viernes, 29 de junio de 2012

Maxïmo Park, Fanfarlo y un calor soporífero



No sé si os pasará a vosotros también, pero a mí el verano y el calor me dan muchísimo sueño, pero muchísimo. Tanto es así que mi ritmo lector baja un montón, es coger un libro y quedarme dormida a las pocas líneas. Para terminar de empeorarlo, una pereza enorme parece apoderarse de mí, y cualquier cosa me supone un esfuerzo enorme. Es por eso por lo que el ritmo del blog ha bajado últimamente, y ya me cuesta un mundo publicar una reseña por semana, los libros leídos se me van acumulando. Me temo que de momento, y hasta que acabe este calor infernal (y eso que adoro el verano y el calor, que lo que me sienta mal a mí es el frío), voy a seguir con un ritmo más relajado, aunque voy a intentar hacer un esfuerzo y hablar también de algunas exposiciones, películas y obras de teatro que he visto y que me han parecido muy interesantes, pero poco a poco. Aún así no quería dejar de compartir el single Hips and Lips del nuevo álbum de Maxïmo Park, The National Health. El vídeo es divertidísimo (atentos al final, con la aparición del cantante del grupo Paul Smith), y está protagonizado por el joven actor Thomas Turgoose, famoso por protagonizar la película británica This is England, quien hace de fan un tanto pasado de rosca del grupo que graba un vídeo en su habitación para subirlo a Internet.



También quería dejaros la preciosísima canción The walls are coming down del álbum Reservoir de Fanfarlo, una magnífica banda londinense (con cantante sueco) que mezcla la música folk con el rock indie. Este año han publicado su segundo álbum Rooms filled with light con el que se encuentran actualmente de gira. Y todo esto viene a que tuve la enorme suerte de poder ver a ambas bandas el sábado pasado durante el festival organizado en el Matadero de Madrid con motivo del Día de la Música. A Maxïmo Park ya los seguía desde su primer disco, pero Fanfarlo han sido todo un descubrimiento que pienso seguir muy de cerca, de hecho vuelven a Madrid el próximo 17 de octubre, al Teatro Lara. Espero que os hayan gustado ambos vídeos, ánimo con la ola de calor y ¡Feliz fin de semana a tod@s!

martes, 26 de junio de 2012

'Kinshu. Tapiz de otoño' de Teru Miyamoto

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Título: Kinshu. Tapiz de otoño (Kinshu. Autumn Brocade)
Autor: Teru Miyamoto
Traducción: María Dolores Ábalos
Editorial: Ediciones Alfabia (julio 2011)
Año de publicación: 1982
Páginas: 235
Precio: 21,50 euros


Después de unas cuantas lecturas ambientadas en paisajes helados vuelvo a lo que me gusta más: la literatura japonesa. Y lo hago con un autor por desgracia poco conocido en España, y es que, a pesar de que tiene ya publicadas unas ochenta obras y ha recibido numerosos premios en Japón, esta es la primera novela suya que se publica en España. Kinshu. Tapiz de otoño es una novela epistolar que huye de muchísimos tópicos en los que podría haber caído una novela de estas características, convirtiéndose en una obra original y muy personal, un libro que hace reflexionar y difícil de olvidar. Yasuaki y Aki se reencuentran por casualidad en el monte Zaô diez años después de su divorcio y de haber perdido totalmente el contacto. El detonante del divorcio fue el suicidio de la amante de Yasuaki, quien trató previamente de matarle a él en una habitación de hotel. Las circunstancias de la ruptura, la recuperación de las heridas en el hospital de Yasuaki o el hecho de que su suegro le tuviera en mente como su sucesor en la empresa que dirige, agravan aún más si cabe la incomunicación entre la pareja que se separa sin saber realmente qué ha sucedido y sin hablar del tema. Tras el encuentro efímero y fortuito, Aki comienza una correspondencia con su ex marido esperando encontrar respuestas a lo sucedido, y de una manera indirecta, tratando de perdonar y perdonarse a sí misma los errores del pasado.

