viernes, 30 de marzo de 2012

'Picasso. El eterno femenino' en la Fundación Canal



Quedan pocos días ya para poder visitar la exposición Picasso. El eterno femenino que puede verse en la Fundación Canal hasta el próximo domingo, 8 de abril. Una muestra que se centra en la producción del pintor malagueño dedicada a la mujer y al grabado, con una selección de obras procedentes de la Fundación Picasso Casa Natal de Málaga que, si no conocéis aún, os animo a visitar.

Mujer ante un espejo


En la muestra pueden verse un total de 66 grabados realizados entre los años 1927 y 1964, donde la mujer es admirada pero también se presenta como un enigma, y a la que se retrata desde distintos prismas. La mujer fue un tema recurrente en la obra de Picasso, quien creció rodeado de la presencia de su madre, hermanas y tías, además de las mujeres que le acompañaron a lo largo de su vida. La figura femenina que aparece en sus obras es a veces imaginada y otras real, como los constantes retratos de las dos mujeres que más le marcaron, su compañera Françoise Gilot y su esposa Jacqueline Roque

Françoise


Françoise Gilot, también pintora, fue la compañera de Picasso durante diez años y madre de sus dos últimos hijos, Claude y Paloma, además de un motivo recurrente de inspiración en muchos cuadros. Por otra parte, Jacqueline Roque fue la última pareja de Picasso, con la que se casó en 1961, y a la que también retrató en numerosas ocasiones.

Mujer con blusa de flores (Jacqueline)


Pero no todo son las mujeres de la vida de Picasso, en sus obras encontramos también mujeres imaginadas, idealizaciones de lo femenino, como las series dedicadas a Carmen, el personaje de la novela de Prosper Mérimée.

Carmen. Plancha XXVI 

Picasso conjuga además tradición con modernidad, y recoge por un lado la herencia del Renacimiento y del Barroco, para mezclarlo con técnicas modernas.

Figura con blusa de rayas
Como creador del cubismo, Picasso aplica este movimiento a las mujeres de sus retratos con trazos rápidos y figuras apenas esbozadas y esquemáticas, creando imágenes de una poderosa fuerza visual.
Dos mujeres desnudas

Tenéis hasta el próximo domingo, 8 de abril para ver esta muestra en la Fundación Canal (Mateo Inurria, 2), la entrada es gratuita y puede visitarse de martes a domingos de 11 a 20 horas y los miércoles de 11 a 15 horas.

Noble dama

Algunos comenzaréis las vacaciones de Semana Santa ya, por mi parte estoy mirando a ver si organizo algún viajecito de última hora para los días propiamente dichos de Semana Santa. Aún no tengo nada decidido pero ya os contaré, hay tantos destinos interesantes a los que ir que cuesta decidirse, pero estoy ya emocionadísima tan solo de pensar que en unos días estaré de viaje. ¡Feliz fin de semana y feliz Semana Santa!

lunes, 26 de marzo de 2012

'Diario de Invierno' de Paul Auster

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Título: Diario de Invierno ( Winter Journal)
Autor: Paul Auster
Editorial: Anagrama (febrero 2012)
Año publicación: 2012
Páginas: 243
Precio: 18,90 euros

Hay algunos libros difíciles de recomendar, aunque nos hayan gustado, es el caso de Diario de Invierno de Paul Auster. Lo de disfrutado de una manera moderada, pero tengo claro que no es un libro que pueda gustar a todo el mundo. Para empezar, creo que es necesario ser seguidor del escritor norteamericano, haber leído varios libros suyos y haberlos disfrutado. Y aún en ese caso, tampoco creo que guste a todos los seguidores de Auster. Diario de Invierno es una recopilación que el autor hace de momentos de su vida, saltando del pasado al presente, sin orden cronológico y a veces de una manera totalmente desordenada. No podemos decir que estemos ante una biografía al uso, Auster nos cuenta retazos de lo que ha sido su vida, momentos, dirigiéndose en segunda persona al lector, increpándole, llamándole para que de ese modo recuerde junto a él su propia vida. Y es que justo eso ha sido lo que más me ha gustado del libro, por ejemplo, mientras Auster nos enumera todas y cada una de las viviendas en las que ha habitado a lo largo de su vida, me encontraba a mí misma enumerando las mías; cuando recordaba las heridas que han dejado marcas en su cuerpo (cicatrices tanto físicas como emocionales), me encontraba parando la lectura y recorriendo las mías. Por un lado, sí, nos encontramos ante una biografía que sacia esa curiosidad que nos lleva a querer saber más de un autor que nos gusta, pero por otra, se acerca más a un libro sensorial y emocional, en el que el autor apela a las experiencias que al final son iguales en todo ser humano: la infancia, el paso a la adolescencia y juventud, el primer amor, la primera gran decepción, sus matrimonios, hijos, el paso a la edad adulta, el camino a la tercera edad, sueños conseguidos, otros rotos por el camino... Al final, con todas nuestras diferencias y nuestra tan defendida individualidad, los seres humanos somos terroríficamente parecidos, con lo que, leer Diario de invierno es leer un poco nuestro propio diario vital.

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Mi ejemplar firmado por Paul Auster

Por supuesto, también tenemos curiosidades sobre la vida de Auster, como los años que pasó viviendo en París de joven, cuando aún no era famoso, malviviendo en cuartos diminutos; o el accidente de coche que no acabó de milagro con su vida y la de su familia; las relaciones tormentosas entre los distintos miembros de su familia; los viajes que ha hecho; y esencialmente, su proceso creativo. Ya que inevitablemente un escritor vuelca mucho de su vida en sus libros, los lectores habituales de Auster encontrarán en el relato de su vida muchos personajes y situaciones de sus libros, algunos nos los especificará el propio autor (en qué momento comenzó a escribir determinada novela o de dónde sacó alguna idea para la misma), pero en otras ocasiones, seremos nosotros mismos los que tendremos que ir encontrando esas pistas sin ayuda, y esos sin duda son los mejores momentos del libro: ir encontrando referencias veladas o personajes ocultos en el relato de la historia de su vida.

