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miércoles, 19 de octubre de 2011

'Contagio' de Steven Soderbergh



Quizá hayáis oído hablar ya de Contagio, esa película de Steven Soderbergh (Traffic, Ocean's Eleven, El buen alemán o Che) sobre virus y plagado de rostros famosos. Confieso mi debilidad por el cine de estas características, ya sean zombies, o como en este caso, virus infecciosos, las historias que muestran una plaga que se va extendiendo suelen entretenerme, por muy visto que esté ya el tema. Sin embargo, Contagio es diferente. ¿Y por qué? Porque, aunque lo pueda parecer a primera vista, no es la típica superproducción americana que presenta una catástrofe humana y cómo un grupo de valientes salvan a la humanidad. Hecha por otro, podría haber sido una película más sobre virus, hecha por Soderbergh, la película consigue crear algo nuevo donde parecía que ya estaba todo dicho. Aquí no hay héroes, tan solo personas anónimas, como tú o como yo, gente que ante una emergencia no se para a pensar cuál será la mejor manera de salvar el mundo, sino cómo nos podremos salvar a nosotros mismos y a nuestros seres queridos. El heroísmo no es real, bien lo sabemos, tampoco esos aplausos tan falsos que se ven en tantas pelis americanas, la realidad es el miedo al contagio, el sálvese quién pueda. Todo comienza cuando Beth Emhoff (una soprendéntemente buena en su papel Gwyneth Paltrow) vuelve a Mineápolis desde Hong Kong trayendo consigo un virus letal que se trasmite por el aire y por el contacto físico. Poco a poco, el virus se va extendiendo por todo el mundo, y miles de personas comienzan a morir sin que haya una cura posible. Desde este momento vemos las distintas reacciones por las que pasan las distintas personas implicadas: desde el marido de Beth, Mitch (Matt Damon) quien trata a toda costa de salvar a su hija y a sí mismo del contagio aislándose de los demás; la doctora Leonora Orantes (Marion Cotillard) de la OMS quien investiga el origen del virus en Hong Kong; o la doctora Erin Mears (Kate Winslet) quien trata de contener la epidemia en EEUU. También tenemos la otra cara de la moneda, los saqueos, el robo y el allanamiento de viviendas para conseguir alimentos o medicinas, o los que tratan de aprovecharse de una situación crítica, como es el caso de Alan (Jude Law, quizá el actor que más se luce en el film con su excelente actuación), un blogger que trata de sacar tajada de la situación. 


Intencionadamente, Soderbergh no ha querido ahondar en los personajes, ya que ellos no son los protagonistas del film, sino el virus. Ellos tan solo son personas anónimas, engranajes de una situación. Si alguno de ellos cae, el mundo sigue girando, como sucede en la realidad. El montaje de la película es quizá lo que más me ha gustado de ella, con un ritmo trepidante, pasando de un punto del mundo a otro, de un personaje a otro, el virus se va extendiendo, el miedo y el pánico de los personajes también, y el nuestro. Y es que el director consigue contagiarnos ese pánico, tan solo unos primeros planos de pomos, vasos u objetos que ha podido tocar gente contagiada nos ponen los pelos de punta, todo ello acompañado de una excelente banda sonora que incrementa nuestra angustia. Yo soy una persona extremadamente hipocondríaca y escrupulosa, con lo que podéis imaginar cómo salí del cine, tenía ganas de estrangular a uno que salía de la sala tosiendo. Manías aparte, es cierto que la película plasma de una manera muy realista cómo podría desarrollarse una pandemia mundial, algo que podría suceder en cualquier momento, y que ya hemos vivido a menor escala con las Vacas Locas o la Gripe A, por ejemplo. Lo que sí que da que pensar es en lo indefensos que estamos, en las mil y una cosas antihigiénicas que hacemos al día (como tocarnos inconscientemente la cara miles de veces después de haber tocado cientos de objetos). En mi caso, si ya extremaba las precauciones, voy a ser más cauta aún, especialmente en invierno, no es cuestión de volverse loco u obsesionarse, pero sí de tener ciertas medidas higiénicas básicas. No sé ni la de veces que me he escandalizado al ver cuánta gente va al baño sin lavarse las manos después (puajj), o cómo no se las lavan antes de comer, o cómo comparten bebidas y comida con gente con la que no tienen una relación estrecha, etc, etc, etc... Os guste o no el género, Contagio es una buena película, llena de buenas actuaciones, con un punto diferente que la hace especial, y que os recomiendo sin reservas.

miércoles, 1 de junio de 2011

'Midnight in Paris' de Woody Allen



¿Sabéis cuando una película te enamora perdidamente desde el principio hasta el final? ¿Cuando adoras a su protagonista y querrías conocerle en la vida real? ¿Cuando te metes tanto en la historia que desearías poder entrar en la pantalla y vivirla personalmente? Eso mismo es lo que me ha pasado con la nueva película de Woody Allen, Midnight in Paris. Una película para la que no tengo calificativos suficientes, si os dijera que es maravillosa, divertida, inteligente, romántica, única, me estaría quedando corta. Sin duda, se ha convertido automáticamente en una de mis películas favoritas de Allen. ¿Demasiado entusiasmo? Puede ser, no son pocos los que me conocen y afirman que soy demasiado radical en mis gustos, lo que me gusta me encanta, lo que no, lo detesto. Quizá tengan razón. Woody Allen se encuentra entre mis directores favoritos, hasta el momento no ha habido ni una sola película suya que no me haya gustado (bueno, menos Vicky, Cristina, Barcelona, de la que prefiero pensar que no es de él y borrarla de mi mente), así que quizá mi opinión sea poco objetiva. Eso si, os puedo asegurar que toda la gente que salió el lunes del cine, lo hizo entregada con la película y con comentarios de lo más entusiastas.


