miércoles, 29 de junio de 2011

'Grotesco' de Natsuo Kirino


Título: Grotesco (Grotesque)
Autor: Natsuo Kirino
Editorial: Emecé (marzo 2011)
Año de publicación: 2003
Páginas: 608
Precio: 22,50 euros 


Natsuo Kirino no es una autora japonesa al uso. Aunque su novela Grotesco se califique de novela negra, contiene tantísimos elementos que realmente no se la podría encasillar solo en un género. Es cierto, hay asesinatos, en concreto el de dos prostitutas en Tokio, pero eso no es realmente lo relevante de la historia. Con gran maestría, la autora nos presenta el crimen y en pocas páginas consigue que centremos nuestra atención en la vida de las protagonistas y casi que perdamos el interés por los asesinatos en si. Grotesco está relatado en primera persona por una mujer que no nos desvela su nombre, es la hermana mayor de Yuriko y fue a clase con Kazue, las dos prostitutas asesinadas. A través de su relato, de fragmentos de los diarios de las dos víctimas, de cartas y del propio juicio, iremos reconstruyendo cómo estas dos chicas acabaron metidas en la prostitución. La narradora nos contará el odio visceral que desde pequeña ha sentido siempre por su hermana Yuriko, de una belleza tan increíble que fascina a todo el que la mire. Cómo ambas, hijas de un suizo y una japonesa, tienen que hacer frente al estigma de ser mestizas. Su paso por la escuela Q, una de las más prestigiosas de Japón donde los propios profesores incentivan una competitividad malsana entre las alumnas, y donde conocerán a Kazue, pasando por el riguroso mundo empresarial japonés donde las posibilidades de ascenso para las mujeres son muy escasas. En medio de todo ello, temas tan controvertidos como la bulimia y anorexia, la pederastia, las violaciones, relaciones incestuosas, el afán de algunas japonesas por parecer occidentales, el racismo, el terrorismo o la prostitución tanto femenina como masculina. Todo ello sin ahorrarnos detalles, las escenas de sexo son de lo más explícitas, y realmente cuesta empatizar con alguno de los personajes, ya que todos ellos son mezquinos u ocultan caracteres enfermizos. 

 Natsuo Kirino
 
Otro de los alicientes de la novela es que al conocer el carácter turbio de los personajes, terminamos por desconfiar de todo lo que nos cuentan. ¿Es cierto lo que nos relata la hermana de Yuriko o se ve empañado su relato por el odio que siente hacia ella? ¿Las cartas y diarios son reales o han sido manipulados para que la historia encaje en lo que nos quieren hacer creer? Además del misterio en la muerte de las dos prostitutas hay una clara crítica hacia la rigidez en la enseñanza y en el mundo laboral japonés. Las alumnas de la prestigiosa escuela Q de una u otra manera acaban siendo personas desgraciadas, llenas de complejos y con vidas muy alejadas del brillante futuro que se supone que tendrían que alcanzar. Yuriko a pesar de su belleza tiene que acabar haciendo la calle; Kazue consigue trabajo en una prestigiosa empresa en la que trabaja de día mientras que se prostituye de noche para alejar los demonios que hay en su interior; e incluso otra de sus compañeras, la mejor de la clase, acaba metiéndose en una secta y cometiendo atroces atentados en los que mueren muchas personas. Aunque ya iba precavida de que los finales de la autora son siempre desconcertantes, no ha dejado de sorprenderme el final de este libro que, con sinceridad, os confieso que no he entendido, así que si alguno lo ha leído os pediría por favor que me lo explicarais. Pero como digo, los asesinatos, el misterio de quién es el autor de los mismos o incluso el propio final de la novela son irrelevantes, ya que la historia de estas chicas nos atrapa desde el principio. He leído que la novela que nos llega a España ha sido traducida a partir de la edición anglosajona, y no del original, y que en esta se censuraron varios pasajes de la novela. La polémica en la red es amplia, desde los que aseguran que no cambia el sentido final de la obra, hasta los que aseguran que si. Sea como sea, Grotesco es una lectura ideal para estos días de verano, es intensa, atrapa de inicio a fin, y no os preocupéis por lo extensa que es, porque se lee casi sin pestañear. Yo ya me he hecho con la otra novela célebre de la autora, Out, y pienso repetir con ella muy pronto.
 
*** El precioso juego de sake que veis en la imagen lo tengo gracias a Elphaba del blog Mars on life. Hace ya unos meses se hizo en su blog una porra en la que había que acertar quiénes serían los ganadores de los Oscar. Pues bien, yo fui la ganadora y Elpaba, sabiendo lo mucho que me gusta lo japonés, me envió el juego de sake que veis y una pulsera con una imagen de la película El chico de Charles Chaplin. Quería enseñaros el juego de sake del que estoy enamoradísima y aprovechar para darle públicamente a Elphaba las gracias por mi premio, porque me encanta.

lunes, 27 de junio de 2011

Kasabian dominan la segunda jornada del Dcode


A pesar de que el festival Dcode se ha celebrado tanto el viernes como el sábado en el complejo deportivo Cantarranas, situado detrás de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense, yo me decanté solo por la cita del sábado, principalmente por Kasabian que actuaban como cabeza de cartel, y que si seguís el blog sabréis ya que es uno de mis grupos actuales favoritos. Las actuaciones comenzaron sobre las cinco de la tarde (con Polock, Manel o Mucho), en tres escenarios diferentes, dos de ellos grandes, uno al lado del otro, y un tercero más pequeño y alejado (el Espacio 2.0 Eastpack-Mondo Sonoro con The bright, Havalina o Javiera Mena, al que no me acerqué porque no me interesaban los grupos que actuaban en él). Yo no me acerqué al recinto hasta las siete de la tarde huyendo de la ola de calor insoportable que estamos viviendo en Madrid y con la que estamos llegando hasta los 40 grados. Dio igual, porque el sol estuvo pegando con fuerza hasta que anocheció. A pesar de ello, la primera edición del festival reunió a 11.000 personas el viernes y a 13.000 el sábado, lleno pero sin aglomeraciones, por lo que esperemos que haya Dcode para rato. Dejando de lado algunos pequeños fallos de la organización que se han venido criticando (como los precios excesivos o la limitada oferta de comida) yo apuntaría uno como el más importante: el calor. No se puede celebrar un festival a finales de junio y al aire libre sin tener eso previsto, lo único que pudieron hacer fue mojar con mangueras a los valientes que estuvieron toda la tarde a pie de escenario. De hecho, al batería de Blood Red Shoes se le veía sudar la gota gorda, y he leído que estuvo al borde de la insolación. Sin embargo, los que íbamos a lo que íbamos (a ver a Kasabian, para qué nos vamos a engañar), las zonas de sombra y de descanso fueron perfectas. Puffs y alfombras sintéticas para descansar alejados de los dos escenarios principales (y descansar así también los oídos de aquellos grupos que nos gustaban menos) y asientos a la sombra en una zona justo frente a los dos escenarios para poder disfrutar tranquilamente de las actuaciones. 



La primera actuación que pude ver fue la de Jamaica, un grupo que tenía interés por conocer y que no me defraudó. Por desgracia, no he encontrado ningún vídeo de su actuación en el festival, pero podéis ver este otro para haceros una idea. Estos franceses ofrecieron una buena hora de rock sin estridencias y melodías pegadizas. Sin llegar a emocionar sonaron de lo más correcto, así que habrá que seguirles la pista a partir de ahora. 