Monte Zaô

El estilo epistolar da muchísima agilidad a la narración, ya que con cada carta conocemos el punto de vista desde el que vivió cada uno de los dos la historia. Poco a poco se va desvelando qué sucedió realmente, qué implicaciones tuvo todo, y esencialmente, se produce una comprensión del otro y de uno mismo, un perdón que les ayuda a seguir adelante con sus respectivas vidas, ninguna de ellas felices (él junto a una mujer que no ama y ella con un marido infiel y un hijo discapacitado), pero que les aporta el sosiego suficiente como para poder seguir sin echar continuamente la vista atrás. Y es que se podría haber caído fácilmente en una historia simple de amor, cosa que esta novela no es en absoluto, sino un comprenderse a uno mismo a través del otro, una expiación que solo puede conseguirse a través del diálogo que la pareja no pudo mantener cuando se produjeron los hechos. Por un lado, lastrados por la tradición familiar japonesa en la que los padres muchas veces toman decisiones por sus hijos, por otra por esa cortesía extrema y artificiosa que dice que permanecer en silencio es la mayor muestra de buena educación que se puede manifestar, y en gran parte por el gran impacto que el fallido doble suicidio tuvo en ambos. Las cartas tienen estilos diferentes, con lo que parece que realmente asistamos a la correspondencia entre dos personas que además, se pierden a veces en circunloquios (hablando ella de su recién estrenada pasión por Mozart o él de un nuevo negocio que emprende con su pareja), mezclando pasado y presente, lo que le añade aún más verosimilitud a la narración.

Lago Tazawa
Teru Miyamoto escribió la novela en una época crítica para él, ya que acababa de descubrir que sufría de tuberculosis durante un viaje al monte Zaô que retrata en la novela como punto de encuentro de sus personajes. Tuvo que ser ingresado y ver cómo sus compañeros de hospital iban muriendo a su alrededor, con lo que las reflexiones sobre la vida y la muerte y el papel del ser humano en el universo quedaron plasmadas en la novela. Curiosamente, pese a que el germen de la novela fuera así de oscuro y que el tema en sí sea bastante triste, la novela es optimista y su mensaje positivo, ya que una vez saldadas las cuentas con el pasado, un pasado que ya no puede modificarse ni corregirse, los personajes pueden seguir adelante, salir de ese otoño gris y pesado para adentrarse con mayor confianza en un futuro que, si bien no es el ideal, se presenta despojado de la incertidumbre, los temores y el peso de esa experiencia pasada. Esta novela ha sido un auténtico descubrimiento y espero que sea la puerta a nuevas traducciones de la obra de Teru Miyamoto, un autor japonés contemporáneo diametralmente opuesto a otros coetáneos suyos que utilizan la fantasía o acontecimientos inusuales como gancho de sus novelas. La obra de Teru Miyamoto lleva consigo por un lado una gran carga de los clásicos japoneses (su estilo sencillo, limpio y centrado en los sentimientos de sus personajes me ha recordado mucho a Yasunari Kawabata y a Junichiro Tanizaki), pero por otro, muestra temas tan cotidianos, contemporáneos y universales que cualquier persona de cualquier parte del mundo puede sentirse identificado con sus personajes y las situaciones que plantea.

Teru Miyamoto
Teru Miyamoto, nacido en Kobe en 1947, comenzó a escribir en 1970 convirtiéndose en uno de los autores de mayor éxito de Japón, llevándose incluso al cine algunas de sus novelas, por ejemplo Maboroshi no Hikari por el prestigioso director Hirokazu Koreeda (autor de la película Air Doll de la que os hablé aquí). Entre los numerosos premios con los que ha sido galardonado se encuentran el Akutagawa por Hotarugawa, el Osamu Dazai por Doro no Kawa o el Yoshikawa Eiji por Yu-Shun.

martes, 19 de junio de 2012

'Colmillo Blanco' de Jack London

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Título: Colmillo Blanco (White Fang)
Autor: Jack London
Editorial: Grupo Anaya Colección El País Aventuras (2000)
Año de publicación: 1906
Páginas: 260
Precio: 1 euro


Un oscuro bosque de abetos se extendía a ambos lados de la helada corriente de agua. El viento había desnudado los árboles de su blanca capa de escarcha y parecían apoyarse los unos en los otros, negros y amenazadores, bajo la luz incierta del atardecer. Un profundo silencio reinaba sobre la tierra.