Paul Auster junto a su mujer, también escritora, Siri Hustveldt y su hija Sophie

A pesar de que me ha gustado conocer más a Paul Auster persona, y que he disfrutado recordando gracias a él pasajes de mi propia vida, a pesar de que el tono nostálgico y el final del libro me han hecho sonreír como me sucede siempre que me encuentro literariamente con Auster, a este libro le pondría un aprobado por los pelos. Y es que, por una parte, cuesta entrar en esa dinámica que se ha marcado de continuos saltos temporales, de contar unas cosas y de repente pasar a otras que no tienen nada que ver, volver de nuevo varias veces a algo que nos ha contado ya, o no ahondar en ciertas cosas que cuenta de pasada. Se diría que Auster, como les sucede a muchos de sus personajes, nos va contando una historia conforme le va viniendo a la cabeza, desordenada, incongruente, tal y como es nuestra caprichosa memoria. Como técnica literaria no está mal, pero como digo, cuesta un poco seguirle el ritmo, al igual que ese apelarse a sí mismo, con esa segunda persona que resulta algo desconcertante y en ocasiones hasta cansina.

"Piensas que nunca te va a pasar, imposible que te suceda a ti, que eres la única persona del mundo a quien jamás ocurrirán esas cosas, y entonces, una por una, empiezan a pasarte todas, igual que le suceden a cualquier otro".

El hecho de que sea un libro limitado a un público tan concreto (aquellos que ya han leído sus novelas y que además disfrutan leyéndole) le resta a mi parecer también puntos. Está claro que no se trata ni de lejos de la mejor obra de Auster, es más bien un pequeño capricho para sus lectores incondicionales, para aquellos que queremos conocerle más a fondo, para aquellos que tenemos que leer todo lo que ha escrito. En ese caso, es un libro perfecto. No dejará gran huella, pero se disfruta, como digo, de una manera moderada. A los demás, a los que aún no os habéis adentrado en las maravillosas novelas de Auster, os envidio profundamente, porque aún recuerdo la impresión tan profunda que tuve al leer por primera vez El país de las últimas cosas, Leviatán o La música del azar, mis tres favoritos en ese orden. Libros que no se han apartado ni por un momento de mi memoria, con los que disfruté muchísimo cuando los leí, pero que sigo disfrutando cada vez que los recuerdo. Si aún no habéis leído a Auster, no sé qué estáis esperando, id a por él, disfrutadlo, conocedle, enamoraos de sus libros. Y si después de eso aún queréis más, aún os quedará este Diario de Invierno.

lunes, 19 de marzo de 2012

'Sukkwan Island' de David Vann

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Título: Sukkwan Island
Autor: David Vann
Editorial: Ediciones Alfabia (2010)
Año publicación: 2008
Páginas: 210
Precio: 18 euros

"El lugar al que se trasladaban era una pequeña cabaña de cedro, con un tejado muy inclinado a dos aguas. Estaba metida en un fiordo, una pequeña ensenada en forma de dedo al sureste de Alaska, cerca del estrecho de Tlevak, al nordeste del Área Salvaje del Sur de la isla Príncipe de Gales, y a unos setenta y cinco kilómetros de Ketchikan. Solo se podía llegar por el agua, en hidroavión o en barco. No había vecinos."


Como suele suceder con todas las buenas novelas, con Sukkwan Island he disfrutado y sufrido a partes iguales. Había leído muy buenas críticas de este libro, todas ellas totalmente acertadas. Sin duda, este va a ser uno de los destacados cuando termine el año, y de esos libros que, aunque pasen los años, voy a recordar siempre. Brutal, honesto, catártico, es una historia que no puede dejar indiferente a nadie. Ambientado en la maravillosa Alaska, con esos inmensos paisajes naturales, sin nadie ni nada a cientos de kilómetros a la redonda, en la desierta isla de Sukkwan, con la isla Príncipe de Gales o Ketchikan como puntos de referencia, todo comienza como un viaje iniciático, una aventura en la naturaleza al estilo de Thoreau, el hombre viviendo como los primeros pioneros, en comunión con una naturaleza amable, sin tecnología, sin nada más que el entorno natural.


Isla del Príncipe de Gales

Jim y Roy, padre e hijo, van a pasar un año en la isla de Sukkwan. A ella solo puede accederse en barco o hidroavión, y su único contacto con la civilización será por radio y cada dos meses con el hidroavión que les trae los suministros que necesiten. Jim se ha divorciado ya dos veces: inseguro, egoísta, descarga toda su frustración y fracasos en su hijo adolescente de 13 años, quien se ha embarcado en esta loca aventura como última oportunidad para salvar a su padre de si mismo. Por el día pescan y ahuman el pescado, cazan, hacen largas excursiones por la isla, y por la noche Roy tiene que hacer oídos sordos al llanto de su padre, a sus largos monólogos sobre las mujeres y su vida llena de fracasos. Lo que tenía que ser una manera de que padre e hijo se acercaran, se convierte en una situación claustrofóbica y asfixiante, un callejón sin salida que desde la primera página de la novela sabemos que no puede acabar bien. Contrasta la belleza del paisaje, las descripciones de un entorno de gran belleza: los bosques, montañas, osos, salmones... salvaje, sí, pero inocente en realidad, con la brutalidad que anida dentro del ser humano, el verdadero monstruo, la verdadera amenaza se encuentra en esa relación destructiva de un padre que carga las espaldas de su hijo con sus culpas, que no sabe ser padre, que embarca a su hijo a un viaje sin retorno, a vivir una vida salvaje para la que no está preparado, cometiendo una y otra vez errores que les dejan en grave peligro.

