miércoles, 28 de abril de 2010

El idiota de Dostoievski crea un nuevo Quijote

Dostoievski es un autor al que se le elogia principalmente una capacidad extraordinaria para comprender el alma humana y las pasiones que mueven a un individuo a comportarse de un modo determinado. No en vano, el autor ruso era gran admirador de Cervantes, y aprendió de forma autodidacta español para poder leer El Quijote en su lengua original, una novela que él calificaba de obra maestra, y con la que se han encontrado paralelismos con El Quijote. Parece ser que el personaje del Quijote inspiró a Dostoievski el del príncipe Mishkin - protagonista de El idiota- un ser cándido y bondadoso, lleno de extrañas fantasías e ideas exaltadas, del que se burla todo el mundo, calificándolo de idiota a pesar de poseer una gran inteligencia. El príncipe Mishkin lleva su bondad a tales extremos que renuncia al amor de la joven Aglaya, por irse con Nastasya, una chica malvada y desgraciada, sólo porque confunde la compasión con el amor. Todo ésto, como se puede esperar, culmina en un final trágico para todos los personajes de la novela. Además, de la habitual maestría del ruso para crear personajes y su prosa excepcional, aprovecha para plasmar algunas de sus ideas sobre la vida: la pena de muerte, la burocracia rusa, la alta sociedad, las diferencias tan marcadas entre pobres y ricos, la democracia..., son sólo algunos de los temas que trata en ésta extensa novela.

2 comentarios:

  1. ¿Qué puedo decirte Carol que ya no te haya dicho antes?. Como si me la hubiese leído. Mira que tiene mérito Dostoievski, aprendiendo español para poder leer el Quijote. Y a mi de pequeña cuando estaba en el cole, me obligaron a leérmelo (¡y mira que me costó!) está ahora mal que lo diga, pero en esos momentos me parecía de lo peor. Bueno mi niña hasta la próxima. Besitos.

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  2. El Quijote es un libro bastante complicado, por lo que lo de Dostoievski tiene doble mérito. Creo que es un error lo que nos hacen en España al pretender que de crios lo leamos en el colegio, a mí entonces no me gustó tampoco nada. Años después, en la carrera, una excelente profesora nos lo explicó pinto por punto, y entonces sí que conseguí disfrutar de él.

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