Creo poder afirmar que todos tenemos autores "comodín", esos a los que recurrimos siempre que queremos una apuesta segura, cuando nos apetece un libro que nos guste trate de lo que trate. Algo así me sucede con Jack London, un autor con el que siempre disfruto de sus libros de una manera muy intensa. Si quiero ir sobre seguro, Jack London es siempre mi apuesta. Tenía pendiente desde hacía tiempo Colmillo Blanco, quizá una de sus obras más populares, un auténtico clásico, uno de esos libros que "hay que leer". Y es que Colmillo Blanco, como muchas de las obras de London, además de contar una historia en la superficie, tiene una especie de río subterráneo que discurre en un segundo nivel y que trata temas tan diversos como la capacidad de adaptación al entorno, la ambivalencia entre la naturaleza salvaje y la civilizada del ser humano pero también de algunos animales, el instinto de supervivencia, el crecimiento exterior e interior o la crueldad del ser humano. Todo ello en un entorno natural inigualable como son las tierras de Yukón, el cauce del río Mackenzie y las montañas Rocosas  en Canadá.

Cordillera de Brooks en el Yukón

Colmillo Blanco podría ser la antítesis de otra de sus novelas más famosas, y mi favorita del autor: La llamada de lo salvaje. Si en esta última, su protagonista Buck, un perro criado en un hogar confortable con todas las comodidades, va sufriendo una transformación al ser trasladado a Alaska, hasta encontrar dentro de él su naturaleza más salvaje y primitiva, en el caso de Colmillo Blanco es al contrario. Un lobo nacido en libertad va poco a poco, por su contacto con el ser humano, viviendo el proceso de domesticación, teniendo que debatirse entre sus ansias de libertad o la dependencia del ser humano que por otro lado le reporta beneficios como el calor de una hoguera, alimento asegurado y lo más importante de todo, el amor de un dueño. No será un camino fácil, ya que la lucha por la supervivencia nunca lo es. Además de los propios peligros de una naturaleza hostil y salvaje, tendrá que enfrentarse a otros lobos y perros y al peor enemigo de todos, al ser humano, cruel y despiadado, lo que irá moldeando su carácter. Lo que vive el lobo en esta novela es extrapolable al ser humano: el largo recorrido del estado salvaje a la civilización, en el que hemos tenido que dejar por el camino algo de nuestra individualidad para poder convivir en sociedad, bajo unas normas y las leyes y órdenes de otros.


Río Mackenzie, en Canadá

Si hay algo que disfruto especialmente con las obras de Jack London es su amor por la naturaleza y los espacios abiertos y por esa extraña comprensión que parece tener de los animales. Los que hayáis tenido perros sabréis a lo que me refiero, y es que London no humaniza en ningún momento a su protagonista, Colmillo Blanco es un lobo y como tal actúa y "piensa". Sus reflexiones son fruto del instinto, de la experiencia, son realmente lo que cabríamos esperar que pensara un lobo si pudiéramos meternos en su cabeza. Y es que no es fácil escribir una novela con un animal como protagonista, muchas veces, el mayor y peor de los defectos que tienen estas historias es tratar de acercar el pensamiento del animal y sus actos a ser humano, supongo que para que el lector se sienta más identificado. Algo que personalmente considero un error. Ahí es donde London demuestra por qué es un clásico y por qué ocupa el puesto que ocupa en la historia de la literatura, sus animales son animales, ni más ni menos. Otra de las grandes bazas de London son las descripciones de paisajes y la creación de personajes con una gran fuerza, hasta los que aparecen en pocas páginas dejan una huella.


Montañas Rocosas

La pena es que la obra de Jack London ha sido muchas veces maltratada, así, si por ejemplo habéis visto la película que se hizo en los 90 protagonizada por Ethan Hawke, ya os aviso que no tiene nada que ver con la historia original mucho más dura y realista, y de la que no se respeta ni siquiera mínimamente el argumento. Tampoco es un libro para niños como sostienen otros, Colmillo Blanco tiene escenas bastante duras y reflexiones que no creo que un niño pueda llegar a captar. Si aún no os habéis animado con este autor, os gusta la naturaleza y además queréis una obra con una doble lectura que haga reflexionar, dadle una oportunidad tanto a Colmillo Blanco como a La llamada de lo salvaje, y no os defraudarán.