Ketchikan

Si la historia ya es de por sí interesante y con un gran enganche, la forma de escribir de David Vann redondea aún más la situación, con una mezcla entre el amor por la naturaleza y Alaska de Jack London, y un fatalismo, sequedad y dureza propios de Cormac McCarthy, David Vann perfila su propio estilo, directo, breve y conciso (en apenas 210 páginas desarrolla una tragedia desde sus inicios hasta su desenlace). El libro tiene un ritmo endiablado, atrapa desde la primera página hasta la última, no da ni un momento de respiro, con una primera parte desasosegante, en la que se masca la tragedia en el ambiente desde el primer momento, la intuimos, está ahí, terminando con una segunda parte claustrofóbica, opresiva, muy dura de leer, y con un desenlace más que apropiado, la historia no podía terminar de otra manera. Los personajes están firmemente perfilados, Roy, adolescente, indeciso, se encuentra atrapado entre el amor y el odio que siente hacia ese padre débil, que en vez de erigirse como la figura protectora que debe ser, apoya todo su peso en su hijo. Jim, un personaje al que odiamos pero al que no podemos dejar tampoco de compadecer por su forma de actuar, basada más que en la maldad, en un egoísmo infinito.

Adak Island

Cuando comencé el libro pensé que la premisa de un padre que llevaba a su hijo a vivir durante un año a las inhóspitas tierras de Alaska era un buen punto de partida, aunque bastante poco creíble. ¿A qué padre se le ocurriría una idea tan descabellada? Pues bien, al terminar el libro y buscar algo de información sobre el autor, me encuentro con que sí que existió un padre así, el padre del propio autor. David Vann nació en 1966 en la remota Adak Island, en Alaska.Cuando tenía 13 años (la misma edad que su protagonista), su padre, depresivo y lastrado por sus dos divorcios, le propuso irse a vivir durante un año con él a una cabaña en medio de la nada en Alaska. David le dijo que no, no quería dejar a sus amigos y a su familia durante tanto tiempo.  A las dos semanas de su negativa, su padre se suicidó con una de sus armas de caza, una experiencia traumática que le dejó un gran sentimiento de culpabilidad durante mucho tiempo y una pregunta: ¿qué hubiera sucedido si le hubiera dicho que si a su padre? Esa hipótesis novelada es la que se desarrolla en Sukkwan Island, una manera del autor de exorcizar una tragedia que le ha acompañado toda su vida.




Como suele suceder cuando una novela te ha gustado mucho, estoy recomendando Sukkwan Island a todo el mundo, y ahora, que acabo de terminarla, comenzaré con mi campaña de prestarlo a todo aquel que lo quiera. Me alegrará enormemente haber conseguido que os interese, que os animéis a leerla, ya que creo que es una de las grandes novelas que ha aparecido en los últimos años, nos remueve violentamente por dentro, pero es necesaria, no hay buen libro que no despierte algo en nuestro interior y lo sacuda. Yo pienso seguir conociendo la obra de David Vann, en breve, me internaré de nuevo en Alaska con Caribou Island, en la que saca a la luz otra tragedia vivida en su familia, el asesinato o suicidio de los padres de su madrasta, un suceso que en Sukkwan Island ya se nombra tímidamente.


"¿Qué tenían de mágico esos lugares? ¿Qué tenía la frontera que le hacia sentir que era lo único que estaba realmente vivo? Carecía de sentido, porque no le gustaba estar incómodo y no soportaba estar solo. Quería ver a alguien en todos los momentos de todos los días. Quería una mujer, cualquier mujer. El paisaje no significaba nada para él si tenía que verlo solo." 

viernes, 16 de marzo de 2012

Londres en imágenes: fotografías de E.O. Hoppé en la Sala Azca de la Fundación Mapfre

Estación de metro British Museum, Londres (1937)


Si hay unas salas que se han convertido en los últimos años en mis favoritas, por méritos propios, son las salas de la Fundación Mapfre, tanto la que tienen en Recoletos (donde podéis ver aún las muestras de Lewis Hine y Odilon Redon de las que os hablé aquí), como la de Azca. Gracias a ellas, he aprendido muchísimo de fotografía, he conocido a fondo la obra de fotógrafos clásicos que hasta entonces solo podía ver en libros o en la pantalla del ordenador, e incluso, ahora, cuando voy a una muestra puedo detectar a veces la influencia de un fotógrafo en la obra de otros. En esta ocasión quiero hablaros de la maravillosa muestra dedicada al fotógrafo Hoppé que puede verse hasta el 20 de mayo en la Sala Azca, una sala quizá no muy conocida, algo oculta en la planta baja del centro comercial Moda Shopping en Castellana (metro Santiago Bernabeu), pero que vale realmente la pena conocer.

Children's Christmas Party, Londres (1932)


La muestra Hoppé. El estudio y la calle hace un recorrido por la obra del fotógrafo Emil Otto Hoppé, nacido en Munich en 1878 y fallecido en Londres en 1972, donde vivió durante muchísimos años (desde 1902), algo que impregna toda su obra: tan británica, tan apegada a la ciudad y a sus habitantes, por los que se nota que el fotógrafo sentía un gran cariño, no exento de cierto humor ante la excentricidad del carácter inglés. 

Metro en Westminster, Londres (1937)


Se ganaba la vida retratando a lo más exclusivo de la sociedad: bailarinas, escritores, científicos, políticos... algo que no le alejó nunca de la realidad de las calles, ya que aparte de ese trabajo de estudio que le daba de comer, recorrió las calles de Londres retratando a sus gentes.

