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lunes, 11 de julio de 2011

'Flores de verano' de Tamiki Hara


Título: Flores de verano (Natsu no Hana)
Autor: Tamiki Hara
Editorial: Impedimenta (mayo 2011)
Año de publicación:1947
Páginas: 136
Precio: 16,50 euros 

Cuando un libro me ha gustado mucho trato de transmitiros mi entusiasmo y animaros a que lo disfrutéis. En este caso no puedo hacerlo. Y no porque no me haya gustado, todo lo contrario, Flores de verano de Tamiki Hara es uno de los mejores libros que he leído este año, pero entiendo que sea un libro que no a todo el mundo le apetezca leer. La novela habla de un tema ya de por si duro, el estallido de la bomba atómica en Hiroshima, pero además, nos lo cuenta un superviviente, el propio Tamiki Hara, quien el 6 de agosto de 1945 se encontraba en la ciudad japonesa donde residía con el resto de su familia. Por ello, podéis imaginar que al ser un testimonio de primera mano, no escatima en detalles terribles y escabrosos, es realista a más no poder, algo que puede ser demasiado para algunos. Yo he sufrido mucho leyendo este libro, he llorado, me he angustiado y no he podido sacármelo de la cabeza durante días. Pensando y pensando, dándole vueltas al horror que el ser humano puede desatar. Además, sin poder evitar mi curiosidad, he estado viendo fotografías de la época que os voy a ahorrar por su crudeza, si queréis verlas tan solo tenéis que buscar Hiroshima en Google. La cantidad ingente de cadáveres caídos en las calles, con gestos grotescos y totalmente calcinados, son realmente terribles; los estragos de la radiación en la gente, tanto en el momento, como durante años. Entonces os preguntaréis por qué digo que me ha gustado leer el libro. Pues porque, a pesar de lo mal que lo he pasado, de lo mucho que he sufrido, creo que el testimonio vivo de alguien que vivió ese horror nos es necesario para comprender lo que pasó realmente y para no olvidar nunca barbaries semejantes, para mantenernos firmes en contra de las armas nucleares. Como siempre se dice, hay que recordar este tipo de cosas para que no vuelvan a suceder jamás.


Además, la prosa de Tamiki Hara es impresionante, brevemente, con pocas frases, nos hace un retrato del lugar, de las personas, de los acontecimientos e incluso nos hace sentir el clima y la atmósfera que se vivía esos días. Desde los días anteriores al estallido de la bomba, en los que ya había un clima de inquietud, puesto que Hiroshima no había sido apenas bombardeada por los norteamericanos, a diferencia de otras ciudades japonesas, ya que reservaban la ciudad para su "experimento" con la bomba atómica y ver qué consecuencias tenía en una ciudad prácticamente intacta. Los japoneses, aún sin saber lo que les esperaba, intuían que se avecinaba una desgracia, que los norteamericanos le tenían destinada a Hiroshima "algo diferente". Todo ese clima está perfectamente reflejado, esa inquietud, esa sensación de impotencia ante algo que se avecina y no se sabe qué es. Esta primera parte se llama Preludio a la aniquilación, en ella, el alter ego del autor se encuentra en Hiroshima a donde ha regresado para vivir con sus hermanos tras el fallecimiento de su esposa. La segunda parte, Flores de verano, es el estallido de la bomba en si, y sus consecuencias devastadoras. Por último, De las ruinas narra las consecuencias posteriores del estallido de la bomba, cómo murieron tantas y tantas personas, algunas de ellas incluso en buen estado de salud aparente, por los efectos de la radiación.

Tamiki Hara

Lo que me ha resultado más duro de la novela, aparte por supuesto, de las descripciones tan crudas de las consecuencias de la radiación, es el hecho de que todo lo que se cuenta es real. Aunque nos lo relate de manera novelada y cambiando algunos nombres, Tamiki Hara nos cuenta su propia experiencia. Nacido en Hiroshima en 1905 e hijo de una familia numerosa, se licenció en Literatura Inglesa en la Universidad de Keio. De carácter introvertido e incluso depresivo, su vida dio un giro al casarse en 1933, tras un intento fallido de suicidio, con una mujer que le ayudó a integrarse en el mundo y a ser más feliz. Juntos se trasladaron a Funabashi donde él daba clases de inglés. Por desgracia, su mujer murió de tuberculosis en 1944 tras una larga enfermedad. Por este motivo, Tamiki Hara decidió volver a Hiroshima donde vivió la explosión de la bomba atómica en casa de sus padres. A pesar de ser un superviviente, el peso de lo que vio en Hiroshima, la muerte de su mujer, y el anuncio del presidente Truman (quien dio la orden de lanzamiento de las bombas de Hiroshima y Nagasaki) de que se barajaba la posibilidad de lanzar otra bomba sobre Corea, fueron demasiado para él. El 13 de marzo de 1951 se suicidó lanzándose a las vías del tren en Tokio. Sus amigos sufragaron la construcción de un monumento que puede verse junto al Genbaku Dome, la cúpula conmemorativa del lanzamiento de la primera bomba atómica, un edificio que se ha dejado tal y como quedó tras el estallido de la bomba. 