Dieron el relevo a unos Blood Red Shoes que salieron con ganas de comerse el escenario, aunque como digo, el intenso calor no acompañaba. Con tan solo una batería y guitarra (y bajos grabados, eso si) se trata de un grupo potente que, sin embargo, no acabó de convencerme en directo, los prefiero sin duda en estudio donde con más medios consiguen mejores resultados. La fórmula de solo dos en el escenario (tratando de emular a White Stripes) ensuciaba el sonido y conseguía más ruido que otra cosa. A pesar de ello, reconozco que se esforzaron al máximo e hicieron disfrutar al público. 



Les siguieron The Vaccines, un grupo al que me sería muy difícil calificar, un grupo muy nuevo que, como sucede a veces, alcanzan un rápido éxito con poco que ofrecer. Refritos de otras canciones, radiofórmula pura y dura, y la cara más amable del postpunk para entretener al público. Por mi parte, olvidables al cien por cien. 


Lo de The Hives ya es una cuestión de gusto personal (aunque en el fondo cuando hablamos de música casi todo lo es). Estos suecos han  sido los más vitoreados del festival por la crítica musical, por su gamberrismo, capacidad de mover a la gente y sus canciones pegadizas y contundentes. A mi no me convencen, la verdad, de hecho, fue el momento que aproveché para irme a la zona de descanso alejada de estos dos escenarios. Y he de decir que desde más lejos la cosa se oía bastante mejor. Como amante del movimiento hippie y la música de los 60-70 os podréis imaginar que todo lo que huela a punk (con la grandísima excepción de los geniales The Clash) me ahuyenta.




Con The Ting Tings se fue abriendo el apetito por Kasabian, música bailable más rock, una fórmula que nunca falla. Pese a que no son mi estilo, he de reconocer que llevan un espectáculo impresionante.



Y por fin, los que para mi fueron reyes indiscutibles de la noche, después de un montón de actuaciones desiguales, saltaron al escenario Kasabian. Como no podía ser de otra manera, nos ofrecieron el adelanto de su nuevo disco Velociraptor! que saldrá a la venta en septiembre, el single Switchbalde Smile, además de muchos de sus éxitos, haciendo incidencia en el primer y último disco, y en las canciones más electrónicas, con lo que podemos hacernos una idea de por dónde irán los tiros del nuevo álbum. No faltaron Shoot the runner, Fast Fuse, Fire o Underdog. Con Fast Fuse tuvieron además la acertadísima idea de enganchar con Misirlou de Pulp Fiction, acertadísimo porque siempre he pensado que la canción de Kaabian pegaría perfectamente en cualquier película de Tarantino. La única pega que le puedo poner a la actuación de  Kasabian es que fuera tan breve, pero es lo que tienen los festivales. Tras ellos salieron Cryistal Castles que han tenido buenas críticas, pero yo entonces ya estaba de camino a casa pensando en la genial actuación que acababa de ver y las ganas que tengo de más conciertos.

viernes, 24 de junio de 2011

PHOTOESPAÑA 2011: 'Intercambio de miradas' en la Real Sociedad Fotográfica

Hayakawa Koo, Máscaras
En una estrecha calle del barrio de Lavapiés, casi oculta, se encuentra la Real Sociedad Fotográfica (calle Tres Peces, 2), un pequeño centro donde podemos ver hasta el 24 de julio Intercambio de miradas, una muestra fotográfica dentro de PHOTOESPAÑA 2011. Se trata de una muestra colectiva en la que podemos conocer el trabajo de fotógrafos japoneses emergidos de PlaceM, un proyecto experimental de fotografía fundado por Ohno Nobuhiko, Seto Masato, Nakai Hiruyasu y Moriyama Daido hace casi 30 años, un centro en el que jóvenes fotógrafos muestran sus trabajos a los veteranos y donde se realizan talleres, exposiciones, etc. En la Real Sociedad Fotográfica podemos ver la obra de 15 fotógrafos, una fotografía enmarcada a gran tamaño de cada uno de ellos, y debajo, colocado en un atril, el porfolio de cada autor, con lo que se puede ver una selección amplia de cada uno de ellos. La muestra forma parte de un proyecto global que se repetirá en Tokio en septiembre, allí podrá verse la obra de 20 fotógrafos, socios de la Real Sociedad Fotográfica, seleccionados por los responsables de PlaceM. Comencemos el recorrido. Hayakawa Koo nos muestra los rostros de la gente anónima de Tokio, rostros aburridos, cansados, tristes, alegres, inexpresivos... El torrente de gente que inunda constantemente las calles de la capital japonesa, de la que el fotógrafo afirma que "es como si la persona fuera otra cosa, su rostro parece como una máscara".

 
 Masato Seto, Binran

Muy curiosas las imágenes de Masato Seto, me recordaron al barrio rojo de Amsterdam. Las chicas aparecen en la mayoría de las fotos aburridas, esperando dentro de sus peceras de cristal. El autor explicaba que tomó estas fotos en las afueras de Taipei (Taiwan) "una especie de tiendas muy coloridas, eran como barcos de cristal en la noche, al acercarme pude comprobar de lo que se trataba realmente".

 
Takahashi Kazutaka, Alma silvestre

Takahashi Kazutaka nos muestra unos bosques sombríos, envueltos en sombras, en unas imágenes en blanco y negro llenas de misterio. "Mientras caminaba por el bosque me encontré un oso. Salió de entre los matorrales de bambú, calmadamente se dirigió hacia mi. De pronto me miró. Después de un rato, echó a correr usando toda su fuerza muscular. Había dejado rastros de su presencia a los alrededores. No he vuelto a ver un oso desde entonces. De todos modos, puedo sentir los indicios de que están ahí cuando voy al bosque".

 
Sato Keiji, Estrellas de Shinjuko

Sato Keiji retrata el distrito de Shinjuko en Tokio, un centro de ocio y encuentro donde podemos ver muchos rostros distintos.  "En Shinjuto se reune mucha gente día y noche. Especialmente de noche, mucha gente va al barrio de Kabukicho (este es uno de  los barrios rojos de Tokio) desde la estación de Shinjuko. Son como la corriente de la vía láctea. Cuando la noche viste a Shinjuko de negro, es cuando más brillan las mujeres. Jóvenes estrellas, pequeñas y brillantes, entonces yo utilizo un objetivo de 35mm". Estas prostitutas, llamadas 'hostes' trabajan en bares acompañando a hombres después del trabajo, cantan en el karaoke, y hablan con ellos de cine o béisbol.

 
 Ikeda Daisuke, Superficies

Especialmente sugerentes son las enigmáticas imágenes de Ikeda Daisuke, quien afirma que siempre le han obsesionado las superficies: "Siempre me ha maravillado lo que acecha bajo la superficie. No importa cuántas fotos tome, nunca podré captar o que está bajo la superficie. Aunque no pueda para de tomar fotos".

 
Fuji Yoshimatsu, Área del océano

Las fotografías de Fuji Yoshimatsu nos llevan al mar como recuerdo de infancia y de momentos felices, en unas imágenes que traslucen una inmensa nostalgia. "Crecí cerca del océano. A pesar de que el mar donde solía jugar me reclama, hago fotos de todos los mares para recordar mi infancia".

Imao Shinobu, La imagen de después

Imao Shinobu retrata a su novia en distintas posturas y momentos los día. "Fotografía íntima. Mejor que hacer un buen retrato de mi novia, es hacer cientos de fotos y crear un mosaico de ella, donde se muestran todos los aspectos de su personalidad".

