemplar un antiguo templo egipcio en España. Además, las vistas desde aquí son preciosas, se tiene una panorámica impresionante de la ciudad, especialmente de la Casa de Campo, la catedral de la Almudena y el Palacio Real.


El templo fue un regalo que Egipto hizo a España en 1968 para agradecer la ayuda que nuestro país le brindó tras el llamamiento internacional de la UNESCO  para salvar los templos de Nubia, en peligro de desaparición por la construcción de la presa de Asuán. Egipto donó cuatro de los templos salvados a distintos países colaboradores: Dendur a Estados Unidos, Ellesiya a Italia, Taffa a Holanda y Debod a España.


Tiene una antigüedad de unos 2.200 años, su construcción se remonta al siglo II a.c. por parte del rey nubio de Meroe Adijalamani, quien dedicó una capilla a los dioses Amón e Isis decorada con relieves. El templo de Debod formaba parte del gran santuario de la diosa Isis, situado en las inmediaciones, aunque su culto estaba dedicado al dios Amón de Debod. Posteriores reyes de la dinastía ptolemaica construyeron nuevas estancias alrededor del núcleo original. Tras la anexión de Egipto al Imperio Romano se culminaron la construcción y decoración del edificio con motivos romanos.


Una vez desmontado en 1961, fue trasladado en cajas embaladas que contenían los bloques del templo en un buque que llegó al puerto de Valencia, desde allí fueron transportadas en camiones hasta Madrid. La tarea de reconstrucción de los arqueólogos españoles fue difícil, pues el Servicio de Antigüedades de Egipto sólo entregó un plano y un croquis del alzado del monumento, junto con algunas fotografías. Más de cien bloques habían perdido la numeración y muchos fragmentos llevaban una marca que no correspondía al plano. 


Se empezó la reconstrucción siguiendo una técnica denominada anastylosis, que consiste en colocar en su lugar los elementos originales hallados y añadiendo las partes de reconstrucción con una piedra de diferente color, para poder distinguir los elementos antiguos y originales de los nuevos. En el interior del edificio se instaló aire acondicionado para crear una atmósfera seca constante. Como recuerdo del río Nilo, en las proximidades del edificio, se construyó un estanque de poca profundidad  Los trabajos de reconstrucción del monumento duraron dos años, y se inauguró finalmente el 20 de julio de 1972.


El templo fue declarado en 2008 Bien de Interés Cultural, a pesar de eso, ha sufrido múltiples daños, ya que se ha usado y se sigue usando como escenario musical, teatral, etcétera, por no hablar de la famosa contaminación madrileña, que obviamente no ayuda en nada a su conservación.


El templo puede visitarse por dentro, la zona principal es la capilla de Adijalamani o de los relieves, núcleo del edificio y la parte más antigua conservada, donde podemos admirar los magníficos relieves que representan al rey adorando a los dioses. La capilla está consagrada al dios Amón de Debod, junto a otras divinidades. Además, en la planta superior del templo, una serie de maquetas y materiales explican el origen del templo y cómo se trasladó de Egipto a España. Si queréis consultar una información mucho más detallada sobre el templo y su interior, podéis visitar la web de Amigos de la Egiptología, donde están perfectamente explicados todos los detalles del mismo.


El templo puede visitarse gratuitamente del 1 de octubre a 31 de marzo: martes a viernes de 9.45 a 13.45 y de 16.15 a 18.15 horas; sábado, domingo y festivos de 10 a 14 horas. Del 1 de abril al 30 de septiembre: martes a viernes de 10 a 14 horas y de 18 a 20 horas; sábado, domingo y festivos de 10 a 14 horas. Como digo, es una oportunidad única de acercarse un poquito a Egipto sin tener que ir muy lejos, si no lo conocéis aún, no dudéis en visitar esta maravilla del antiguo Egipto. 

***
Os dejo una canción para el fin de semana que no puedo parar de escuchar compulsivamente desde que he visto hace poco la película 500 days of Summer (más que libremente traducida como 500 días juntos) en cuya banda sonora aparece, una película que recomiendo muchísimo, yo la he visto ya un par de veces casi seguidas, y aún caerá más veces. La canción, Vagabond de Wolfmother, me encanta, es genial además cómo la integran en la acción de la película de una manera tan perfecta, una película romántica que rompe con todos los esquemas y un Joseph Gordon-Levitt (al que habréis visto en Origen) encantador al que dan ganas de llevarse a casa.





Vagabundo

Oh chica no conozco todas las razones por las que,
Encontré la respuesta buscando en tus ojos, 
Me voy todo el día a pasear por ahí,
Para alejar a este hombre solitario que pronto se habrá ido,
Porque te contaré todo sobre vivir libre,
Sí, puedo verte chica ¿puedes verme a mí?,
No necesitas saber qué hago todo el día,
Es hasta donde yo sé ver cómo se desperdicia,
Porque te contaré todo sobre vivir libre,
Sí, puedo verte chica ¿puedes verme a mí?,
Ve a ver al hechicero consultar con una bola,
Puedes encontrar la respuesta escrita en un muro,
El de la izquierda era un bailarín ¿puedes ver la respuesta?, Oh
Ponla en una mansión en lo alto de la colina,
Por favor no le hagas hacer cosas en contra de su voluntad,
Encontré algo especial no sé el qué,
Buscando en tus preciosos y pequeños ojos,
Porque te contaré todo sobre vivir libre