Jack London

Jack London (San Francisco 1876-1916) fue autodidacta y tuvo que desempeñar muchos y variados oficios a lo largo de su vida en distintos barcos, en un molino, en una central eléctrica del ferrocarril, en una enlatadora... También fue vagabundo y acabó por ello en la cárcel. Finalmente, viajó a Alaska como muchos coetáneos suyos arrastrado por la fiebre del oro, una experiencia muy dura de la que volvió enfermo de escorbuto. Todas estas vivencias las fue plasmando en sus novelas y quizá sea por eso por lo que resultan tan creíbles y realistas, ya que su propia intensa vida sirvió como material para sus obras.

lunes, 11 de junio de 2012

'Punto Omega' de Don DeLillo

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Título: Punto Omega (Point Omega)
Autor: Don DeLillo
Editorial: Seix Barral (noviembre 2010)
Año de publicación: 2010
Páginas: 157
Precio: 17 euros

La verdadera vida no es reducible a palabras habladas ni escritas, por nadie, nunca. La verdadera vida ocurre cuando estamos solos, pensando, sintiendo, perdidos en el recuerdo, soñadoramente conscientes de nosotros mismos, los momentos submicroscópicos. [...] llegamos a ser nosotros mismos por debajo del fluir de los pensamientos y las imágenes apagadas, peguntándonos ociosamente cuándo moriremos. Son los pensamientos sin clasificar que tenemos mientras miramos por la ventanilla del tren, pequeñas manchas apagadas de pánico meditativo.

Creo que es una de las primeras veces que leo un libro con tanta sustancia como Punto Omega del norteamericano Don DeLillo de un tirón, en un solo día, sin poder despegarme de él ni un segundo. Lo he hecho con novelas ligeras, con best sellers, literatura juvenil o novelitas muy breves, pero creo que nunca me había pasado con una novela de 157 páginas, cada una de ellas con un trasfondo, con mil lecturas. He leído tras acabarlo varias reseñas sobre ella y he visto que hay sentimientos muy encontrados: o se le ama o se le odia. Y he de decir que ese tipo de escritores (o creadores del tipo que sea) que despiertan odios o pasiones pero no medias tintas, suelen ser los que más me apasionan. Me gusta lo extremo, lo diferente y lo arriesgado, qué se le va a hacer. Recomendaría Punto Omega a todo el mundo, creo que es una de esas novelas que marcan un punto de inflexión en nuestras lecturas, un antes y un después, una novela que hay que leer. Aún así, soy consciente de que a todo el mundo no le va a gustar, muchos encontrarán que es una novela con escasa acción, que no cierra interrogantes sino que no hace más que abrirlos. En mi caso, DeLillo me ha conmocionado, ha sido no como conocer a un nuevo autor, sino como reconocerlo, ir leyendo las palabras e ir sintiendo una identificación, como si ya le conociera, como si algo en mi interior reaccionara ante un escritor desconocido como si fuera ese escritor que llevaba tiempo queriendo encontrar. Porque Punto Omega ha sido mi primera novela de Don DeLillo, pero no será la última.

Desierto de Anza-Borrego (California)