 Komatsu Toru, Naturaleza muerta

Lo mejor de esta muestra es la variedad de autores e imágenes que podemos ver. Komatsu Toru realiza unas naturalezas muertas urbanas, fuera del estudio, donde "se pone en duda la armónica convivencia de la naturaleza con la ciudad".

 Nomura Jiro, Carretera de montaña

Fantasmagóricas son las imágenes de Nomura Jiro y su Carretera de montaña, carreteras desiertas, curvas en las que podríamos encontrar cualquier cosa al otro lado. "Recorriendo los caminos de montaña en moto, a veces encuentro unas curvas muy cerradas, tras estas, puede que se encuentre la muerte o un paisaje maravilloso".

 Sugino Mari, Crisálida

Sugino Mari nos muestra a personas en tránsito, en pleno cambio, de viaje, en momentos de transformación. "Hay momentos de nuestras vidas donde aparecen cambios, como las crisálidas, dejamos nuestros viejo traje y mudamos a otros más nuevos, en el momento que hacemos este cambio, se puede ver que todavía no nos hemos adaptado al cambio".

 Hamaura Shu, 2006-2008

Hamaura Shu fue pintor de sumie (tinta negra aplicada con un pincel) antes de dedicarse a la fotografía, algo que se nota en sus imágenes, donde busca crear un efecto semejante al de la pintura con tinta, creando imágenes evocadoras y llenas de misterio.

 Sato Mitsuru, El Tokio de ayer 2007-2010

Sato Mitsuru fotografía a chicas en el metro de Tokio, tomando instantes de ellas. "Aunque no las conozco, se puede ver en las fotos la verdadera personalidad de cada una de ellas".

Horiuchi Yoko, Tiempo corriente

"Estas fotos son pequeños dramas. Tomando como escenario la ciudad y como actores a los viandantes el azar hace que personas diferentes confluyan en un mismo escenario para contar una pequeña historia". Horiuchi Yoko crea pequeños escenarios en los que los viandantes son actores y protagonistas de sus imágenes que parecen composiciones creadas en exclusiva para esa fotografía.

Yochida Koji, Caras

Yochida Koji toma unos curiosos retratos montado en una autobús, desde allí fotografía a la gente que espera en las paradas, creando de este modo una historia a partir de cada uno de ellos. "Desde el autobús, con un 85mm retrato a los pasajeros que esperan el autobús, escribiendo así, el principio de muchos relatos".
Minezaki Nohito, Sleeve of the season

Minezaki Nohito realiza una serie de fotos en el área de Saitama, junto a Tokio, una zona que está desapareciendo progresivamente para dar paso a la ciudad. "Debido al imparable crecimiento de la ciudad, todos estos campos y árboles pronto serán parte de la ciudad y ya  no quedará nada de ellos".

La muestra es gratuita y puede verse de lunes a viernes, de 18.30 a 21.30 horas, y los sábados de 11.00 a 14.00 horas. A los que podáis os invito a que la visitéis, y aprovechando el buen tiempo, os quedéis luego en alguna de las muchas terrazas de Lavapiés. Por mi parte, mañana por fin podré ver a Kasabian en el tan esperado festival Dcode (también a The Hives, Blood Red Shoes...), esperemos que la ola de calor con la que amenaza el fin de semana no sea para tanto, el lunes os cuento. ¡Feliz fin de semana!

miércoles, 22 de junio de 2011

'Have you heard about my baby?', noche de blues en La Riviera de la mano de John Mayall


Si te llaman "padre blanco del blues" por algo será. El sábado el cantante e instrumentalista británico John Mayall actuó en La Riviera, demostrando que el blues puede conjugar virtuosismo y diversión. A sus casi 78 años, Mayall sigue conservando un torrente de voz y una gran capacidad para mover a su público. Mayall fue uno de los pioneros en introducir el blues en Inglaterra principalmente gracias a su famosa banda The Bluesbreakers, una formación en la que tocaron tres virtuosos de la guitarra: Eric Clapton (quien se marcharía de la banda con su compañero bajista Jack Bruce para formar Cream), Peter Green (antes de formar Fleetwood Mac), o Mick Taylor (quien se marcharía a tocar con los Rolling Stones). A pesar de que el verdadero gustazo hubiese sido poder disfrutar de alguno de esos increíbles músicos, Mayall vino bien acompañado, especialmente del bajista Greg Rzab, a quien parece haber cogido bajo su protección como nuevo pupilo, el potente batería Jay Devenport y un flojo Rocky Athas a la guitarra. Y digo flojo porque aunque estuvo en todo momento correcto, no fue capaz de hacer hablar a la guitarra y le faltó esa nota de virtuosismo que si tuvo el resto de la banda. No soy una experta en blues, por eso, esta entrada y por primera vez en el blog tiene un colaborador, la comparto con Joy que es quien me arrastra normalmente a este tipo de conciertos de los que al final disfruto muchísimo. La actuación fue impecable, da gusto ver a una banda que no solo toca bien, si no que además disfruta tocando y disfruta viendo disfrutar al público. El propio Mayall lo decía en una entrevista: "si se es sincero con el público, dándole lo mejor en cada entrega, nada falla. Sigo al frente de una banda que sabe lo que busca. No hay más secretos en el éxito". Además, como nota curiosa, Mayall estuvo vendiendo él mismo sus cds y fotografiándose y firmando autógrafos a los fans al comienzo del concierto. Al final del mismo, se le unió el bajista con una naturalidad de la que ya podrían aprender muchos estrellones con bastante menos calidad musical. Os dejo con Joy.



Have you heard about my baby?
Yes, how I love her you don't know.
Have you heard about my baby?
How I love, how I love her you don't know.
I declare it hurt me so bad,
Yes, when I heard she'd got to go.

Es sábado noche y las almas blueseras se desplazan a La Riviera para disfrutar de una velada inolvidable con el maravilloso mito del blues británico. Esta vez nos olvidamos del rock de estadio e intentamos rememorar el blues más genuino después de los clásicos de los años 50. Así fue como vivimos todos el pasado sábado el concierto del clásico del blues John Mayall. Mayall se presento ante todos nosotros sin guitarra, sin bajo, sin batería, simplemente él y su armónica ofreciéndonos su Another Man. Acabado este tema se incorporó el resto de la banda para tocar un potente All your love. No obstante, si debo decir que todos notamos la falta de Eric Clapton. Pues aunque el guitarrista que acompañaba a Mayall pudiera ser calificado como correcto por algunos sectores conformistas de la crítica musical, yo lo definiría como un auténtico funcionario de las cuerdas. Todo lo contrario se puede decir del bajista quien sintió el blues acompañando de la mano a Mayal hasta el final del concierto.


A todos estos temas les siguieron algunos otros clásicos para finalizar con Hideaway. Pues bien no quiero haceros perder el tiempo porque la música habla por sí sola y espero podáis disfrutar de estos vídeos. 