Oxford Street (1934)

Hoppé comenzó su carrera como fotógrafo en 1907 abriendo un estudio en el londinense barrio de Baron's Court, donde pronto ganó fama como retratista. Fue sin duda el fotógrafo más famoso del Londres  de los años 20, y ser retratado por él se convirtió en un símbolo de estatus social. 

Rudyard Kipling (1912)


Para que sus retratos reflejaran realmente a la persona retratada, se documentaba hablando con ellos mientras les fotografiaba, lo que hacía que estos se relajaran, y lo que explica por qué muchas de ellas tienen ese aire tan natural y no posado. Solía trabajar con poca profundidad de campo con un fondo neutro para resaltar aún más el carácter individual de sus retratados, entre ellos podemos ver a Ezra Pound, la futura reina madre siendo aún la duquesa de York, Albert Einstein, su gran amigo Bernard Shaw (aficionado a la fotografía, ambos compartieron muchos paseos en busca de imágenes), W.S. Maugham, Rudyard Kipling, Rabindranath Tagore, Fritz Lang, Mussolini, Conan Doyle, y muchos más.

George Bernard Shaw, (1923)

En 1922 publicó el libro The book os Fair Women (El libro de las bellas), que levantó un gran revuelo, ya que entre las mujeres más bellas no solo retrató a europeas, sino a mujeres de distintas razas y continentes, algo inconcebible en la época, en la que no se toleraba equiparar la belleza de una mujer blanca y europea con la de una mujer de otra raza, ya que se consideraba que estas no podían ser igual de hermosas. 

Lady Diana Cooper (1916)

No solo fue un adelantado al mostrar que una mujer puede ser bella independientemente de su raza, país de origen o nivel económico, sino que apoyó firmemente el movimiento sufragista de la época, ya que consideraba que la mujer tenía todo el derecho al voto, y que la belleza no estaba reñida con la lucha por los derechos de la mujer.

Anna May Wong (1926)


Otra de sus series, para mi gusto una de las más interesantes, es la de los tipos, una serie de fotografías que dieron lugar a dos libros: Taken from Life (Tomado de la vida) y London Types (Tipos londinenses). 

Master William Dennis Simmons de los 'Pearlies', Londres (1922)


En estos retratos, recortaba muchas veces la imagen para que tan solo quedara la cabeza o como mucho el busto, lo que añadía intensidad y fuerza a la imagen. Con estos retratos no buscaba al individuo como  sucedía en las imágenes de estudio, sino un "tipo", un representante de un grupo social específico.

Tipo neoyorquino (1921)

Sus series sobre la calle son también especialmente interesantes, Hoppé paseaba por Londres para retratar a la gente y sus calles, muchas veces con la cámara oculta para que la presencia de esta no restara naturalidad a las imágenes que capturaba. En ellas se pueden observar algunos de los elementos icónicos y representativos de la cultura inglesa como el metro, los bobbies, la hora del té, los internados o el amor por los animales y la naturaleza, en las que especialmente se puede observar ese cariño del  que os hablaba antes del fotógrafo por su ciudad.

Escuela Rodean, cantando en la capilla, Brighton, West Sussex (1935)


Sorprende la modernidad no solo de sus ideas, sino de sus planteamientos y fotografías, que serían luego adoptadas por fotógrafos posteriores. Me llamó especialmente la atención la imagen tomada al fundador del futurismo, el poeta y editor italiano Filippo Tomaso Marinetti, en cuyo retrato quiso incluir el movimiento vanguardista que capitaneaba, mediante la doble exposición, el rascado del negativo y otras técnicas que consiguieron una imagen de una gran fuerza expresiva, moderna y original.


Filippo Tomaso Marinetti (1911)

Esta exposición me ha entusiasmado, me ha costado muchísimo seleccionar las imágenes, si por mi fuera las hubiera puesto todas. Si queréis ver más, tan sólo tenéis que echar un vistazo a la web de la E.O. Hoppé Estate Collection, de donde provienen la mayoría de las obras. Me he dejado muchas cosas, como los interesantes viajes que hizo alrededor de todo el mundo y que plasmó en magistrales imágenes. Podéis ver la muestra en la Sala de exposiciones AZCA (Avda. General Perón, 40) hasta el 20 de mayo, los lunes de 14 a 21 horas; de martes a sábado de 10 a 21 horas; y los domingos y festivos de 12 a 20 horas. La entrada es gratuita. Yo de vosotros, no me la perdería, espero que os haya gustado. ¡Feliz fin de semana!

lunes, 12 de marzo de 2012

'Poemas 1934-1952' de Dylan Thomas

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Título: Poemas 1934-1952
Autor: Dylan Thomas
Editorial: Visor Libros (1976)
Año publicación: 1934-1952
Páginas: 121
Precio: 10 euros


Como veis este año me estoy reconciliando totalmente con la poesía, género que abandoné un poco el año pasado, y he de decir que está siendo todo un placer. Aunque me encanta leer novelas, leer poesía tiene un "algo" que no tienen las novelas: acurrucarme en el sofá e ir leyendo los poemas, deteniéndome en ellos, pensándolos, saboreándolos, volviendo a ellos, a una frase o pensamiento que me ha gustado especialmente. Muchos comentáis siempre que no leéis poesía, que no es lo vuestro, creo que es cuestión de dedicarle tiempo. Desde luego, en el metro o el autobús, atestado de gente, con conversaciones a gritos, es imposible disfrutarla. Pero, si se tiene un momento de tranquilidad, es de las lecturas más satisfactorias que se pueden hacer. Buscad a vuestro poeta, si no os gusta la poesía es porque aún no habéis encontrado al poeta con el que conectáis. En mi caso, mi favorita es la anglosajona, tanto ingleses, irlandeses como americanos, especialmente porque con la traducción siempre se pierde mucho, y el inglés es el otro idioma junto al español en el que leo, así que suelo hacerme con ediciones bilingües para poder disfrutar de los poemas en su idioma original. Aquí os pondré una selección de los poemas que más me han gustado del libro en su traducción al español, por no hacer una entrada demasiado larga.