Mi grado de identificación con la novela comienza con un interés común con el autor: el arte. DeLillo se encontraba un día en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) y allí pudo ver una instalación que le marcaría profundamente, se trataba de Psicosis 24 horas (24 hour Psycho) de Douglas Gordon, una proyección en una pantalla grande, en una sala a oscuras, sin asientos, fría y aséptica, de la película Psicosis de Alfred Hitchcock, con la peculiaridad de proyectarse fotograma a fotograma, con lo que su duración se alargaba hasta las 24 horas. Una interesante reflexión sobre el tiempo, la propia existencia, la vida y la muerte o la dependencia de mecanismos de control autoimpuestos como el reloj, que DeLillo quiso plasmar primero en un ensayo y que finalmente decidió utilizar en una de sus novelas. Punto Omega se cierra y se abre de este modo con un hombre que observa esta proyección en el MoMA, acude cada día y, mientras que el resto de visitantes del museo apenas duran unos minutos en la sala, él permanece allí hasta el cierre del mismo. Esa apertura y ese cierre en el MoMA envuelven el argumento central de la novela, una historia en cuatro capítulos sobre tres personajes en medio de la nada, en un desierto californiano que el autor identifica como el de Anza-Borrego. Richard Elster, un asesor de guerra del Pentágono retirado en busca de los grandes espacios abiertos y la soledad que le brinda el desierto; Jim Finley, un cineasta que le sigue los pasos tratando de convencerle para que cuente ante la cámara su experiencia durante la guerra de Irak; y Jessie, la hija de Elster. Los tres pasarán el tiempo en un espacio cercano al fin del mundo, rodeados de desierto y amplios cielos, en medio de la nada, en uno de esos paisajes desolados, inhabitados y salvajes que tanto atraen a los americanos, conversando sobre la vida, filosofando un poco, conociéndose entre ellos.

Desierto de Anza-Borrego, California

Lo fundamental de la novela no es el punto de inflexión que se produce en ella, un acontecimiento extraño y trágico que marcará a los personajes, ya que realmente todas las puertas quedan abiertas, todas las preguntas quedan sin respuesta, tan solo tenemos un atisbo de lo que ha podido suceder, y somos nosotros los que tenemos que tejer la historia. Lo que me ha parecido realmente genial de Punto Omega ha sido la propia Punto Omega, cómo el autor ha tejido una historia a partir de unos pocos personajes apenas ligados entre sí, cómo les hace pensar y expresarse (y por lo tanto cómo nos hace pensar y reflexionar a nosotros los lectores), cómo contrapone la frialdad de una sala del MoMA en Nueva York y lo que sucede allí con los amplios espacios abiertos del desierto californiano, cómo los detalles cuentan más de lo que parece, ya que estos serán el hilo conductor de la historia, los que harán que nuestro cerebro haga clic cada vez que aparezcan de nuevo y podamos ir hilando la historia, completándola. El estilo de DeLillo me ha parecido también magnífico. Con una gran economía lingüística, con frases breves, secas pero limpias, consigue sin embargo recrear ambientes, personajes, escenas. Aunque se demora en ocasiones en ciertos pasajes, no da para nada la sensación de ralentización de la instalación que describe, Psicosis 24 horas, sino que la historia avanza a un ritmo imparable. Sé que Punto Omega no es una novela que vaya a gustar a todos, aún así no puedo dejar de recomendarla. Si no os gusta, apenas os quitará unas horas ya que es muy breve, pero si conectáis con ella... No hay nada más maravilloso para un lector que encontrar a un autor alma gemela, alguien al que no conocías pero que parece que conoces de toda la vida, alguien a quien llevabas mucho tiempo esperando.

Don DeLillo

Don DeLillo nació en Nueva York en 1936, y desde los años 70 hasta la actualidad ha publicado unas 16 novelas, además de ensayos, obras de teatro y guiones de cine. Ha recibido numerosos premios entre los que se encuentran el National Book Award, por Ruido de fondo; el  PEN/Faulkner Award por Mao II; la Medalla Howells de la American Academy of Arts and Letters por Submundo; el Premio Jerusalem; el International Fiction Prize del Irish Times; y el PEN/Saul Bellow.

martes, 5 de junio de 2012

'El concierto de los peces' de Halldór Laxness

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Título: El concierto de los peces (Brekkukotsannáll)
Autor: Halldór Laxness
Editorial: Turner (mayo 2005)
Año de publicación: 1957
Páginas: 290
Precio: 20 euros


Un sabio afirmó que, aparte de perder a su madre, para un niño no hay nada más sano que perder a su padre. Aunque lejos de mí suscribir en su integridad estas palabras, lo cierto es que también sería el último en rechazarlas de plano.


