jueves, 25 de abril de 2013

'Invisible' de Paul Auster


Título: Invisible (Invisible)
Autor: Paul Auster
Traducción: Benito Gómez Ibáñez
Editorial: Anagrama edición Círculo de Lectores (2009)
Año de publicación: 2009
Páginas: 277
Precio: 16,50 euros


No haber intervenido es con mucho la cosa más reprensible que he hecho nunca, el punto más bajo de mi andadura como ser humano. No sólo permitió que un asesino quedara impune, sino que tuvo el insidioso efecto de obligarme a afrontar mi propia debilidad moral, a reconocer que en ningún momento había sido la persona que yo creía ser, que era menos bueno, menor fuerte, menos valiente de lo que había imaginado ser.

Me declaro fan absoluta de Paul Auster, comencé a leer sus obras hace años con El país de las últimas cosas y quedé tan impactada por esa novela, que aún a día de hoy sigue siendo una de mis favoritas del autor, que continué sin descanso con las magníficas Leviatán, La música del azar, Mr Vértigo, El libro de las ilusiones o El palacio de la luna. Quizá fuera culpa mía por haberme entusiasmado tanto con un autor y haber leído en tan poco espacio de tiempo tantas obras suyas, o quizá es que sus primeras obras tenían una magia especial que le faltan a las últimas, pero de pronto, La noche del oráculo, Brooklyn Follies o Viajes por el Scriptorium me empezaron a parecer una repetición continua del mismo tema, los mismos personajes y situaciones, tanto que si me preguntarais por ellas no recordaría exactamente el argumento, mientras que de las primeras novelas que leí de él, aunque haya pasado más tiempo, guardo un recuerdo muy nítido y detallado. Hace poco me reconcilié con el autor con su Diario de Invierno que reseñé aquí, sin embargo, se trataba de un libro de memorias, muy a su manera, pero una biografía al fin y al cabo, que permitía adentrarse no solo en su vida sino en muchos personajes y momentos de su obra. Es por todo esto que me embarqué en la lectura de Invisible con reticencias, no tenía claro que una novela suya, y más siendo de las más recientes, de 2009, fuera a gustarme. Y no es solo que me haya gustado, sino que me ha entusiasmado, he vuelto a sentir esa magia de Auster y ya estoy pensando en repetir, espero que no vuelva a entrarme una nueva fiebre con el autor, pero lo cierto es que vuelve a situarse entre mis favoritos.

Universidad de Columbia

Invisible nos cuenta los recuerdos de Adam Walker cuando era un joven estudiante en la Universidad de Columbia cautivado por el extremista e iracundo profesor Rudolf Born y su esposa Margot. Junto a ellos vivirá momentos decisivos, especialmente al ser testigo de un asesinato brutal y sin sentido, y al no haber estado a la altura de las circunstancias y haber actuado de una manera poco ética. Años después, espía esa culpa que le ha perseguido toda su vida, escribiendo unas memorias que van más allá de ese asesinato y esos personajes iniciales. Nuevos personajes se irán uniendo a la trama y viajaremos de Nueva York a París en lo que no es sino la biografía de Adam Walker ligada a esos personajes y a ese intenso año, 1967, donde además de ser testigo de un asesinato vivirá dos relaciones con mujeres con las que no debería estar pero que, ambas, cada una a su manera le dejarán huella. 


West End Avenue, Manhattan, Nueva York

Este libro tiene muchos puntos positivos pero querría destacar dos que me han cautivado especialmente, de un lado, una historia muy bien construida con personajes muy reales y a la vez lo suficientemente especiales para que no se hagan anodinos, la trama atrapa desde el primer hasta el último momento, con una historia que no podemos dejar de leer. Auster logra que la vida de su protagonista nos atrape tanto que queremos seguir sabiendo de él, qué pasó después de ese año 1967 tan accidentado y lleno de acontecimientos, y si volvieron a reencontrarse esos personajes. De otro lado, la magnífica prosa de Auster que cambia de persona hasta en tres ocasiones mostrándonos una vez más que es un autentico mago de la escritura, ya que su protagonista nos cuenta su vida en primera, segunda y tercera persona sin que decaiga el ritmo en ningún momento. Además, encontramos un recurso ya habitual en Auster, pero que nos por ello deja de funcionar a la perfección, y es el de las historias dentro de las historias, como muñecas rusas. Personajes que nos van contando una historia dentro de la historia principal, y que dan su testimonio a través de sus palabras o cartas de lo que ha sucedido, rellenando de este modo los huecos de la historia. Y por último, no quiero dejarme un recurso que le añade aún más atractivo a la novela, y es que como la historia nos la cuenta Walker, cuenta lo que quiere, de hecho, uno de los personajes involucrados niega posteriormente uno de los acontecimientos lo que nos hace dudar si sucedió realmente o no, e incluso si el resto de lo que nos cuenta es real o solo producto de su imaginación.