(Sentimos no haber podido meter más vídeos de la actuación en La Riviera, tan solo el primero es de ese día, sin embargo, el resto son de la misma gira por lo que podéis haceros una idea de lo que vimos ese día).

lunes, 20 de junio de 2011

'Llenos de vida' de John Fante


Título: Llenos de vida (Full of life)
Autor: John Fante
Editorial: Anagrama (mayo 2011)
Año de publicación: 1952
Páginas: 160
Precio: 7 euros 


No es fácil que me ría con un libro, llorar si, a mares, pero que un libro me haga reír es más complicado. Con Llenos de vida de John Fante he soltado más de una carcajada mientras lo leía, no diría que se trata de un libro de humor, si no más bien una sucesión de momentos cómicos e hilarantes. El autor se sirve de si mismo y de sus experiencias para crear a su personaje, un alter ego llamado también John Fante, un treintañero que vive en California y que comienza a tener éxito como guionista de la Paramount, y que junto a su esposa Joyce esperan a su primer hijo. Ambos son el prototipo del americano de clase media de los años cincuenta, viven en una amplia casa en un barrio residencial y creen firmemente en al american way of life, en la familia, la religión y los valores tradicionales. Sin embargo, no todo es idílico, la casa que tanto les ha costado pagar está plagada de termitas y demasiado cerca del ruido y la contaminación de una carretera. Fante decide ir a buscar a su padre (de raíces italianas y obrero jubilado) para traerlo a que les ayude a reparar la casa. A partir de aquí las situaciones cómicas son continuas, pues si hay un personaje que sobresale en este libro, es el padre de Fante. A pesar de que este exaspera a su hijo con sus ocurrencias (sacar el salami y el queso en el tren en vez de ir a la cafetería; bajarse del taxi cuando aún quedan varios kilómetros por no gastar y tener que caminar bajo el abrasador sol californiano; poner a Joyce a preparar mortero a pesar de estar muy avanzado su embarazo...), de una manera u otra, el que acaba humillado y despreciado por los demás es él, mientras que su padre se gana el afecto y la misericordia de todos por tener "semejante hijo". 

 
 John Fante
 
El libro, muy breve, narra apenas una anécdota, la recta final en el embarazo de esta pareja, pero lo que de verdad sobresale en él son los personajes. Además del padre, tenemos a una histérica Joyce que se enfrenta a su preocupación por el inminente parto volcándose en el catolicismo con una intensidad que roza el fanatismo; la madre de Fante que para demostrarse a si misma que sus hijos la siguen queriendo sufre desmayos y ataques al corazón imaginarios cada vez que la visitan; y por último el propio Fante, hipocondriaco, machista, soberbio y a la vez insoportable, pero al que perdonamos al ver la de veces que mete la pata y lo perdido que se encuentra. Se trata como digo de una novela de personajes que os hará reír y con situaciones con las que seguro que más de uno os sentiréis algo identificados.

John Fante (1909-1983) era, al igual que su personaje, hijo de una familia de origen italiano que vivió durante casi toda su vida en California, donde ambientó la gran mayoría de sus novelas. Charles Bukowski, padre del realismo sucio, puso en valor a Fante, asegurando que fue este autor quien le inspiró. Fante escribió relatos para revistas, novelas y especialmente guiones de cine para Holllywood que el mismo despreciaba, ya que los consideraba un mero medio de subsistencia sin ningún tipo de interés literario, a pesar de ello, aparcó su carrera literaria durante más de 20 años para dedicarse en exclusiva al cine.

viernes, 17 de junio de 2011

PHOTOESPAÑA 2011: 'Retratos de Fayum + Adrian Paci: sin futuro visible' Museo Arqueológico Nacional

Retrato de momia de un sacerdote. Hawara, Faiyum, Egipto. Periodo romano 140-160 d.c.

Hace poco comenzaba PHotoEspaña 2011, la XIV edición del festival Internacional de Fotografía y Artes Visuales, gracias al cual podremos ir viendo hasta el 24 de julio en diversas salas y museos de Madrid el trabajo de fotógrafos y artistas visuales, que este año tienen en el retrato un eje temático común. Yo he visto ya unas cuantas exposiciones, y puedo decir que un año más, el nivel sigue siendo muy alto y hay cosas muy interesantes. Intentaré acercaros poco a poco lo que ofrece el festival que, os recuerdo, tiene también sedes en las ciudades de Lisboa, Cuenca y Alcalá de Henares

Retrato de momia de un joven. Hawara, Faiyum, Egipto. periodo romano 150-170 d.c.

Empezamos el recorrido con la que, hasta el momento, me ha parecido la más original y bonita de las propuestas, tanto por su propio valor artístico, como por lo diferente y rompedora que es. Porque Retratos de Fayum no es una muestra de fotografías si no que se trata de retratos realizados por pintores griegos en el Egipto colonizado por los romanos entre los siglos I y IV d.c. 

 
 Retrato de momia de una mujer. Hawara, Faiyum, Egipto. periodo romano 100-120 d.c.

¿Y qué hacen entonces en un certamen que tiene a la fotografía y al audiovisual como protagonistas? Pues bien sencillo, a los organizadores de PH'11 se les ha ocurrido la idea de incluir estos retratos por considerarlos las primeras "fotografías de carné" de la historia de la humanidad. 

 
 Retrato de momia de una mujer. Hawara, Faiyum, Egipto. periodo romano 55-70 d.c. 

Estos retratos se realizaron en tablas y lienzos que cubrían el rostro de las momias, mezclan así el realismo romano, los ritos funerarios egipcios y la pintura griega. Se realizaron mediante un método denominado encáustica, una técnica pictórica que consiste en usar cera como aglutinante de los pigmentos, logrando así una mezcla densa que se aplica con un pincel o una espátula caliente. El acabado se hace mediante un pulido con trapos de lino sobre una capa de cera caliente que funciona como protector de la pintura.


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Los retratos proceden de la necrópolis de Al Fayum y de otros lugares de Egipto. En ellos se trataba de retratar de la manera más fiel a la persona fallecida para que el alma de los difuntos pudiesen identificarlos y llevarles al reino de Osiris. Son 13 retratos que nos muestran con un gran realismo y también ternura cómo eran estas personas, ya que ver sus rostros en esta muestra es una manera de volver a darles vida.

 Ejemplos de momias de Fayum y cómo se colocaban los retratos sobre ellas

A los retratos se une el vídeo Centro di permanenza temporanea de Adrian Paci, en el que un grupo de emigrantes parecen detenidos en el tiempo: no se mueven a pesar de que quieren partir y esperan un avión que nunca llega. Con ello se ha querido crear un puente entre los antiguos retratos de Fayum y este audiovisual en el que los rostros de los emigrantes "en una frontera congelada -se sienten tan próximos a los muertos-vivos de Fayum. Caras en espera, de pasaporte, en tránsito a una nueva realidad" (según el folleto informativo). Personalmente no me atraen mucho los audiovisuales, más que en contadas ocasiones, y este no es el caso. Me ha parecido una unión un poco traída por los pelos, la verdad.



