jueves, 20 de noviembre de 2008
Yossi y Jagger
Si hay una cosa que me encanta del cine es que una buenísima película te lleva a otra gran película. Es lo que me ha sucedido tras ver Caminar sobre las aguas del director israelí Eytan Fox -que ya comenté hace poco aquí-, me gustó tantísimo, que busqué su anterior film, Yossi y Jagger, una película que me ha fascinado aún más que la anterior. En ella se cuenta la historia real de amor homosexual entre dos oficiales israelíes en la frontera libanesa.La película fue muy polémica en Israel, ya que mezclar ejército y homosexualidad es algo que no entra en las conservadoras mentalidades israelíes. De hecho, en la película es una constante la necesidad de esconder su amor de los dos protagonistas, que no pueden decir abiertamiente lo que sienten a los demás. Es una historia preciosa, no sólo por la emotiva historia en sí y el tratamiento de la homosexualidad, sino por todo lo que transmite. Es una historia de amor en mayúsculas, independientemente de la condición sexual del espectador. No quiero contar mucho más del argumento, porque el final es clave en la historia, trágico, desde luego, no podía ser de otra manera. Hay también un marcado tono antibelicista, al abordarse el tema de la obligación para todos los jóvenes israelíes de hacer el servicio militar -tres años para los hombres y 21 meses para las mujeres, y cómo éstos jóvenes pierden los mejores años de su vida en una guerra ya eterna y sin sentido. Lo que más me gusta de Eytan Fox es que nos ayuda a los europeos -tan propalestinos como somos al ponernos al lado del más débil, y odiando siempre al israelí invasor-, a comprender mejor a los israelíes, el director los humaniza, y nos acerca a sus vidas, sentimientos, a esa espiral en la que están inmersos y de la que por inercia no pueden ya salir. Eytan Fox me ha enseñado algo que las típicas películas israelíes -que niegan el problema palestino y pintan Israel como una sociedad moderna perfectamente normal- y que las palestinas -que tan sólo humanizan a los palestinos y demonizan a los israelíes-, no me han enseñado nunca. Que ni hay buenos ni malos, que todos están inmersos en una espiral de violencia, y que en el fondo, todos los seres humanos somos iguales, amamos, odiamos... Para terminar quiero hacer una mención especial para el guapísimo actor israelí Yehuda Levi, que ha sido reconocido por su papel del sensible y extrovertido Jagger en la película, y que también participó en Munich.
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