La mano que firmó el papel

La mano que firmó el papel derribó una ciudad;
cinco dedos soberanos el aliento tasaron,
doblaron el globo de muertos y seccionaron un país;
estos cinco reyes la muerte a un rey causaron.

La poderosa mano lleva a un hombre caído,
el yeso agarrota sus articulaciones;
una pluma de ganso puso fin a la muerte
que había puesto fin a las conversaciones.

La mano que firmó el tratado engendró fiebre,
y creció el hambre, y vino la langosta;
grande es la mano que domina al hombre
tan sólo por haber garabateado un nombre.

Los cinco reyes cuentan los muertos mas no calman
la herida encontrada ni acarician la frente;
una mano gobierna la piedad como otra el cielo;
lágrimas por derramar, ninguna mano tiene.

Hace poco vi la película En el límite del amor, protagonizada por mi adorado Cillian Murphy, Keira Knightley, Sienna Miller y Mathew Rhys. Una película que os recomiendo que no os perdáis, en la que se narra un pequeño episodio de la vida del poeta inglés Dylan Thomas, y que me animó a leer la antología que tenía desde hace tiempo en casa.



Poemas 1934-1952 hace una selección de algunos de los poemas que Dylan Thomas escribió a lo largo de su breve vida. Nacido en Swansea (Gales) en 1914 y fallecido en Nueva York en 1953, se trata de uno de los poetas ingleses más destacados de la primera mitad del siglo XX. Marcado como tantos otros compatriotas por el estallido de la II Guerra Mundial (aunque él no llegó a alistarse nunca), sus poemas se alejan de lo inmediato, de todo lo que le rodea, y se centran en un tema central: la vida y la muerte, como dos entes inseparables y necesarios, la creación y la destrucción de todo lo vivo, el asombro diario ante la vida y todo lo hermoso que contiene.

Y la muerte no tendrá señorío

Y la muerte no tendrá señorío.
Desnudos los muertos se habrán confundido
con el hombre del viento y la luna poniente;
cuando sus huesos estén roídos y seas polvo los limpios,
tendrán estrellas a sus codos y a sus pies;
aunque se vuelvan locos serán cuerdos,
aunque se hundan en el mar saldrán de nuevo,
aunque los amantes se pierdan quedará el amor;
y la muerte no tendrá señorío.

Y la muerte no tendrá señorío.
Bajo las ondulaciones del mar
los que yacen tendidos no morirán aterrados;
retorciéndose en el potro cuando los nervios ceden,
amarrados a una rueda, aún no se romperán;
la fe en sus manos se partirá en dos,
y los penetrarán los daños unicornes;
rotos todos los cabos ya no crujirán más;
y la muerte no tendrá señorío.

Y la muerte no tendrá señorío.
Aunque las gaviotas no griten más en su oído
ni las olas estallen ruidosas en las costas;
aunque no broten flores donde antes brotaron ni levanten
ya más la cabeza al golpe de la lluvia;
aunque estén locos y muertos como clavos,
las cabezas de los cadáveres martillearan margaritas;
estallarán al sol hasta que el sol estalle,
y la muerte no tendrá señorío.


Dylan Thomas junto a su mujer Caitlin
Dylan Thomas fue un vividor, bohemio, alcohólico, amante de la vida, en definitiva, hasta sus últimas consecuencias. Ha sido denominado el último maldito, con todos los excesos que ello conlleva, no en vano murió con tan solo 39 años. Sus poemas contienen todo ese universo oscuro y decadente, están llenos de sonoridad (por lo que si podéis, os recomiendo que los leáis en inglés), de imágenes, a veces crípticas, pero siempre de una gran belleza. Os animo a que conozcáis a este poeta del que, como curiosidad, os diré que se cuenta que Bob Dylan tomó su nombre por la gran admiración que sentía por sus poemas.

La fuerza que por el verde tallo impulsa la flor

La fuerza que por el verde tallo impulsa la flor
impulsa mis verdes años; la que agosta la raíz del árbol
es la que me destruye.
Y yo estoy mudo para decirle a la rosa doblada
que dobla mi juventud la misma invernal fiebre.

La fuerza que impulsa el agua entre las rocas
impulsa mi roja sangre; la que seca las ruidosas corrientes
vuelve cera la mía.
Y yo estoy mudo para decirles con mi boca a mis venas
que la misma boca bebe en la corriente del monte.

La mano que arremolina el agua del estanque
remueve la arena; la que amarra el soplido del viento
detiene mi vela de sudario.
Y yo estoy mudo para decirle al verdugo
que su cuerpo vil está hecho de mi arcilla.

Los labios del tiempo sorben del manantial;
el amor gotea y se recoge, mas la sangre vertida
calmará sus pesares.
Y yo estoy mudo para decirle al viento de un tiempo
que el tiempo ha marcado un cielo alrededor de los astros.