La entrada a esta exposición es gratuita y puede verse de martes a sábado de 9,30 a 20,00 horas y los domingos y festivos de 9,30 a 15,00 horas en el Museo Arqueológico Nacional (calle Serrano, 13) hasta el 24 de julio. Espero que los que podáis os animéis a verla. A todos, ¡muy feliz fin de semana!

miércoles, 15 de junio de 2011

'X-Men: Primera Generación' de Matthew Vaughn



Parece que los seguidores del universo Marvel estamos de enhorabuena, si hace poco os hablaba del estreno de Thor de Kenneth Branagh, tenemos ahora en los cines X-Men: Primera Generación, el regreso de los célebres mutantes, en esta ocasión en una precuela que se remonta al origen de todo. Si no sois seguidores de los cómics, o no habéis visto las demás películas, no os preocupéis, porque en esta se nos cuenta cómo comenzó todo. El eje de la historia son Charles Xavier y Erik Lensherr, interpretados por unos magníficos James McAvoy y Michael Fassbender, antes de ser el profesor X y Magneto, respectivamente. Xavier proviene de una familia adinerada y tiene una prometedora carrera universitaria, su poder es la mente, con ella puede manejar a los demás a su antojo o leer la mente. Por su parte Erik sufrió la persecución nazi y perdió a sus padres en los campos de exterminio, algo que jamás olvidará y que determinará muchos de sus actos. Su poder consiste en poder mover y manejar los metales a su antojo. Dos personas tan diferentes se encontrarán e iniciarán una amistad que les llevará a conocerse mejor a si mismos y a sus poderes y a ayudar a otros mutantes a perfeccionar sus dones. En medio de todo ello tenemos al malo malísimo de la película, un soberbio Kevin Bacon al que jamás habría imaginado en la piel de un villano de cómic y que borda su papel, principalmente porque se nota que disfruta con lo que está haciendo. Bacon interpreta a Sebastian Shaw, un mutante que quiere destruir el mundo para que puedan dominarlo los mutantes y que inicia la crisis de los misiles de los años 60


Junto a todos ellos, un grupo de mutantes a cada cual más impresionante: January Jones la mujer del Mad Men Don Draper, como Emma Frost, telépata y capaz de convertirse en diamante; Jennifer Lawrence como una joven Mística; Jason Fleming como Azazel un malvado demonio capaz de teletransportarse; o el español Álex González como Riptide, quien puede provocar tornados, entre otros. X-Men: Primera Generación recupera una saga cinematográfica que había quedado un poco de capa caída tras la tercera entrega, con nuevos personajes, cameos, mucha acción y la posibilidad de abrir las puertas a nuevas películas. Demuestra que una película de superhéroes puede ser muy divertida, con impresionantes efectos especiales, y a la vez contar con un gran elenco de actores, estupendas interpretaciones, y con una historia de fondo bien trabajada.

lunes, 13 de junio de 2011

'Lágrimas en la lluvia' de Rosa Montero


Título: Lágrimas en la lluvia
Autor: Rosa Montero
Editorial: Seix Barral (marzo 2011)
Año de publicación: 2011
Páginas: 477
Precio: 20 euros 

En los últimos años no he sido muy aficionada a la literatura española, lo reconozco, y mucho menos a la actual. He leído gran parte de los clásicos de nuestra literatura, y con los años he ido picoteando a autores actuales con resultados desiguales, pero con un denominador común: no me emocionan. Cuando leo un libro quiero que me haga viajar, que me enseñe cosas nuevas, quizá por eso me guste tanto la literatura extranjera, para que me hablen de cosas que puedo ver todos los días no me hace falta abrir un libro. Por eso, aunque Lágrimas en la lluvia de Rosa Montero no me haya parecido un libro excepcional, si que me ha sorprendido para bien. No esperaba para nada una historia de ciencia ficción tan bien construida ni la originalidad de muchas partes de la novela. María del blog De todo un poco me había recomendado esta novela, que tuve que dejar escapar una vez en la biblioteca, así que, la segunda vez que lo vi, no dudé en traérmelo a casa, especialmente teniendo en cuenta que se trata de una novedad muy reciente y que estas vuelan.


Lágrimas en la lluvia se sitúa en Madrid, pero en el Madrid de los Estados Unidos de la Tierra del año 2190. Nos encontramos en un mundo futurista donde se han logrado grandes avances como la teletransportación, la conquista y asentamiento en otros lugares del espacio, el contacto con seres extraterrestres, la creación de una vida mucho más cómoda totalmente robotizada, y de androides casi humanos. Sin embargo, esos avances se ven nublados por una gran cantidad de cosas negativas como el calentamiento del planeta que provoca inesperados fríos polares, la contaminación del aire respirable que ahora es de pago, la desaparición de muchas especies animales, las continuas guerras y enfrentamientos, y unas enormes desigualdades entre los ciudadanos que lo tienen todo y los que no tienen nada. Nuestra protagonista es Bruna Husky una androide o replicante que trabaja como detective y tiene que averiguar por qué un gran número de replicantes parecen estar volviéndose locos en una oleada de asesinatos y suicidios descontrolados. Detrás de todo ello parece que hay una conspiración que está llegando incluso al archivo central de documentación donde una mano invisible está modificando la historia de la humanidad y señalando a los androides como el origen de todos los males.


La historia es trepidante a más no poder, los capítulos son breves y están llenos de acción, así que no tenemos más remedio que seguir leyendo para no quedarnos con la tensión de qué será lo próximo que suceda. Lo mejor de todo, sin duda, la ambientación en un Madrid futurista pero reconocible con una "varias veces reelegida y casi eterna presidenta de la Región, Inmaculada Cruz" (lo que me he reído con esto); unos Nuevos Ministerios llenos de marginalidad, prostitución y puntos de venta de droga; un parque del Retiro convertido en pulmón artificial de la ciudad; o un Reina Sofía que deja su función de museo y vuelve a ser un hospital, por poner unos ejemplos. El libro cuida a más no poder los detalles, me han gustado especialmente los extraterrestres Maio y Bartolo, el primero con una extremada sensibilidad a pesar de su extraño aspecto exterior; y el segundo, denominado tragón porque no puede parar de roer todo lo que encuentra a su paso. En medio de la historia, la autora intercala extractos del archivo central con los que vamos aprendiendo un poco más de este mundo del futuro. También sabremos qué les pasó a los osos polares y el por qué de esa increíble portada (y también el por qué de la foto que he hecho).


Sin embargo, el libro, a pesar de toda su originalidad en detalles, falla en lo más importante, en la trama principal. Lo que comienza siendo un homenaje a la fantástica película Blade Runner de Ridley Scott tanto en el título de la novela como en llamar a los androides replicantes, acaba yéndosele de las manos a Rosa Montero, y son demasiados los parecidos. Los replicantes tienen una fecha de caducidad, al igual que en la película y no quieren morir; existen unos aparatos que pueden determinar al observar la retina del ojo si el replicante miente o no (aunque en el libro se dice que esto no funciona y en la peli eran para determinar si se es replicante o no); incluso aparece un personaje físicamente idéntico al de Daryl Hannah en la película. Otro "parecido" que he encontrado es lo mucho que me ha recordado la protagonista, Bruna, a otra célebre detective, a Lisbeth Salander de la saga Milleniun de Stieg Larsson, ambas son mujeres duras y antisociales que no quieren comprometerse con sus parejas para no sentir dolor, pero en el fondo están deseando que las amen. No soy muy apasionada de las novelas policíacas, y me parece que los temas que se abordan podrían haber sido más interesantes con otro tipo de trama principal. De hecho, en los tramos de la investigación de Bruna estaba continuamente deseando que saliesen más extractos del archivo o explicaciones sobre el nuevo mundo y los desastres que estaba provocando. Creo que al final el libro se queda en eso, mucho ruido y pocas nueces, un libro entretenido y lleno de acción en el que asoman tímidamente algunos temas controvertidos como el cambio climático, la contaminación, la deshumanización, el mal uso de las nuevas tecnologías y los medios de comunicación, pero en los que la autora no termina de ahondar. Aún así os recomiendo que leáis este libro, muy entretenido y con algunas reflexiones interesantes de hacia dónde está encaminándose nuestro mundo.

viernes, 10 de junio de 2011

Nuevos discos de The Kooks y Kasabian y un paseo por las esculturas de Sophia Vari en la Castellana



¡Cómo me gustan los viernes! ¡Y cómo me gustan The Kooks! No puedo dejar de oír su primer disco Inside In-Inside out (2006), es escucharlo y ponerme de buen humor. Además, hay buenas noticias, porque los de Brighton sacan nuevo disco después de aquel lejano Konk (2008). El nuevo trabajo de The Kooks se llamará Junk of the heart y saldrá a la venta el 12 de septiembre. Otros que también traen un disco nuevo bajo el brazo son Kasabian (ya queda menos para verles en el Dcode). Su cuarto álbum saldrá a la luz el 19 de septiembre bajo el nombre de Velociraptor!. Y encima parece que la lluvia va a abandonarnos por fin, y que podremos tener algo de sol y calor. Crucemos los dedos, que no acabo de creermelo del todo.