De este modo tan impactante comienza El concierto de los peces, novela del Premio Nobel de Literatura Halldór Laxness, un libro con el que me topé un poco por casualidad en la biblioteca buscando libros que me sirvieran para el reto de lectura de Meribélgica de este año que algunos de vosotros estáis haciendo también. Ambientado en Islandia, en concreto en su capital, Reikiavik, a principios de siglo, nos cuenta en primera persona la historia Álfgrímur, un niño huérfano acogido por un par de ancianos a los que llama abuelos pese a que no existe parentesco entre ellos, que viven de la pesca y que acogen en su casa a todos los viajeros que lo necesiten a modo de pensión improvisada. De este modo, Álfgrímur no solo hace un repaso de su infancia y crecimiento, al modo de una novela de aprendizaje, sino que nos presenta todo un catálogo de personajes a cual más curioso, hospedados en la casa de sus abuelos adoptivos.

Centro de Reikiavik

La novela no es nada fácil, especialmente por el hecho de que en su gran mayoría está compuesta por narración, con muy pocos diálogos, y por las continuas referencias a la historia y tradiciones de Islandia que, si no se conocen, o no se buscan fuera de la novela, es complicado comprender. El protagonista narra lo que sucede a su alrededor con tal nivel de detalle que a veces resulta agotador. Sin embargo, en contrapartida, el lenguaje que utiliza es muy sencillo y las anécdotas que salpican el libro son muchas veces divertidas o curiosas, como el hecho de que su abuelo se niegue a variar el precio de su pescado, siempre lo tiene al mismo precio, haya más o menos pesca, sin hacer ningún caso a las leyes del mercado de la oferta y la demanda; los intentos de Álfgrímur por dedicarse a la canción; o las entrañables historias y leyendas que cuenta su abuela, quien no posee nada de estudios pero, como nos cuenta su nieto adoptivo, posee un conocimiento tal en su cabeza que daría para escribir miles de libros. Y es que en el libro abundan los héroes de la mitología islandesa, los cuentos y leyendas que se narraban a la luz del fuego y que pasaban de unos a otros como una sabiduría popular compartida, lo que acerca mucho esta novela a ese tipo de literatura oral y épica.

Casa tradicional islandesa

Además de conocer mucho más sobre el folclore, las tradiciones y las gentes que vivían en Islandia a principios del siglo XX, sorprende comprobar la inmensa pobreza en la que vivía entonces uno de los países que hoy en día se encuentra entre los más ricos de Europa. Islandia no consiguió su independencia hasta 1944, desde 1262 a 1944 formó parte de los reinos de Noruega, Suecia y posteriormente de Dinamarca. Sus escasos recursos, básicamente la pesca y la agricultura, y su clima extremo obligaron a un gran movimiento migratorio de sus habitantes a AméricaHoy en día el nivel económico de Islandia es uno de los más elevados de Europa, y en 2009 fue clasificado por la ONU como el tercer país más desarrollado del mundo. Esas diferencias tan acusadas llaman la atención al leer la novela, donde la gente tiene que marcharse a América con lo puesto y haciendo grandes sacrificios, donde hay gente que muere de hambre y donde vemos cómo la población vive de lo básico, de la pesca y la tierra, en un país eminentemente rural y poco desarrollado.

Halldór Laxness

Halldór Laxness (1902-1998) quizá no sea un autor muy conocido por el gran público fuera de Islandia, sin embargo, a raíz de ser galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1955, su popularidad aumentó y es un autor al que tener en cuenta. Publicó su primera novela con apenas 17 años y viajo constantemente por todo el mundo, parecía que los momentos históricos clave le atraían poderosamente, vivió en Europa tras la I Guerra Mundial, visitó Rusia durante el periodo stalinista y América antes de la Gran depresión. Laxness escribió poesía, artículos periodísticos, obras de teatro, literatura de viajes, historias cortas y quince novelas, también trató de probar fortuna en el mundo del cine, y se trasladó a Estados Unidos para intentar hacer películas a mediados del siglo XX. Volvió a Islandia en 1945 y se estableció en Gljúfrasteinn, hasta su muerte a los 95 años de edad, su casa en Gljúfrasteinn es actualmente un museo abierto al público.