Rue Mazarine, Paris

Los que ya conocéis la prosa de Auster podéis imaginaros perfectamente el tipo de libro que es y, aunque os hayáis desencantado como yo con el autor, os animo a leerla, porque esta historia es diferente, es fresca y parece que revive a nuestro viejo Paul Auster, el que nos ha encandilado siempre con sus historias. A los que aún no os habéis animado con el autor os animo de verdad a hacerlo, no os arrepentiréis, si el autor tiene un gran don es que es un excelente contador de historias, que atrapa con sus tramas y personajes y que posee un dominio tal del lenguaje que escribe de maravilla sin por eso ser pesado, sino al contrario muy ágil y asequible. No os perdáis la oportunidad de disfrutar con Auster.

lunes, 15 de abril de 2013

'Tierra' de David Vann

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Título: Tierra (Dirt)
Autor: David Vann
Traducción: Luis Murillo Fort
Editorial: Mondadori (febrero 2013)
Año de publicación: 2012
Páginas: 256
Precio: 21,90 euros

A la mañana siguiente, Galen estaba obsesionado con la idea de que su madre era el enemigo. Tal vez desde siempre. Era difícil determinar desde cuándo. ¿En qué momento se había vuelto contra él y por qué?

Hay autores que por desgracia lo son de un único título, al igual que hay músicos que lo son de una única canción o álbum. Pueden sacar luego más cosas, pero no llegan a la altura de ese éxito inicial. Es lo que le sucede a David Vann, un autor que me sorprendió y enganchó totalmente con Sukkwan Island y que libro tras libro me va decepcionando cada vez más. Caribou Island me pareció inflada con páginas de más, aunque el final me gustó y elevó un poco mi valoración del libro. Sin embargo, de Tierra no puedo salvar nada, es cierto que el estilo ágil y sencillo repleto de diálogos de Vann está ahí, que hay conflictos familiares y generacionales, y que hay un final explosivo y sorprendente que nos deja impactados, pero aún así, bajo mi punto de vista, es un libro que no vale la pena. Ya iba sobre aviso gracias a la magnífica reseña de La medicina de Tongoy, aún así, el buen sabor de boca que me dejó Sukkwan Island y la preciosa portada de Tierra me animaron a leerlo. Para mi gusto, no hay nada peor que el hecho de que un libro nos aburra, nunca hubiera imaginado que un libro de David Vann lo consiguiera, pero sí, Tierra me ha aburrido soberanamente. Incluso el final de choque, que suele ser el punto fuerte de sus novelas, está tan extendido, se demora tanto en él a lo largo de páginas y páginas que ha llegado a cansarme.

Central Valley (California)

En esta ocasión Vann abandona Alaska, escenario de sus dos anteriores novelas, y nos lleva a un paisaje muy diferente, la cálida y polvorienta California. Allí, Galen vive con su madre en una casa aislada, los dos solos, con las puntuales apariciones de su tía y prima, y las visitas a su abuela en una residencia, todos ellos inmersos en una continua disputa por la herencia familiar y los rencores por hechos del pasado. En ese ambiente, en el aislamiento de madre e hijo, en la imposibilidad de que Galen vaya a la Universidad por falta de dinero, se va cociendo una malsana relación entre ambos, un odio sordo que terminará por estallar. Una vez más, Vann se inspira en los numerosos conflictos que ha vivido su propia familia, y, tal y como él mismo ha declarado en varias entrevistas, plasma en esta ocasión la relación tensa y difícil que vive con su madre.