Antes de que empezaran estos horribles días de lluvia me di un paseo por la Castellana (del nº 1 al 29) para ver las originales esculturas de la griega Sophia Vari y sacarles algunas fotos.


Hasta el 4 de septiembre pueden verse estas esculturas al aire libre, entre las que podemos pasear y olvidarnos por un momento de que nos encontramos en una de las zonas con más tráfico de la ciudad.


En total son quince esculturas de esta artista que empezó su carrera como pintora, pero que fue evolucionando hacia la escultura. "Quería poder girar alrededor de la obra, darle forma en el espacio, sentir que aquello que había creado existía de verdad", dijo Vari durante la inauguración de esta muestra llamada Forma y color.


Vari lleva años investigando en Atenas, Londres y París, un viaje que tuvo un punto cumbre en 1969 al encontrarse con el escultor británico Henry Moore, cuyas obras impactaron a Vari profundamente.


A partir de ese momento cambió sus esculturas figurativas por formas geométricas, planos y curvas y la monumentalidad de estas grandes piezas.


Si el tiempo acompaña, os animo a que os deis un paseo por la Castellana entre estas originales esculturas que por un lado recuerdan a la forma humana, pero por otro son formas extrañas que podemos admirar e interpretar a nuestro gusto.

miércoles, 8 de junio de 2011

'Nowhere boy' de Sam Taylor-Wood


No cuento nada nuevo si digo que los Beatles se encuentran en mi santísima trinidad de grupos favoritos (Beatles - Led Zeppelin - Cream), así que Nowhere boy, la película dirigida por Sam Taylor-Wood en la que se retrata a John Lennon en su juventud y sus primeros pasos con los Beatles era algo casi obligado para mi. Sin embargo, parece que con cuantas más ganas vas a por algo, mayor es la decepción. No es que no me haya gustado la peli, la recomiendo sin duda, lo que sucede es que con los Beatles tiene poco que ver, así que si no sois demasiado fans de los cuatro de Liverpool (que sé que por ahí hay unos cuantos que no lo son) podéis verla tranquilamente. Nowhere boy podría ser la historia de cualquier chico inglés a mediados de los años 50, lo que la película nos cuenta es la historia de un chico de Liverpool, el rebelde John, a quien ha criado su tía Mimi. No conocerá a su madre Julia hasta que no es un adolescente, e intentará recuperar el tiempo perdido pasando horas con ella. Julia será quien le inculque el amor por la música y por Elvis Prestley, y quien le enseñe a tocar la guitarra. Sin embargo, su tía Mimi y su madre se encuentran enfrentadas, después de que esta abandonase a su marido, dejase a John con sus tíos y formara una nueva familia. Julia tiene que enfrentarse a los prejuicios de la época, a ser diferente, y a no estar preparada para ser responsable de este hijo del que había perdido el contacto durante todos esos años. Julia marcará tanto a John Lennon que, años después, le dedicaría una preciosa canción a su madre ya desaparecida.



La pega que le veo a todo esto es que los Beatles como grupo aparecen solo al final de la peli, y ni siquiera, porque aún no se había juntado la formación original y falta el batería Ringo Starr, la historia termina cuando John Lennon, Paul McCartney y George Harrison se marchan a Hamburgo a dar una serie de conciertos que significarían el comienzo de su fulgurante carrera, vamos, que el film termina por donde debería empezar. Lo sé, la película habla de John Lennon, no de los Beatles, pero en ese caso quizá hubiese sido más interesante mostrar más etapas de la vida del beatle, y no solo una parte de su adolescencia. Además, en la película se empeñan absurdamente en no decir ni una sola vez el nombre de los Beatles, ni el de McCartney o Harrison, que son simplemente Paul y George, como queriendo jugar al despiste. Un despiste que hubiese quedado absolutamente genial si se hubiese hecho al cien por cien, y no llamando a John todo el rato John Lennon no vaya a ser que a alguien se le escape que estamos hablando de él.




Como película británica que habla de la adolescencia, de los sueños realizados y de los rotos, y del proceso de crecimiento, me parece una gran película. La época, mediados de los años cincuenta, está perfectamente ambientada, y los actores están absolutamente geniales. Empezando por la siempre magnífica Kristin Scott Thomas en el papel de la arisca y severa tía Mimi, siguiendo por la encantadora y alocada Anne-Marie Duff en la piel de Julia, y por supuesto, Aaron Johnson como John Lennon que, aunque físicamente no se parecen en lo más mínimo y el beatle ha ganado en físico, se mete bastante bien en la piel del músico. El más flojo de todos es sin duda el enclenque Thomas Brodie Sangster en la piel de Paul McCartney, por no hablar de San Bell como Harrison, quien creo que ni siquiera tiene unas líneas.


La película es entretenida, si os gusta el cine británico os encantará, pero aún está por hacer una buena película sobre toda la trayectoria de los beatles, cómo se gestó el grupo, sus años de éxito y su abrupto final. Para mi gusto es la mejor banda de rock que ha habido nunca: tocaron rock clásico, versionaron a los maestros del blues americano, jugaron con la psicodelia, introdujeron el sitar y la música hindú en la música de masas occidental, crearon el mayor fenómeno fan que se ha conocido en la historia cuando aún no existía el fenómeno fan, hicieron canciones lentas y otras rabiosamente rockeras, su música fue comercial pero también innovadora y experimental. No existe solo un The Beatles, son muchos The Beatles dentro de un mismo grupo que supo evolucionar, cambiar, experimentar, no dejarse llevar por el éxito sin más. A los que decís que no os gustan los Beatles, no os quedéis solo con Money o Help (geniales, de todos modos), escuchad el increíble White album, Revolver o Rubber Soul y veréis como The Beatles no es solo un grupo de guateques como cree mucha gente. 

lunes, 6 de junio de 2011

'Dos chicas de Shanghai' de Lisa See


Título: Dos chicas de Shanghai (Shanghai Girls)
Autor: Lisa See
Editorial: Salamandra (septiembre 2010)
Año de publicación: 2009
Páginas: 352
Precio: 19 euros 

Leí hace años El abanico de seda, el libro que dio fama mundial a Lisa See y con el que vendió miles de ejemplares. Con él descubrí lo que era el nu-shu, el idioma secreto que las mujeres chinas utilizaban para poder escapar un poco de la opresiva atmósfera familiar en la que vivían; viví con horror el vendado de pies que les hacían a las mujeres desde niñas, para conseguir unos "lotos" perfectos, y en definitiva, aprendí bastantes cosas de la China más tradicional. Ya sabéis que normalmente en cuanto a literatura oriental soy más japonesa, pero poco a poco me estoy adentrando en la cultura china, y he de decir que es ciertamente interesante, por no hablar de que los chinos nos dan otra visión de Japón. Con Dos chicas de Shanghai repito con Lisa See, y aunque sigue gustándome mucho más El abanico de seda que os recomiendo, esta ha sido una lectura muy entretenida y con la que he aprendido de nuevo muchas cosas. Lisa See tiene una prosa muy fluida y fácil, construye unos personajes, especialmente los femeninos, y unas sagas familiares que en seguida se vuelven de carne y hueso, y hay momentos en los que es difícil pensar que esos personajes no existieron de verdad. Aún así, hay muchos personajes reales en la historia, por no hablar de los propios acontecimientos históricos reales.


