miércoles, 11 de febrero de 2009

Auster: Un hombre en la oscuridad



He sido siempre una fiel seguidora de Paul Auster, podría decirse que he leído prácticamente toda su producción. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, me pasa un fenómeno que no acabo de comprender: me cansa. No sé si es por haber leído mucho de él -que no creo porque no me sucede con otros escritores-, o porque ha perdido ese nosequé que tenía en sus primeras novelas. Un hombre en la oscuridad me ha gustado y no me ha gustado. No me ha gustado porque Auster, como viene haciendo en sus últimas obras, encadena historias -muy interesantes, eso sí-, sin ningún tipo de conexión entre ellas, y las termina abruptamente o con finales apresurados. Auster, a tenor de lo visto, debería dedicarse a escribir relatos cortos, ya que su imaginación es imparable, y en las intenciones también. Las historias enganchan y son muy interesantes, pero me da la sensación que una vez iniciadas pierde el hilo del relato, y no sabe ni cómo desarrollarlas, ni como concluirlas. Además, la idea de meter en una novela seis o siete historias diferentes sin ningún tipo de conexión real entre ellas es un tanto descabellado. Lo que me ha gustado, que al final el libro deja un muy buen sabor de boca, después de tanto desvarío, en tan sólo unas cuantas páginas, Auster se reconcilia con el lector, creando un final inesperado y durísimo muy pegado a la actualidad.
Quizá no recuperemos jamás al Auster de La música del azar o Leviatán, pero quizá también es demasiado pronto para desahuciar a un escritor que nos ha hecho pasar tan buenos momentos.

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