Desierto de Mojave (California)

Galen es en este caso el protagonista y el personaje odioso de la novela (Vann siempre nos presenta a algún personaje odioso), obsesionado con la espiritualidad, hace un batiburrillo con todo: zen, música new age, Siddharta de Herman Hesse, Juan Salvador Gaviota, recogimiento, budismo, ayunos... y se monta su propia película, viéndose a sí mismo en ocasiones incluso como a una especie de mesías en busca de un sentido de la vida, viendo a los demás, incluida su madre, como meros medios para llegar a esa sabiduría trascendental. Sin embargo, toda esa parafernalia espiritual no es más que pura fachada, ya que Galen no para de masturbarse (de hecho, se pasa medio libro en ello), mezcla  con sus novelas trascendentales revistas porno y busca cualquier ocasión para tener relaciones sexuales con su manipuladora prima adolescente. Se nos presenta así a Galen como un personaje falso y falto de un interés real por nada, su rollo espiritual no es más que pura palabrería, sus ayunos y purgas, su desprecio por los demás, las tonterías que hace, en definitiva, no tienen en realidad ningún trasfondo. Llegamos al convencimiento a las pocas páginas de que Galen hace todas esas tonterías simplemente porque es imbécil y quizá también porque es un inmaduro y busca provocar a los demás miembros de su familia. Según David Vann, la intención es cómica, ya que se basa en sí mismo y en un amigo de juventud para crear el personaje de Galen, plasmando cómo ellos mismos vivían esa dualidad. La idea en principio no es mala, un chaval que va de profundo y que en el fondo es un caradura que vive con su madre sin trabajar ni estudiar, haciendo todo el día tonterías, pero está mal desarrollada. Como digo, prácticamente todo el libro se dedica a contarnos las cosas absurdas que hace Galen y sus masturbaciones. El conflicto familiar no se desarrolla tampoco bien y se diluye en unas cuantas discusiones entre la madre y la tía de Galen sin llegar a cuajar ni a contarnos en profundidad dónde está el origen de tanto odio entre ellas. Hay además un recurso que me ha resultado especialmente molesto, y es que, en vez de llamar a los personajes por sus nombres, se les denomina continuamente como la madre de Galen, la tía de Galen, la abuela de Galen, algo que se vuelve muy cansino.

Valle de Coachella (California)

Mi conclusión con David Vann es que, además de que escribió una muy buena novela con Sukkwan Island y que allí agotó todo su genio, es que se trata de un autor que sabe construir finales impactantes, y que se mueve mejor en los relatos cortos, da la impresión de que sus novelas funcionarían muy bien con menos extensión, y que el autor se limita a hinchar e hinchar las historias con situaciones que no aportan nada a la historia, tan solo para conseguir páginas suficientes para que conformen una novela. Esta misma hubiera sido muchísimo más impactante sin tantas y tantas páginas tediosas de Galen masturbándose o tratando de acostarse con su prima, llegamos tan exhaustos y aburridos al final que este, aunque tiene impacto, no puede negarse, nos pilla ya con pocas ganas de seguir con la historia o de implicarnos con ella. A quien no haya leído aún a David Vann le recomiendo que lea sin dudarlo Sukkwan Island, porque es una novela realmente buena y que no se olvida fácilmente, pero el resto de obras de Vann son totalmente prescindibles.

lunes, 8 de abril de 2013

'El mar y veneno' de Shusaku Endo


Título: El mar y veneno (Umi to Dokuyaku)
Autor: Shusaku Endo
Traducción: David Favard
Editorial: Ático de los Libros (marzo 2011)
Año de publicación: 1958
Páginas: 208
Precio: 18,50 euros
"Tú y yo estábamos en este hospital en concreto en un momento concreto de la historia y por eso hemos tomado parte en la vivisección de un prisionero. Si la gente que debe juzgarnos se encontrara en la misma situación que nosotros, ¿crees que habrían hecho otra cosa? Me río del castigo de la sociedad".
Hacía ya tiempo que no leía una novela japonesa, de hecho, este libro lo compré hace ya mucho, con inmensas ganas de leerlo, pero por unas cosas u otras, se fue quedando arrinconado, hasta que lo he sacado de su olvido y menos mal, porque ha sido una muy buena lectura. El mar y veneno nos sitúa en plena II Guerra Mundial y se basa en hechos reales, cómo en la Facultad de Medicina de la ciudad japonesa de Fukuoka se realizaron experimentos médicos sobre prisioneros de guerra estadounidenses. El autor novela esta situación contándonos los hechos desde el punto de vista de sus protagonistas, los médicos y enfermeras que participaron en semejante atrocidad. Poco a poco vamos conociendo de boca de cada uno de los personajes parte de sus vidas y cómo llegaron hasta ese momento y lugar y, lo más importante de todo, cómo cada uno de ellos se justifica y da los motivos por los que participaron del experimento y las operaciones, casi, casi, como si estuvieran predestinados a ello. Como comenta uno de los personajes en el fragmento con que abro esta entrada, lo hicieron porque estaban allí en ese momento y lugar concretos, y si los que en un futuro los vayan a juzgar hubieran estado en su situación, hubieran hecho lo mismo. Un argumento de lo más discutible y con el que personalmente no estoy de acuerdo, pero no deja de ser cierto que suele ser la justificación habitual cuando se cometen atrocidades. Por ejemplo, tras el terror nazi las justificaciones fueron que seguían órdenes, que no pudieron negarse, que todo el mundo hubiera hecho lo mismo en su lugar, etc. Sin embargo, y por suerte, sí que hay siempre otra opción, de hecho, siempre ha habido personas que se han negado a participar en este tipo de atrocidades y que han demostrado que la ética existe y que esas excusas son solo eso, excusas.