Dos chicas de Shanghai nos sitúa en esta ciudad china a finales de los años treinta, cuando era conocida como el París de Asia tanto por su riqueza y prosperidad, como por su cultura y refinamiento, y porque los habitantes más acaudalados de la ciudad adoptaban muchas costumbres y modas occidentales. Pearl y May son dos jóvenes hermanas sin preocupaciones, su padre regenta un próspero negocio, gozan de libertad, son hermosas y trabajan como chicas bonitas posando para Z.G. y otros pintores que las retratan para que aparezcan en calendarios publicitarios. Ellas son muy moderas, Pearl incluso ha ido a la universidad, ambas hablan un perfecto inglés y se codean con los occidentales de las colonias de Shanghai. Todo parece idílico hasta que un día su padre les confiesa que se ha arruinado con el juego y ha perdido todo, por lo que, para pagar sus deudas, les ha concertado matrimonio con los dos hijos del venerable Louie, un chino que se ha ido a vivir a EEUU. Aunque se rebelan, no les queda más remedio que casarse Pearl con Sam, un joven atractivo pero al que no ama porque ella está enamorada de Z.G., y May con Vern un niño de apenas 14 años demasiado infantil para su edad y para su prometida que ya tiene 18. Las jóvenes idean un plan y en vez de irse con sus nuevos maridos a EEUU, consiguen quedarse en Shanghai. Sin embargo, los problemas no han hecho más que empezar, Japón invade China, los bombardeos, asesinatos y violaciones serán ahora el día a día de estas chicas bonitas que tendrán que huir de todo lo que han conocido hasta el momento, hasta llegar a la supuesta tierra prometida, EEUU. Sin embargo, allí tampoco es oro todo lo que reluce y tendrán que enfrentarse a las rígidas aduanas de inmigración, al racismo y a una vida de pobreza y privaciones en el Chinatown de Los Ángeles.

 Chinatown, en Los Ángeles (1938) propiedad del Online Archive of California

A pesar de que la novela no es muy larga, se cuentan muchas cosas en ella: conocemos los mejores años de Shanghai, cómo las hermanas viven allí una vida de opulencia a pesar de la pobreza en la que viven otros que ellas ignoran; asistimos a la invasión japonesa y las auténticas atrocidades que cometieron con la población china creando un odio entre ellos casi insuperable; vemos las dificultades que el gobierno de EEUU ponía a los extranjeros para entrar en el país y el clima de racismo que reinaba. El libro está lleno de detalles interesantes y de pequeñas historias que se van entrelazando entre sí. Por ejemplo, vemos cómo en el Hollywood de la época utilizaban a chinos como extras, pero los papeles principales se los daban a occidentales burdamente disfrazados a los que ponían esparadrapo en los ojos para achinárselos. Los chinos tuvieron que pasar muchas penalidades en este país, primero porque por su raza no eran aceptados, no se les permitía ir a determinadas escuelas o comprar casas en barrios que no fuesen chinos; por otro, tuvieron que sufrir durante la II Guerra Mundial la persecución e incluso las palizas de los norteamericanos que les confundían con japoneses, por lo que tenían que llevar brazaletes y certificados expedidos por el gobierno, en los que se aseguraba que eran chinos y no japoneses. Posteriormente vivieron toda el terror anticomunista y las persecuciones y delaciones al pasar a ser China comunista y ellos sospechosos de ser espías o de apoyar al régimen, cuando, en muchos de los casos, eran ciudadanos que llevaban años sin pisar su país natal, o que incluso, no lo habían pisado nunca.

Ejemplo de uno de los carteles de chicas bonitas

Además de los acontecimientos históricos que se presentan de una manera muy amena, lo mejor del libro son los personajes y sus historias personales que no os cuento en profundidad para no destripar nada. Los personajes de Pearl y May son de un gran realismo, Pearl es la mayor, inteligente, culta y sensata, pero con unos tremendos celos de su hermana pequeña May porque ella es más guapa y sus padres la quieren más. May es divertida, independiente y siempre quiere salirse con la suya. Poco a poco los personajes irán evolucionando, especialmente Pearl, quien nos cuenta la historia en primera persona. Lo bueno es que esto sucede con todos los personajes, no son estáticos, si no que van evolucionando, e incluso algunos que nos caían mal al principio acabamos comprendiéndoles poco a poco. Porque si hay una constante en este libro son los secretos, secretos que todos guardan para protegerse o proteger a los demás y que poco a poco se irán desvelando. Lisa See nos describe con mucho realismo los distintos escenarios, nos traslada a las calles de Shanghai, nos descubre los olores y colores del Chinatown de Los Ángeles y nos hace sentir como si estuviésemos allí.


 Esta bonita estatua de dos niños leyendo está en el paseo de Recoletos

Como todo, el libro tiene sus pegas, y es que cubre un periodo que comprende desde 1937 hasta 1957, muchos años para tan pocas páginas, así que hacia el final del libro la acción se precipita y pasan varios años quizá demasiado deprisa. Pero la gran pega es que el libro tiene un final abrupto porque hay una segunda parte, algo que no sabía cuando cogí el libro, la segunda parte se titula Dreams of Joy que creo aún no ha salido en español, así que toca esperar. Aún así, os animo a que leáis Dos chicas de Shanghai y que conozcáis a Pearl y a May.

jueves, 2 de junio de 2011

'La mano con lápiz. Dibujos del siglo XX' y 'Eugène Atget. El viejo París' en la Fundación Mapfre

Egon Schiele, Joven dormida (1909)

Eugène Atget

La Fundación Maphre (paseo de Recoletos, 23) me está sorprendiendo últimamente con unas exposiciones de gran calidad que están consiguiendo que esta sala sea uno de mis espacios expositivos de referencia. De hecho, en cuanto me entero de que inauguran algo nuevo me voy allí aún sin tener datos de las muestras que tienen, y de momento, no he fallado en ninguna. Así ha sido esta vez, me acerqué a ver con qué me sorprendían, y me he encontrado con dos magníficas exposiciones que os recomiendo no os perdáis, tenéis hasta el 27 de agosto para acercaros a verlas.

 Xavier Gosé, Personajes (1900)

La primera de ellas es la muestra La mano con lápiz. Dibujos del siglo XX pertenecientes a las colecciones de la Fundación Mapfre, una selección de más de 100 obras en lápiz, tinta, tempera o acuarela, que hacen un recorrido por una de las expresiones pictóricas más simples y a la vez más complejas: el dibujo. La muestra se divide en varios periodos coincidiendo con distintos movimientos artísticos del siglo XX.