Y yo estoy mudo para decirle a la tumba de la amada
que en mi sábana avanza encorvado el mismo gusano.

viernes, 9 de marzo de 2012

Imágenes de Madrid

|© Alone

Hoy no os traigo ninguna exposición, aunque normalmente es lo que toca muchos viernes, sino que, con mucha vergüenza aún, quiero enseñaros mis primeras fotos con mi nueva cámara Réflex Canon 550D

Yellow Day

Este domingo, 4 de marzo, fue mi cumpleaños, y aunque la cámara ha sido el regalazo que me han hecho mis padres, la tenía ya en mis manos desde hace poco menos de mes, tiempo que he aprovechado para sacar algunas imágenes e ir aprendiendo a manejarla. 

Travels with Charley


Es una auténtica maravilla. Comparada con mi pequeña compacta Panasonic esto es todo un mundo. 

Conache


Eso sí, ahora me queda todo por aprender, y cuanto más estudio y avanzo, más me doy cuenta de lo muchísimo que me queda aún, pero quería enseñaros las imágenes que más me han gustado, compartir con vosotros esta pasión que he sentido siempre por la fotografía y que intento sacar ahora adelante. 


Yesterday

Para mí, una imagen es una historia, eso es lo que busco, contar una historia con cada fotografía. De momento me apoyo mucho en cosas que he visto, en los clásicos de la fotografía, pero espero poco a poco ir consiguiendo mi propio estilo. 

Behind the walls

Madrid es además para mí una fuente inagotable de imágenes, una ciudad que adoro, con rincones únicos, y siempre inexplorada: por mucho que la patees siempre descubres algo nuevo.

Sunday Morning

Espero que no seáis muy duros conmigo, aunque por supuesto, quiero opiniones y consejos a raudales, para eso os las muestro, para que me ayudéis a mejorar y a aprender. Espero que os gusten, y poder enseñaros pronto imágenes mucho mejores.

Inside the story


Por cierto, en los nombres de las fotos hay una alusión al título de un maravilloso libro de Steinbeck, uno de mis autores favoritos ¿sabéis cuál es?. 


Sweet

Si sentís curiosidad por ver más imágenes, o queréis ver estas con mayor calidad, podéis ir a mi página de Flickr.

Fairy Tales
¡Feliz Fin de Semana!

lunes, 5 de marzo de 2012

'En lugar seguro' de Wallace Stegner

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Título: En lugar seguro (Crossing to Safety)
Autor: Wallace Stegner
Editorial: Libros del Asteroide (2008)
Año publicación: 1987
Páginas: 392
Precio: 21,95 euros


Nuestras discusiones más acaloradas eran siempre sobre cómo podríamos contribuir. No nos preocupaban las recompensas. Éramos jóvenes y serios[...] Más allá de un mínimo básico, el dinero no era un objetivo que respetásemos. Algunos sospechábamos que el dinero ni siquiera era muy bueno para las personas [...] Pero todos teníamos la esperanza de, en la medida en que nuestras capacidades nos lo permitieran, definir e ilustrar la vida digna de vivirse. [...] Dejar una huella en el mundo. En vez de eso, el mundo ha dejado huellas en nosotros. Nos hemos hecho mayores. La vida nos ha escarmentado tanto que ahora esperamos quietos a la muerte. (El lugar seguro)

Hay libros llenos de acción, en los que se suceden los acontecimientos, los giros, las sorpresas. Hay asesinatos, grandes dramas, situaciones intensas. Si es eso lo que buscáis, no os acerquéis a En lugar seguro de Wallace Stegner. Este pertenece a esa otra clase de libros, reflejo de la vida misma, un transcurrir sereno, con sus altibajos, pero sin grandes sobresaltos. Si tuviera que destacar la mayor virtud de esta novela sería la de ser lo más fiel a la vida de una persona que he leído nunca. En lugar seguro es la vida de dos parejas de amigos, los Lang por un lado (Charity y Sid) y los Morgan (Sally y Larry) por otro, y su larga amistad desde sus comienzos: ellos como profesores de Literatura en la Universidad de Wisconsin en plena Gran Depresión, y ellas embarazadas de su segundo y primer hijo respectivamente, hasta la actualidad, 34 años más tarde. La historia nos la cuenta Larry, quien va recordando los años pasados junto a sus amigos, los malos momentos, los buenos, las ilusiones y esperanzas, los primeros logros... Las dos parejas se reencuentran en la casa de veranero de los Lang en Vermont, un paraje idílico, lejos de la civilización, en un fin de semana que será el último que pasen los cuatro juntos.

Uno de los maravillosos bosques de Vermont donde podría encontrarse la casa de veraneo de los Lang

La novela transcurre a un ritmo sosegado y algo nostálgico, ya que es el propio Larry quien nos cuenta desde la edad madura sus recuerdos de juventud, con mucha añoranza y cariño hacia esos tiempos pasados. Esos momentos que no se sabían disfrutar al cien por cien, y que solo se disfrutan de verdad cuando ya han pasado. Esas grandes decepciones que con los años se relativizan y se ve que no eran para tanto, esos grandes momentos de alegría, incluso las desgracias con el tiempo llegan a atemperarse. Se nota mucho que se trata de la última novela que escribió Stegner cuando era ya anciano (con 84 años) por esa sabiduría que da  la edad, y que narra muchas vivencias personales. Él también fue profesor de Literatura en la Universidad de Wisconsin, y su gran amor por la naturaleza se ve reflejado en preciosos pasajes descriptivos de los inmensos bosques del estado de Vermont. Ese tono nostálgico, aunque no triste, sino más bien de cariño. incluso un tanto paternalista hacia uno mismo por no haber sabido disfrutar en su momento de la juventud y de los buenos momentos, siempre preocupados por algo, por el trabajo, por la falta de trabajo, por la llegada de hijos, por la casa, por la familia, por los amigos... Con el tiempo todas esas angustias se ven como lo que son, el día a día, la cotidianeidad de una vida humana, aunque cuando se viven sea imposible verlas de ese modo. Otra cosa que me ha gustado especialmente es la manera de escribir de Stegner, sus descripciones de la naturaleza son tan vivas que realmente nos mete entre los bosques de Vermont, nos hace sentir y respirar junto a sus personjes en el ambiente académico de Madison y viajamos con ellos a una Florencia mágica (con una escena realmente llena de magia, temprano por la mañana, contemplada por Larry y Sally desde el balcón de su cuarto), mucho más para ellos, americanos cultos y soñadores que ven en este viaje un retorno al germen de toda la cultura occidental. Parece que cuando leemos literatura norteamericana todo es Nueva York o California, y en ese sentido, me ha gustado mucho poder conocer otros dos estados nuevos: Vermont y Wisconsin, especialmente el primero con sus inmensos espacios naturales.