Fukuoka


La novela, aunque trata un tema muy duro, es bastante sutil y en ocasiones hasta poética. Las vivisecciones apenas ocupan una parte muy pequeña del libro, se narra solo una y no resulta desagradable. Triste si, y mucho, especialmente por las reacciones de los implicados: la indiferencia y frialdad de los médicos y enfermeras, la inocencia del soldado norteamericano que no sabe qué van a hacerle, el sadismo de los militares japoneses que disfrutan con todo esto e incluso la repugnancia que siente uno de los personajes por lo que se va a hacer. De hecho, el autor parece querer rebajar el tono de lo que sucedió y en la novela se utiliza anestesia en los norteamericanos para realizarles los experimentos, cuando en la realidad no fue así, las vivisecciones se realizaron sin anestesia ni analgésicos para poder determinar también el grado de dolor que sentían y porque ya que iban a morir, para qué malgastar anestesia en el enemigo. Aunque se trate de una novela japonesa, esta es una de las que me atrevo a recomendar a los que os asusta un poco acercaros a esta literatura que, es cierto, tiene un carácter muy propio, aunque también a los apasionados del país nipón, por supuesto. Aparece eso que muchos denominan la frialdad de la prosa japonesa, y que para mi gusto no es ni más ni menos que la sencillez y la contención característicos de esta cultura. La lectura no es nada complicada, por el contexto en que se desarrolla la historia es muy contemporánea, no hay términos complicados ni muy "japoneses", el libro es bastante breve y la prosa sencilla y muy contenida, además de que, al contarse en cada capítulo la historia de cada uno de los participantes, esta se hace bastante dinámica. El autor además, no entra a juzgar a sus personajes, deja que ellos mismos se expresen y que seamos nosotros los que juzguemos su comportamiento y sus pensamientos.

Universidad de Kyushu en Fukuoka

La realidad de los hechos que se novelan y ficcionan en este libro es que una decena de miembros de la tripulación de un bombardero de la Fuerza Aérea del ejército de EEUU logró sobrevivir a un choque en Kyushu en 1945. El comandante de la nave fue enviado a Tokio donde fue interrogado, mientras que el resto de la tripulación fue trasladada al departamento de Anatomía de la Universidad de Kyushu donde se les realizaron vivisecciones que les causaron la muerte. En 1948, un total de 30 personas de las que participaron en estos experimentos, entre ellos varios médicos, fueron llevados a juicio por el Tribunal aliado  de crímenes de guerra, de ellos, 23 fueron declarados culpables de vivisección o de extracción ilegal de partes del cuerpo. Cinco de ellos fueron sentenciados a muerte, cuatro a cadena perpetua y el resto a otros periodos mas cortos de prisión. En 1950 el gobernador militar de Japón, el general Douglas MacArthur, conmutó las sentencias a muerte y redujo la mayoría de las penas de cárcel. Todos los implicados en las vivisecciones salieron de la cárcel en 1958, la liberación y reducción de penas fue la consecuencia de un trato entre Japón y EEUU, ya que el Ejército estadounidense estaba interesado en la investigación que habían llevado a cabo los japoneses para aplicarla a su propio programa de armas biológicas.