 Paul Klee, Joven palmera (1929)

Comenzamos con 'la tradición' donde vemos dibujos académicos y de aprendizaje, con trabajos de Mariano Fortuny, Joaquín Sorolla, Francisco Pradilla y Ortiz o Ignacio Pinazo. Todas estas obras tienen en común el estudio del modelo, la influencia de los pintores renacentistas. Quizá en esta primera parte se vea más el dibujo como un medio para llegar a un cuadro que como un fin en si mismo.


 Joaquín Sorolla, Sin título

Pasamos a 'la modernidad' donde comenzamos a ver ya dibujos entendidos como obras de arte en si mismas, el dibujo ya no es un medio para lograr un cuadro como sucedía antes, el dibujo puede ser ya contemplado y considerado como una pieza acabada.

 Gustave Klimt, Mujer sentada con sombrero (1910)
Este periodo que comprende los primeros años del siglo XX, se caracteriza por la mutua influencia de artistas españoles y extranjeros y por la figura como protagonista indiscutible, especialmente el cuerpo femenino.

Pablo Ruiz Picasso, Maternité (1902-1903)

Encontramos obras de Salvador Dalí, Gustave Klimt, Henri Matisse, Pablo Picasso, Auguste Rodin, George Grosz, Joan Rebull, Joaquim Sunyer o Egon Schiele.


 Henri Matisse, Mujer con agenda (1944)

'El espíritu de la vanguardia' nos acerca a los pintores cubistas como André Lhote, Juan Gris, Alexander Archipenko, Rafael Barrada, Lyonel Feininger o Albert Gleizes.

 Juan Gris, El guitarrista (1925-1926)

No podemos olvidar a Picasso, quien en París reunió a un grupo de artistas a su alrededor que se vieron influidos por él, conocidos como La escuela de París.

 Picasso, Arlequín y Polichinela (1924)

Estas obras se caracterizan por su geometría, por la cercanía del dibujo y la pintura a la escultura y a la construcción, entendiendo el cuadro como un volumen. 

Albert Gleizes, Nueva York (1916)

Surrealismo:los sueños del inconsciente nos mete de lleno en la obra de Salvador Dalí y de sus seguidores, artistas españoles claramente influenciados por Dalí que incluso utilizan muchos motivos característicos del pintor.

Salvador Dalí, Soledad mental (1932)

Vemos también obras de Joan Miró, Luis Fernández u Oscar Domínguez, de quien me llamaron la atención sus decalcomanías, una técnica experimental cercana al monotipo.
 
Óscar Domínguez, León saltando (1936)

En los límites de la vanguardia con unas magníficas obras de Antoni Tapies o Eduardo Chillida, entre otros, cierra la muestra. 

Eduardo Chillida, Sin título (1960) 
Podemos ver también en esta última parte de la muestra dibujos de Celso Lagar, Luis Castellanos, Arturo Souto, Gregorio Prieto, Genaro Lahuerta, Joaquín Peinado o Ángel Ferrant, que cierran el recorrido de la exposición que ocupa las salas de la planta calle y de la planta baja.

  Avenue de l'Observatoire (1826)

En la primera planta del edificio podemos ver otra exposición con fotografías de Eugène Atget, que retrata El viejo París. Los fondos pertenecen al Musée Carnavalet de París, a la George Eastmann House de Rochester y a las colecciones de la Fundación Mapfre. Se han seleccionado más de 200 imágenes que retratan la ciudad de París y sus alrededores, todas tomadas entre 1898 y 1927.

 
Cantante callejera y organillero (1898)

Nacido en Libourne en 1857 y fallecido en París en 1927, Atget no recibió formación como fotógrafo, si no que se dedicó a ello como medio para sobrevivir tras pasar por otras profesiones como actor, redactor y dibujante para una revista satírica. Empezó en 1888 vendiendo sus fotos de París a ilustradores, luego pasaría a venderlas a artistas, artesanos, aficionados a la historia e instituciones como el Musée Carnavalet y la Bibliothèque Nationale.

Esquina de la Rue de Seine y de la Rue de l'Echaudé distrito 6º (1924)

La muestra se divide en doce espacios temáticos, que tratan de seguir el propio orden establecido por el fotógrafo: Pequeños oficios, tipos y comercio parisinos (1898-1922); Las calles de París (1898-1913); Ornamentos (1900-1921); Interiores (1901-1910); Los coches (1903-1910); Jardines (1898-1914); El Sena (1900-1923); Las calles de París (1921-1924); Extramuros (1899-1913) y Alrededores de París (1901-1921).

Taberna  "Au Tambour" , Quai de la Tourneille nº 63 distrito 5º (1908)

Además, los amantes del surrealismo podemos contemplar una pequeña joya, el álbum del magnífico fotógrafo Man Ray, donde recopiló algunas fotografías que compró a Atget. En la muestra, además del álbum, podemos ver 43 fotografías de las que seleccionó en su momento el propio Man Ray, quien era vecino de Atget y adquirió estas fotografías que se publicaron anónimamente en la revista de los surrealistas porque Atget no se identificaba con el movimiento y veía sus imágenes como meros "documentos para artistas". 

 
 Rue Hautefeuille, distrito 6º (1898)

Sin embargo, los surrealistas apreciaron su obra y quisieron conservarla y darle el valor que tenía, ya que consideraban que las fotografías de Atget eran narraciones insconcientes liberadas de presiones críticas y convencionalismos. La fotógrafa Berenice Abbott, ayudante en aquel momento de Man Ray se encargó de dar a conocer la obra de Atget mediante exposiciones y catálogos.

Ancien Collège de Chanac, Rue de Bièvre nº 12, distrito 5º (1900)

Viendo hoy en día las fotografías de Atget podemos entender esa fascinación que sintieron los surrealistas y artistas posteriores por su obra. La modernidad de las imágenes es innegable, tienen además algo que produce desasosiego, esas calles vacías (prefería fotografiar sin personas y a primeras horas del día para que las calles estuvieran desiertas), esas casas que parecen deshabitadas, esa neblina y aire de irrealidad que parece impregnarlo todo, esa sensación de vacío, nos producen una cierta intriga y a la vez fascinación.


Interior de la vivienda de un obrero, Rue de Romainville, distrito 19º (1910)

El viejo parís que retrató Atget ha desaparecido en muchos de los casos, el fotógrafo quiso inmortalizar aquellos lugares de la ciudad que estaban a punto de desaparecer o transformarse bajo el proyecto de remodelación de París acometido por el barón Haussmann en la década de 1850, y que crearía una ciudad moderna y con grandes avenidas. 

 El otoño, escultura de François Barols, Jardin des Tuileries, distrito 1º (1911)

Atget utilizaba una cámara de placas de 18x24 para tomar unas imágenes que él consideraba un mero medio para que los artistas realizasen sus obras, no arte en si. Hoy en día es indiscutible el gran valor artístico que tienen y su influencia en artistas y fotógrafos como Berenice Abbott, Walker Evans o Man Ray, considerando sus imágenes como el origen de la fotografía documental del siglo XX. 

Los muelles del Sena en invierno, Île de la Cité, hacia el Pont-Neuf, distritos 1º y 6º (1923)

Espero que os hayan gustado ambas muestras y que si tenéis oportunidad no dudéis en ir a visitarlas, os recuerdo que ambas podrán verse hasta el 27 de agosto en la Fundación Mapfre (paseo de Recoletos, 23) los lunes de 14 a 20 horas; de martes a sábado de 10 a 20 horas; y los domingos y festivos de 11 a 19 horas. ¡Que paséis un feliz y esperemos que soleado fin de semana!