miércoles, 2 de junio de 2010

Desgracia de J.M. Coetzee: un retrato de la Sudáfrica postapartheid

Hay ocasiones en las que una novela te engancha tanto, logra meterse de tal manera dentro de ti, que al terminarla sientes una sensación de vacío, como de pérdida. Eso mismo me ha sucedido con Desgracia de J.M. Coetzee, una novela no muy extensa, que atrapa desde la primera página hasta su triste final. Coetzee es uno de los escritores sudafricanos más aclamados de los últimos años. Entre otros, ha sido galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 2003, el CNA (primer premio literario de las letras sudafricanas), el premio Booker o el Prix Étranger Femina. Unos premios más que merecidos, ya que Coetzee no es sólo un excelente contador de historias, con tramas interesantes y personajes bien trazados, sino que su forma de escribir es a la vez sencilla y sublime. Desgracia narra la historia de un profesor universitario de Ciudad del Cabo de 52 años que tiene una aventura con una alumna. Al descubrirse, y negarse el profesor a seguir los dictados de la sociedad bienpensante, tiene que renunciar a su trabajo. Esta situación le lleva a instalarse con su hija Lucy, que vive en una granja en medio de la nada. Allí, serán víctimas de un ataque de violencia fuera de toda razón que les cambiará profundamente. La historia que nos plantea Coetzee tiene dos planos, el principal en el que se desarrolla la acción, y un secundario en el que los pensamientos del profesor mezclados con sus vivencias, nos llevan a reflexionar sobre diversos temas. Coetze nos muestra la persistente opresión de los negros sudafricanos a manos de los blancos tras el apartheid, y su deseo de liberación, así como la misma opresión de las mujeres a manos de los hombres. Steve Jacobs ha llevado al cine esta historia, de la mano de John Malkovich. Una historia muy dura, pero realista, una novela que sin duda todo el mundo debería leer.

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