Shusaku Endo

El autor de la novela, Shusaku Endo (1923-1996), tiene la peculiaridad de ser católico, una minoría religiosa en Japón que representa apenas un 1%, y algo que se manifiesta visiblemente en sus obras, en las que los dilemas morales suelen ser una constante. Su mala salud le libró de ser reclutado durante la II Guerra Mundial y una vez terminada la guerra se marcharía a Francia para estudiar Literatura Francesa en la Universidad de Lyon. Su obra ha sido comparada con la de Graham Green, aunque sinceramente, yo no he encontrado ese parecido por ninguna parte. El propio Greene declaró que Endo era uno de los mejores escritores del siglo XX. Mi edición de El mar y veneno incluye además unas declaraciones del escritor John Updike quien dice que: "Endo brinda a sus temas pascalianos, incluso a sus descripciones de torturas y ejecuciones, un tacto inexorable e hipnótico". Shusaku Endo recibió a lo largo de su vida numerosos galardones entre ellos los Premios Akutagawa, Manichi, Shincho (estos dos por El mar y veneno) y Tanizaki. Además, fue un firme candidato hasta su muerte al premio Nobel de Literatura. En la localidad de Sotome (Nagasaki) puede visitarse el Museo Literario Shusaku Endo.

martes, 2 de abril de 2013

En marzo...

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Terminamos este mes de marzo con el comienzo de una primavera que parece de todo menos primavera, con frío y mucha lluvia (abro la entrada con una fotografía que hice en una lluviosa Plaza de Oriente). Mientras esperamos que llegue el buen tiempo os dejo el balance de lo que ha sido mi mes, en el que he descubierto algunas películas poco conocidas pero muy interesantes; también he podido ir a algunas exposiciones, todas ellas de fotografía, muy recomendables; y en cuanto a libros, por suerte más aciertos que el mes pasado. 

He visto...

Headhunter de Morten Tyldum: no me gustan nada los thrillers, es un género que me parece repetitivo y poco original, y sin embargo este thriller me encantó. Diferente, original y con un punto gamberro. Menos mal que de vez en cuando llegan propuestas más allá de las típicas americanadas. Un  cazatalentos de éxito al que no le falta de nada (una esposa que parece una modelo, una casa increíble y una vida de lujo), se dedica de noche a robar obras de arte para poder mantener semejante tren de vida, una doble vida que no será fácil de mantener. Sin duda, esta cinta noruega ha tenido mayor repercusión que otras fuera de sus fronteras gracias a que en ella aparece Nikolaj Coster-Waldau (Jaime Lannister en Juego de Tronos). Una película muy entretenida, llena de giros en su argumento para despistarnos y lograr un final inesperado.
La isla de los olvidados de Marius Holst: A veces unas películas nos llevan a otras, buscando Headhunter nos topamos con esta otra cinta nórdica basada en hechos reales. Nos sitúa en la isla de Bastøy,  alejada de todos y de todo, donde se trata de reeducar a jóvenes delincuentes a principios del siglo XX, sin embargo, sus cuidadores resultan ser de todo menos educadores: violentos y despóticos, los jóvenes son obligados a realizar trabajos muy duros y reciben castigos y abusos terribles. Ambientada en un entorno natural de una innegable belleza, pero también con la frialdad del extremo paisaje noruego, la película mezcla con gran acierto la dureza de la historia de estos jóvenes reclusos con imágenes naturales muy bellas junto a una música envolvente. Una película diferente que vale la pena ver.

Argo de Ben Affleck: mi gran sorpresa, no me gusta nada Ben Affleck ni como actor, ni como director, y sin embargo he visto dos películas suyas este mes y las dos me han encantado, especialmente esta. Una historia increíble, magníficamente contada, con muchísimo ritmo, que consigue tenernos en vilo durante toda la cinta y ponernos inmediatamente del lado de los protagonistas. Sin duda, una película que hay que ver y quizá mi favorita del mes. Basada en hechos reales, narra el increíble rescate de un grupo de funcionarios de la embajada de EEUU en Irán que, haciéndose pasar por un equipo de rodaje canadiense en busca de localizaciones para una película de ciencia ficción, tratarán de salir del país con la ayuda de un agente de la CIA. 
Company men de John Wells: quería verla desde hace mucho tiempo, me la habían recomendado una y otra vez pero no me había atrevido hasta ahora. Muy buena cinta, realista a más no poder sobre el mundo laboral actual, la crisis y los despidos desde un punto de vista de las personas que los sufren. Dura, muy dura, especialmente para los que hemos perdido nuestro trabajo por culpa de la maldita crisis, os vais a ver muy identificados con todo lo que pasa: ese momento en que llegas a casa a deshoras tras ser despedido, cómo se lo comunicas a los tuyos, el interminable ir y venir a entrevistas en las que te tratan como a una basura y cómo todo parece venirse abajo sin que consigas ver una salida a la situación. No os la recomiendo si estáis todavía especialmente sensibles con el tema, aunque es una muy buena película y tiene un final esperanzador, que no sensiblero ni ñoño, no deja de ser muy realista y dura. 
Silencio de Hielo de Baran bo Odar: cinta alemana que vale la pena y mucho, una niña aparece muerta y en el mismo lugar donde 23 años atrás apareció otra niña muerta y violada, y cuyo crimen quedó sin resolver. La policía investiga la posible conexión entre ambos casos y se cuestiona por qué el asesino ha tardado tanto tiempo en volver a actuar. Otro thriller que se sale del típico esquema de thriller a pesar de que el tema parezca ya muy visto, los saltos temporales y las reflexiones que la película hace sobre la responsabilidad o la pederastia, hacen de ella una película original y muy recomendable. El film está basado en una novela escrita por el alemán Jean Costin Wagner, quien sitúa sus novelas en Finlandia