Casa de Halldór Laxness en Gljufrasteinn, ahora habilitada como museo

Si queréis conocer algo más sobre Islandia y leer a un autor islandés de renombre, este es vuestro libro, aunque no sea su obra más afamada, esta quizá serían los dos volúmenes de Gente Independiente, donde hace un retrato de la sociedad islandesa. Sin embargo, cuando pruebo a un escritor nuevo me gusta hacerlo con un libro no muy extenso por si no me gusta, y esos dos volúmenes son bastante extensos. Eso sí, os advierto de nuevo que no es una novela fácil, que no se trata de simples anécdotas, sino que disecciona la sociedad islandesa de la época y saca a la luz con mucha ironía los aspectos menos positivos de la misma: las grandes diferencias sociales, la enorme pobreza del país, el problema de la emigración, las falsas apariencias... Se trata de un libro para leer y disfrutar en el momento adecuado, cuando se le pueda dedicar tiempo, si es así, os gustará y aprenderéis mucho sobre este país que, al menos en mi caso, me era bastante desconocido.

viernes, 1 de junio de 2012

Sed de hielo



¡Pero qué calor hace! Aunque no voy a quejarme, llevo pidiendo que llegue el verano y el calor desde hace un montón de meses. Sin embargo, no sé por qué, este año no puedo dejar de pensar en tierras nórdicas, totalmente cubiertas por la nieve. Ayuda el hecho de que esta semana haya salido a la venta Valtari el último álbum de la banda islandesa Sigur Rós, más ambiental que nunca, solo hay que cerrar los ojos y dejarse arrastrar por su música única y personal que nos transporta muy lejos. Os dejo una de las canciones de su nuevo álbum, la titulada Varúð (Precaución en islandés), cuyo vídeo, aunque no es el oficial, sino hecho por un fan, es una auténtica preciosidad y casa perfectamente con la música cósmica, mágica y evocadora del grupo. Las imágenes del mismo pertenecen al documental Océans de Jacques Perrin y Jacques Cluzaud. Habrá que ir escuchando el álbum entero ya que Sigur Rós estarán en Madrid el próximo mes de septiembre en el festival Dcode, por mi parte, intentaré no perdérmelo, será la primera vez que les vea en directo y estoy segura de que será toda una experiencia.

Reikiavik, Islandia (imagen: Visit Iceland)

Pero es que además de la música también estoy muy nórdica en cuanto a lecturas, esta semana terminaba El concierto de los peces del islandés Premio Nobel de Literatura de 1955 Halldór Laxness, ambientada en la capital de Islandia, Reikiavik. Ha sido un descubrimiento sorprendente, un libro con el que he aprendido mucho de una cultura que me era bastante desconocida. Ya os hablaré con más calma de él la semana que viene, aunque no va a ser una reseña fácil de escribir.

Gravel Lake en Yukón, Canadá (Imagen: Canada Maps)

Y para no variar, el libro que estoy leyendo ahora también se desarrolla en tierras frías y salvajes. Cuando quiero ir a un acierto seguro con las lecturas, siempre vuelvo a mis autores favoritos: Jack London nunca me decepciona, estoy enamorada de Colmillo blanco, un libro increíble, en el que la naturaleza salvaje es la protagonista y que se sitúa en varias zonas de Canadá y el Yukón, cerca de Alaska.

Fiordos en Noruega (Imagen: Bergen Fjords)

Todo esto me está haciendo pensar en las vacaciones de verano y que sería increíble visitar algún país frío. Como el presupuesto no da ni para Islandia ni para Canadá, no dejo de pensar en otros destinos que me llaman poderosamente: Suecia, Noruega o Suiza

Vista de Estocolmo, Suecia (Imagen: Visit Stockholm)

Todavía queda mucho para plantearse nada, aún estamos en junio, y mis viajes por desgracia siempre tienen que ser de último momento y sin nada de planificación previa. Sin embargo, soñar en gratis, y yo ya estoy con la mente puesta en esos maravillosos paisajes que ojalá puedan hacerse realidad. Así que estoy visitando webs de turismo y viendo imágenes que quería compartir con vosotros. ¿Habéis estado en algún país nórdico? ¿Por cuál os decidiríais a viajar? Contadme vuestras experiencias, tengo sed de hielo.

Zurich, Suiza (Imagen: wikipedia)