Mucho se ha hablado en muy poco tiempo de Los hombres que no amaban a las mujeres de Stieg Larsson. No me gustan mucho los best sellers, y mucho menos la novela negra, pero ante tantos elogios no pude evitar pedirle a un amigo que me prestara el libro. Tenía que comprobar por mí misma a qué venía tanta expectación. Las primeras páginas me aburrieron bastante -un juicio, tramas de fraude empresarial-, bah, lo que me imaginaba, pensé, otro rollo de libro tocho al que se engancha la gente que no suele leer nunca... Pues menos mal que no lo dejé y le di otra oportunidad, pasadas esas diez primeras páginas el libro coge una velocidad de vértigo y ya no puedes parar de leer ni de pensar qué habrá pasado con Harriet Vanger. No vamos a negar que ésta no es una obra cumbre de la literatura, tampoco nos deja un poso ni unas reflexiones muy profundas, pero entretiene muchísimo, y a veces eso no tiene precio. Larsson crea unos personajes fascinantes de los que no quieres separarte, especialmente la investigadora y hacker Lisbeth Salander es un personaje con una gran personalidad y que al final se hace con el protagonismo del libro. Además sabe mantener la espectación y la intriga hasta el último momento, con un final apoteósico. Sí, tengo que reconocerlo, he sucumbido ante el universo Millenium, y ya estoy deseando leerme el segundo: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina (los títulos no tienen desperdicio tampoco). La historia que cuenta Los hombres que no amaban a las mujeres es así de sencilla: Harriet Vanger pertenece a una gran familia de ricos empresarios, durante la reunión anual de la familia en la isla de su porpiedad, ella desaparece misteriosamente. La isla quedó aislada durante todo el día por un accidente, por lo que nadie pudo salir o entrar a ella, así que el asesino debe estar entre alguno de los miembros de la familia Vanger. Pues sí, es cierto, recuerda muchísimo a Agatha Christie y sus Diez negritos. No vamos a negar que lo que hace el autor no es algo nuevo, lo que es nuevo es la forma de hacerlo, los personajes fuera de los estereotipos de novela negra y una acertadísima y afilada crítica a los malos tratos a las mujeres. Ésta es una novela que hay que leer quitándose todo tipo de prejuicios, quien la empiece no podrá parar hasta desentrañar el misterio.
Cuando lo vi en la librería, no me convenció y me decidí por El hombre de los domingos.
ResponderEliminarApunto la recomendación, ya que los diez negritos es una pasada de libro, aunque Agatha Christie no sea de mis escritoras favoritas.