Lo imposible de Juan Antonio Bayona: y ahora le toca el turno a las películas que no me han gustado. Esta me imaginaba que no me iba a gustar y así ha sido, demasiado evidente cómo busca tocar la fibra sensible del espectador, momentos calculadísimos y poco fondo en una cinta de la que sí que le tengo que reconocer que es entretenida y que tiene unas imágenes muy cuidadas. La forma es muy buena, el fondo para mi gusto se queda en lo sensiblero y la lágrima fácil. Por otro lado, es una buena noticia que una cinta española logre semejante repercusión, trate temas originales en el cine español y tenga un reparto internacional de la altura de Ewan McGregor y Naomi Watts.

Moonrise Kingdom de Wes Anderson: con este director no puedo, Los Tenenbaums la dejé nada más empezar a verla, debe ser que no entiendo su humor porque no consigue arrancarme ni una sonrisa, lo único que salvaría de esta película es a un Edward Norton insólito en su papel de jefe pardillo de los boyscouts, el resto, ni lo entendí, ni me gustó. A pesar de los muchos reconocimientos que ha tenido esta cinta, la historia de dos niños inadaptados que se escapan juntos no ha logrado engancharme. La historia en sí me ha parecido floja y sin sentido, una mera excusa para una encadenación de escenas supuestamente divertidas, pero que personalmente me han parecido absurdas. Ni siquiera el hecho de que la cinta esté plagada de buenos actores ha sido suficiente para mí.


He leído...

Un feliz acontecimiento de Eliette Abecassis: una pareja de jóvenes parisinos decide tener una hija, a partir de ahí se darán cuenta de que no todo es como lo habían imaginado ni tan idílico como lo cuentan. Lo mejor de la novela es que no tiene pelos en la lengua a la hora de contar el lado oscuro de ser padres: los malos momentos, las dudas, todo a lo que hay que renunciar, las inseguridades... Todo aquello de lo que nadie se atreve a hablar ya que parece que tener un hijo solo tiene cosas positivas y está mal visto mostrar la cara menos amable del tema. Lo negativo es que quiere ser tan transgresora que muchas veces se le va la mano a la autora y exagera, aunque creando algunas situaciones hilarantes. Por cierto, hay una película basada en la novela que aún no he visto. La novela es de lectura fácil y entretenida aunque prescindible, si acabáis de tener un bebé le vais a ver más la gracia a la cosa pero tampoco me ha parecido una novela para recomendar, me ha dejado bastante fría.

Invisible de Paul Auster: mi vuelta a Auster tras una temporada sin acercarme a sus libros y he de decir que me he vuelto a enamorar de su prosa. Accedemos a los recuerdos de Adam Walker, quien de joven se vio fascinado por un veterano y excéntrico profesor universitario y por su mujer. Un día será testigo de un crimen sin sentido que condicionará sus relaciones con ambos personajes y con el resto de sus relaciones personales. A raíz de esta situación, muchas cosas cambian en la vida de Walker quien se verá perseguido por el sentimiento de culpa y por la necesidad de hacer una confesión de todos sus pecados de juventud. Sin exagerar, quizá se trate de una de sus mejores novelas, no sólo el tema atrapa desde la primera página, sino que las técnicas narrativas que utiliza: pasando por la primera, segunda y tercera persona; cambiando de narradores; utilizando prosa pero también cartas... es magnífica. No quiero contar mucho más porque tendrá su reseña más completa pero os animo a leerla.