Universidad de Wisconsin

El libro es ante todo un relato vital, cómo uno trata de salir adelante, de luchar por sus sueños, aunque lo más habitual es que estos se vayan rompiendo o transformando por el camino. Un ensalzamiento de la amistad, en este caso, de largo recorrido. Y esencialmente, se trata de un relato que si bien nos sitúa en varios contextos históricos interesantes, como la Gran Depresión, la Guerra Civil española, la llegada al poder de Hitler y Stalin, la II Guerra Mundial... se tratan solo de eso, de contextos, ya que lo importante son los cuatro personajes, cada uno con su personalidad y anhelos, y cada pareja con su propia personalidad de dos. Además, al tratarse de dos profesores universitarios y de sus cultísimas esposas, la novela está salpicada de poemas y referencias a escritores y poetas, conversaciones intelectuales que tienen entre sí los protagonistas, viajes, arte... He disfrutado mucho de sus conversaciones y teorías sobre la vida y la cultura, de sus veladas escuchando música y cantando, de sus picnics... Me he sentido como una más. Para mí ha sido una autentica delicia disfrutar de la maravillosa manera de narrar de Stegner, conocer a Charity, Sally, Sid y Larry, a los que he sentido como a amigos muy cercanos, y de los que me ha costado mucho despedirme al terminar el libro.

Wallace Stegner


Wallace Earle Stegner nació en 1903 en Lake Mills (Iowa) y falleció en 1993, además de novelista, fue historiador, biógrafo y ensayista y se le considera "el decano de los escritores del Oeste". Hijo de inmigrantes escandinavos, vivió en distintos puntos del Oeste americano antes de asentarse en Salt Lake City. Fue profesor de Literatura en distintas universidades, entre ellas la de Wisconsin (al igual que los protagonistas del libro) hasta instalarse definitivamente en Stanford, donde pondría en marcha una de las escuelas de escritura más importantes del país en la que estudiarían autores tan célebres como Raymond Carver o Ken Kesey. Fue un gran defensor de la naturaleza y el medio ambiente y participó en varias campañas por la defensa de la naturaleza y con organizaciones como la red de parques de EEUU o la Wilderness Society, algo que en esta novela se nota intensamente en sus descripciones sensoriales de los bosques de Vermont. Recibió entre otros galardones la Commonwealth Club Gold Medal, el Premio Pulitzer por Ángulo de Reposo y el National Book Award por El pájaro espectador. Stegner murió a  los 90 años a causa de las lesiones que sufrió tras un accidente de coche en Santa Fé (Nuevo México), ciudad en la que se encontraba para dar una conferencia.

viernes, 2 de marzo de 2012

Retrospectiva de Marc Chagall en el Museo Thyssen-Bornemisza y en la Fundación Caja Madrid

El violinista (1912-1913)


Ya os comenté la semana pasada que había visto la mitad de la muestra dedicada a Marc Chagall que tienen en la Fundación Caja Madrid, ahora, tras haberla completado con la visita al Museo Thyssen, os puedo asegurar que esta va a ser una de las exposiciones imprescindibles del año, algo que, si os gusta el arte no podéis perderos bajo ningún concepto. Marc Chagall es único, con el color, el dibujo y una fuerte carga simbólica como señas de identidad, sus cuadros son claramente reconocibles. Esta retrospectiva a su obra, la mayor que ha habido hasta el momento en España, recoge 169 obras procedentes de colecciones privadas y de los mejores museos y galerías de todo el mundo. Cada cuadro de Chagall es como un gran sueño con pequeños detalles, tanto que podríamos quedarnos contemplando cada cuadro horas y horas y seguir descubriendo pequeños guiños, gestos o personajes en él.


Sueño de una noche de verano (1913)

La muestra se estructura de manera cronológica, comenzamos en el Thyssen con El camino de la poesía, desde sus inicios en Rusia y sus primeros años en París hasta su exilio forzoso en Estados Unidos, así como su experiencia en la Rusia Revolucionaria y su regreso a Francia en los años 20, en un periodo que comprende de 1909 a 1947. En esta primera parte la fuerza de las tradiciones, lo sagrado, el mundo onírico, los cuentos, la biblia, la guerra y el Éxodo, son los temas recurrentes. La primera sala nos introduce en Rusia: fuentes y tradiciones, Marc Chagall nació en 1887 en Vitebsk (Bielorrusia), una población con una importante comunidad judía. Esa infancia feliz, llena de tradiciones, ritos, sentido de comunidad y familia, legado ruso y judío, impregnará su obra durante toda su vida. En 1907 Chagall se trasladó a San Petersburgo para estudiar en la escuela de la Sociedad de Patrocinadores del Arte, una vez conseguido cierto reconocimiento como artista, se trasladó a París, al bohemio barrio de Montparnasse, donde la vida cultural y artística bullía en aquel momento.