Genbaku Dome

Flores de Verano sufrió durante años la censura de la mano del ejército norteamericano que prohibía a los japoneses publicar nada acerca de la guerra o de las bombas. La edición de Impedimenta es la primera en la que ha aparecido esta obra traducida al castellano. Se trata de una edición muy cuidada y completa en la que se incluye un mapa de Hiroshima y el impacto de la bomba en la ciudad, fotografías de la tragedia y un prólogo del que he sacado la información para esta entrada. Como por ejemplo, algo que no conocía, y es que existe un género literario llamado genbaku bungaku (literatura de la bomba) escrita por hibakushas (supervivientes). En el libro se expone una lista de autores y obras de este tipo por si queréis profundizar en el tema, yo intentaré encontrar esos libros ya que el tema me interesa bastante. Entre ellos se encuentra Lluvia negra de Masuji Ibuse que reseñé en su momento y que podéis recordar aquí.

  • Takashi Nagai, Campanas de Nagasaki
  • Ota Yoko, Ciudad de cadáveres
  • Masuji Ibuse, Lluvia negra
  • Ineko Sata, Cuadros sin colores
  • Hiroko Takenishi, El rito
  • Kyoko Hayashi, El tarro vacío
  • Katsuzo Oda, Cenizas humanas
  • Mitsuharu Inoue, La casa de las manos
  • Toge Sankichi, Poemas de la bomba atómica

lunes, 19 de julio de 2010

Lluvia Negra de Masuji Ibuse

Lluvia Negra de Masuji Ibuse es una novela extremadamente dura que relata el horror que vivieron las personas afectadas por la bomba atómica lanzada sobre la ciudad japonesa de Hiroshima por los americanos al final de la II Guerra Mundial. A través de tres personajes, Yasuko, y sus tíos con los que vive, asistimos a los momentos previos al lanzamiento de la bomba, el momento mismo del horror y sus consecuencias posteriores. Yasuko es una joven en edad de casarse, pero ya ha visto cómo varios de sus compromisos eran rotos por la familia del novio al descubrir que ella vivió el horror de Hiroshima, éstos temen que sufra el "mal de la radiación" o que no pueda tener hijos. En estos momentos, Yasuko vive ilusionada el compromiso con un joven de buena familia y posición social. Para evitar que vuelvan a romper, su tío decide recopilar su diario y el de su sobrina, así como notas de su mujer, y mandarlo a esta familia, para que sean conscientes de que Yasuko no está enferma, ni siquiera lo está su mujer, el único afectado por la bomba fue el tío que no puede trabajar a causa de las secuelas: se le aflojan y caen los dientes, le aparecen erupciones cada vez que hace esfuerzos, o el pelo se le cae a puñados.


A través de éstos tres personajes y otros que irán apareciendo a lo largo de la novela, vamos conociendo de primera mano cómo fueron aquellos días y en qué grado afectó a los habitantes de Japón. Si ha habido algo que me ha gustado especialmente de la novela, es que el acercamiento a esta tragedia se hace a través de los ojos de los ciudadanos de a pie, los que realmente sufrieron. El libro es muy duro porque no escatima en detalles escabrosos, por otra parte necesarios, como la descripción de cientos de cadáveres abrasados por las calles o las secuelas de la radiación. Sin embargo, el autor trata todos estos horrores con suma sensibilidad, sin demorarse en ellos más de lo necesario, el estilo sobrio y sencillo es realmente lo que nos horroriza, ya que Masuji Ibuse nos describe las situaciones sin intervenir ni opinar, tan sólo apuntando los hechos. Llama la atención también cómo el resto de japoneses no afectados marginaban a los enfermos, tanto porque éstos no podían trabajar y los tachaban de vagos, como por miedo al contagio. Es curioso también, cómo en los primeros días del lanzamiento de la bomba, nadie sabía de qué se trataba, aún no se conocía lo que era una bomba nuclear, por lo que los médicos no sabían cómo tratar esta nueva enfermedad, y los que no murieron en el acto, fueron haciéndolo en días posteriores.


Masuji Ibuse nació en el distrito de Kamo (Hiroshima), por lo que conoció directamente la tragedia. El autor recopiló testimonios, cartas y diarios reales para documentarse y poder contarnos esta historia necesaria, especialmente, para que no se olvide y no vuelva a producirse una barbarie semejante. Por este libro Masuji Ibuse recibió el Premio Noma y La orden al Mérito Cultural, el más alto honor que puede obtener un autor japonés. El libro fue adaptado al cine por Shohei Imamura, el director de la maravillosa Balada de Narayama, en 1989.



Los ataques sobre Hiroshima y Nagasaki fueron ordenados por el presidente norteamericano Harry Truman, el sw Hiroshima tuvo lugar el 6 y el de Nagasaki el 9 de agosto de 1945. Se estima que hacia finales de 1945, las bombas habían matado a 140.000 personas en Hiroshima y 80.000 en Nagasaki, aunque sólo la mitad había fallecido los días de los bombardeos. Desde entonces, se han producido muertes por leucemia y distintos cánceres asociados a la radiación, así como malformaciones en los bebés nacidos posteriormente, todavía siguen muriendo personas a causa de la bomba. Seis días después de la detonación sobre Nagasaki, el 15 de agosto, Japón anunció su rendición incondicional, haciéndose formal el 2 de septiembre con la firma del acta de capitulación, con lo que se dio fin a la II Guerra Mundial.
Todavía hay opiniones encontradas, los hay que defienden que sin esta intervención militar, no se habría podido dar fin a la guerra. Por otro lado, están los que la consideran una medida desproporcionada y afirman que el ejército japonés se encontraba muy debilitado y que el fin de la guerra hubiera estado próximo sin necesidad de acabar con tantas vidas humanas.