El mar y veneno de Shusaku Endo: llevaba un tiempo sin leer literatura japonesa y de nuevo ha sido un acierto total, en este caso con un escritor con el que me estreno, Shusaku Endo, un autor muy premiado y catalogado como uno de los mejores del siglo XX. Basada en hechos reales, relata los terribles experimentos médicos que se realizaron sobre un grupo de soldados norteamericanos capturados en Japón durante la II Guerra Mundial. Una historia terrible que invita a reflexionar sobre la responsabilidad individual a través de las historias de  los médicos y enfermeras implicados que cuentan cómo llegaron hasta allí y por qué aceptaron tomar parte en los experimentos. Una lectura bastante breve y que sin embargo deja huella. Estoy ya escribiéndola, así que será la próxima reseña que publique.


Tierra de David Vann: me temo que Vann es un autor de un solo éxito, Sukkwan Island, y de ahí cuesta abajo. Aunque es una novela entretenida le sobran páginas, da demasiados rodeos para llegar a donde quiere llegar y a la historia le falta la fuerza necesaria como para llegar a novela. Cada vez estoy más convencida de que Vann sería mucho mejor si dejara sus historias como relatos cortos y no los inflara para lograr novelas, ya que el final, eso sí, es tremendo. En esta ocasión Vann nos sitía en California, un paisaje árido y caluroso, en el que se masca la tragedia familiar. El joven Galen vive una gran crisis con su posesiva madre a la que difícilmente soporta ya en medio de una disputa familiar por la herencia que todos quieren, en una situación que poco a poco se les irá de las manos.


He visitado...

Virxilio Vieitez en Fundación Telefónica: una selección de las obras del fotógrafo gallego tomadas entre 1953 y 1980. Se trata de retratos y fotografías por encargo como bodas o reuniones familiares, la mayoría de ellas posados que, aunque tienen el encanto del pasado, no han terminado de convencerme ya que no es el tipo de fotografía que más me gusta. Aún así, resulta interesante pasarse por el edificio de Fundación Telefónica (calle Fuencarral, 3), ya que la entrada es gratuita, y echar un vistazo a esta muestra que puede verse de martes a domingo de 10 a 20 horas hasta el 19 de mayo.



Robert Adams, el lugar donde vivimos en Museo Reina Sofía: una de las muestras que más me han gustado y el que va a ser a partir de ahora un fotógrafo de referencia para mí, ya que emplea muchas técnicas y encuadres que me gustan especialmente. Robert Adams retrata los cambios que ha vivido el paisaje del oeste norteamericano, árido y con grandes espacios abiertos, cielos inabarcables, el Pacífico en toda su extensión, carreteras que se pierden en el horizonte, bosques desforestados y en definitiva, un paisaje que empequeñece al ser humano y que denuncia la capacidad destructora de este frente a una naturaleza de una gran belleza. La muestra puede verse hasta el 20 de mayo en el Edificio Sabatini (planta tercera) del Museo Reina Sofía (entrada por calle Santa Isabel, 52) de lunes a sábado de 10 a 21 horas y domingos de 10 a 19 horas. La entrada a las exposiciones temporales es de 3 euros, sin embargo la entrada es gratis de lunes a viernes de 19 a 21 horas; los sábados de 14.30 a 21 horas; y los domingos de 10 a 19 horas.


Manuel Álvarez Bravo en la Sala Azca de la Fundación Mapfre: otra muestra que me ha gustado especialmente, el fotógrafo mexicano tiene obras que recuerdan más a cuadros que a fotografías propiamente dichas, primeros planos y la búsqueda de figuras geométricas que nos recuerdan la abstracción y el cubismo. También podemos ver desnudos, retratos y fotografías que muestran México desde un punto de vista muy personal. Álvarez Bravo fue amigo del genial Henri Cartier-Bresson y junto a él y a otro genio de la fotografía, Walker Evans, mostró su obra en una exposición conjunta, lo que da la medida de la talla de este fotógrafo. Puede verse hasta el 19 de mayo en la Sala Azca (Avenida General Perón, 40), los lunes de 14 a 21 horas; de martes a sábado de 10 a 21 horas; y domingos y festivos de 12 a 20 horas. La entrada es gratuita.