Volviendo al film en si, Midnight in Paris nos sitúa en el París más bello que podáis imaginar, Allen utiliza unos planos y elige unas localizaciones que os enamorarán al instante de la capital francesa tanto si ya habéis estado allí como si no. Gil (Owen Wilson) es un escritor que se encuentra unos días en París con su prometida Inez (Rachel McAdams). Gil es un romántico, está profundamente enamorado de París, quiere trasladarse a vivir a una buhardilla de esta ciudad, le encanta pasear por las calles, especialmente bajo la lluvia, rebuscar entre los libros y discos de viejo, y desearía poder vivir en el París de los años 20 junto a algunos de sus escritores y artistas favoritos. Inez sin embargo es materialista y pragmática, sueña con vivir en la lujosa y amplia casa en Malibú. En vez de disfrutar de París, se dedica a salir a bailar a clubs, ir en taxi a todas partes, cenar y dormir en hoteles de lujo e ir de tiendas. Inez prefiere escuchar la cháchara pedante de su amigo Paul (Michael Sheen), quien es capaz de contradecir a una guía turística (una correcta, pero con un brevísimo papel, Carla Bruni) que pasear o charlar junto a su prometido. Una noche, al sonar las campanadas de medianoche, Gil se verá trasladado al París de sus sueños, al de los años 20 donde conocerá a Scott Fitzgerald y a su mujer Zelda, a Dalí, Picasso, Buñuel, Man Ray, Gertrude Stein, T.S. Eliot o Hemingway, entre muchos otros artistas e intelectuales.


Sin duda, los mejores momentos de la película son esos increíbles viajes al pasado. Cuánto me gustaría poder hacer algo así, aunque me costaría bastante elegir solo una época o un lugar. Las referencias a la literatura y el arte son constantes, y Gil vive esas noches como el gran regalo que son, por fin puede charlar con su admirado Hemingway quien le asegura que se sabe si es amor verdadero si al hacer el amor con la persona amada se pierde el miedo a morir, porque por un momento nos sentiremos inmortales; mostrarle su obra a Gertrude Stein (Kathy Bates); escuchar en directo a Cole Porter; admirar junto a Matisse sus cuadros; mantener un diálogo surrealista con Man Ray y Dalí, bajo la atenta mirada de Luis Buñuel; o enamorarse de una de las musas y amantes de Picasso, la adorable Adriana (Marion Cotillard).


Allen ha conseguido además que me enamore de Owen Wilson, o más bien de su personaje, ya que hasta ahora era un actor al que no soportaba. Sin embargo, Gil, con sus dudas, con su gusto por los viejos vinilos, por los clásicos de la literatura, por perderse por las calles de París y pasear bajo la lluvia, me ha hecho reconciliarme con este actor que espero aproveche la oportunidad que le ha brindado Allen y deje las absurdas comedias a las que nos tiene acostumbrados, ya que realmente tiene madera de actor. La otra gran joya de la película es la siempre chispeante Marion Cotillard, gracias a la cual, Gil se dará cuenta de que no podemos vivir siempre de nuestros sueños, y que la ilusión de que cualquier otra época pasada fue mejor, es tan solo eso, una ilusión provocada por la propia insatisfacción que la misma vida nos produce. 


Lo que más me gusta de Allen es la facilidad que tiene para hacerme salir del cine con una sonrisa en los labios, mucho más feliz, como en una nube en la que creo que todo es posible, que puedo conseguir lo que quiera y que los sueños, si se persiguen, pueden hacerse fácilmente realidad. Está claro que os animo a verla ¿verdad?

miércoles, 19 de agosto de 2009

Enemigos públicos: Dando caza a John Dillinger, enemigo público número 1


Michael Mann
, Johnny Depp y Christian Bale juntos en una película, Enemigos públicos, ¿qué puede salir de todo esto más que un excelente film? Pues así es, confieso que tanto Depp como Bale son dos de mis actores favoritos, han sabido crear un equilibrio perfecto -especialmente Bale- entre cine comercial y grandes interpretaciones sin caer en proyectos ridículos sólo por dinero o por el afán de fama rápida, ellos no lo necesitan, son dos grandísimos actores, y no dejan de demostrarlo. El hecho de que en la película se hable de John Dillinger el enemigo público número 1, un ladrón de bancos aclamado por las masas angustiadas por la crisis económica tras el crack del 29, al que la policía no consigue atrapar, sólo hace que acrecentar el interés del mismo. Mann utiliza en esta película una forma de rodar hiperrealista, que nos mete de lleno en la acción, además, cada una de las escenas está perfectamente coreografiada, tanto en movimientos como en una música especialmente escogida para cada momento. Hay que destacar también el papel de Marion Cotillard- Edith Piaf en La vida en rosa- que da vida a la sufrida novia de Dillinger, juntos, logran momentos de lo más románticos y consiguen humanizar aun más si es posible a este antihéroe. La película tiene ritmo, es ágil, no deja ni un momento de sorprendernos, tiene acción, humor, drama, romance, no le falta nada para atraer a todo tipo de público. Eso sí, no es el biopic al uso en el que se cuenta desde la infancia desdichada del personaje hasta su trágico final, el film trata de ser lo más realista posible y meternos de lleno en él como si fuésemos un personaje más. A pesar de mi predilección por Christian Bale, soberbio en su papel de policía incansable luchador contra los enemigos públicos, en esta ocasión es Johnny Depp quien nos vuelve a sorprender con su maestría y su amplio bagaje de registros. Con él nos acercamos a Dilinger, le entendemos, nos hacemos sus amigos, sus cómplices, nos enamoramos de él, pero también vemos sus debilidades, su ego desmedido, sus errores, su humanidad, en definitiva.