Entre perro y lobo (1938-1943)

A continuación, asistimos a Tradición y ruptura, donde podemos ver cómo toma la tradición pictórica para romper con ella y crear algo nuevo, algo que será su sello de identidad. Los años de París significan para Chagall un aprendizaje y un enraizamiento aún más profundo con su pueblo natal, al que añora profundamente. Lo sagrado y la poesía serán dos constantes en su obra, la religión siempre ocupará un papel importante en ella, la poesía será el otro eje vertebrador, siendo él mismo poeta y codeándose con los escritores más relevantes de la época como Apollinaire, Breton o Malraux.

El poeta tumbado (1915)

El sueño y la realidad es otra de las dualidades, quizá la más importante, de los cuadros de Chagall. Las obras presentan en principio un tema realista que, con poco que observemos, se descompone y deja paso a un mundo onírico y surrealista lleno de magia. La luz del color investiga en las tonalidades tan personales y fuertes que usa el artista, predominando los rojos y azules intensos. Siempre influenciado por su infancia, los Cuentos y fábulas aparecen una y otra vez reflejados en sus obras, resulta un lujo poder contemplar los maravillosos grabados que realizó para ilustrar la extraordinaria novela Almas Muertas de Gógol o las Fábulas de La Fontaine. Otra de sus grandes aportaciones a la ilustración fueron las que hizo de la Biblia que realizó tras un viaje a Palestina que le marcaría profundamente. Lo sobrenatural viene en este caso muy unido a su faceta religiosa.

La casa azul (1917-1920)


La guerra y el éxodo: con una vida tan longeva como la suya (murió a los 98 años en Francia) Chagall vivió las dos guerras mundiales, la Revolución Rusa y un sin número de conflictos que terminaban siempre con el éxodo y el sufrimiento de la población. En 1914 regresa a su pueblo natal donde se casa con Bella Rosenferld con quien tiene a su hija Ida. Permanecería durante la Primera Guerra Mundial en Vitebsk, para posteriormente participar de manera activa en la Revolución rusa. El Ministro de Cultura Soviética lo nombró Comisario de Arte para la región de Vitebsk, donde fundó una escuela de arte. Sin embargo, no supo desenvolverse dentro del complejo sistema soviético, por lo que terminó por mudarse a Moscú y regresando finalmente a París en 1923. 


La virgen de la aldea (1938-1942)

Con la ocupación alemana de Francia durante la II Guerra Mundial y la deportación de los judíos a los campos de exterminio nazis, Marc Chagall se vio obligado a marcharse de París y buscar refugio en Estados Unidos. Gracias al periodista estadounidense Varian Fry, pudo escapar de Francia a través de España y Portugal para instalarse en Estados Unidos. 

Sobrevolando Vitebsk (sin fecha)


Pasamos en este momento al edificio de la Fundación Caja Madrid donde continúa la muestra bajo el nombre de El gran juego del color, que se centra en la evolución artística posterior a 1950, con dos grandes temas: la Biblia y el Circo. Aquí encontramos grandes cuadros, escultura y cerámica, y obras más variadas. Al terminar la II Guerra Mundial, Chagall regresa con su familia a Francia y se instalan en el sur, en Vence, donde viviría hasta su muerte. Su obra ya no se circunscribe solo a los cuadros, sino que se amplía a vidrieras y teatros, como el techo de la ópera de París o murales para la Metropolitan Opera de Nueva York.

Los tejados rojos (1953)

Una parte importante y quizá menos conocida de su producción son sus bellas cerámicas y esculturas, de las que podemos ver una pequeña muestra. También experimenta con el negro, volviéndose más oscuras sus imágenes, aunque las Luces del Mediterráneo también serán otro camino expresivo, influenciado por la intensa luminosidad del lugar donde vive.

Dos desnudos (1953)


Destellos de la última obra, nos muestra las ultimas producciones del artista, quien no dejó en ningún momento de innovar y de experimentar tanto en técnicas como en temas. Los libros serán también una constante, una presencia que siempre ha estado muy ligada al propio Chagall, gracias también a su estrecha relación con los escritores de su época., que se traducirían en la producción de ilustraciones de libros, litografías y grabados.

La guerra (1964-1966)

El circo es uno de los grandes temas de esta última etapa, el color, el movimiento y vivacidad de este mundo en continuo trajín atraen al artista, quien plasma toda esa vida en un lienzo. A pesar de que su obra es muy vanguardista, es imposible adscribirle a una corriente concreta, Chagall es Chagall, y con esta exposición es algo que se ha querido mostrar, convivió con otros artistas pero siempre conservó su estilo único y personal.

El circo rojo (1956-1960)

Ambas muestras pueden verse hasta el 20 de mayo de 2012, en la Sala de exposiciones temporales del Museo Thyssen-Bornemisza de martes a domingo de 10 a 19 horas y los sábados de 10 a 23 horas, al precio de 9 euros; en la Sala de exposiciones temporales de la Fundación Caja Madrid de martes a domingo de 10 a 20 horas, con entrada gratuita. No siempre es así, pero en esta ocasión diría que ambas partes son imprescindibles, lo ideal sería ver las dos. Sin embargo, si lo que falta es tiempo, recomendaría ver la del Museo Thyssen, con obras más sobresalientes, aunque en la Fundación Caja Madrid sean más abundantes y abarquen un periodo de tiempo más amplio. Pero que no os detenga el tema económico, es cierto que la entrada en el Thyssen es algo cara, así que si es por un tema económico que nada os frene, en la Fundación Caja Madrid la entrada es gratuita y vale de verdad la pena perderse entre los cuadros de este genial artista, una oportunidad única de poder verlos en persona. Espero que hayáis disfrutado de la exposición (aunque sea virtualmente) y que los que podáis os animéis a verla. ¡Feliz fin de semana!